AT. El regreso del Príncipe

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Residencia Real Beckham. Sevilla, España.

El pequeño Castillo era una propiedad privada del Reino de Cadah, funcionaba para alojar a los miembros de la realeza que lo necesitaran. Tenía hermosos jardines que podían apreciarse desde los ventanales de los pasillos. En un pasillo largo y amplio, un hombre vestido con una bata conversaba con una preocupada pareja. La mujer sostenía con fuerza un collar entre sus manos mientras que el hombre la abrazaba con fuerza por los hombros.

—... el príncipe deberá evitar los cambios radicales de clima, altezas. Por ahora su estado de salud es bastante favorable –ambos suspiraron aliviados –. Aunque sugiero que se mantenga en observación por un tiempo. Cualquier cosa podría empeorarlo en cuestión de segundos.

—Lo entendemos, muchas gracias doctor Brown.

—Estoy a su disposición, majestades –el joven doctor se retiró.

La princesa heredera, Alison Miller, suspiró y su esposo la abrazó.

—Debemos decirle, princesa.

—Darrel, aunque lo hagamos él se negará.

—Amor, Ale aún es menor de edad... Legalmente podemos decidir por él, yo sé que no lo aceptará pero... –suspiró – Necesita el trasplante.

—Lo necesita urgentemente, pero jamás lo aceptará... Tienes razón, debemos decirle al menos. Estamos haciendo suposiciones que no sabemos si serán ciertas –Darrel le dió un beso en la cabeza y la tomó de la mano.

Los príncipes caminaron hacia la habitación donde su hijo estaba recostado en la cama mientras veía los árboles moverse. Su expresión era seria y un poco triste, pero en cuanto reconoció a sus padres entrar, su sonrisa iluminó la habitación aún más que la luz del atardecer que penetraban por los ventanales.

—Mamá, papá.

—¿Cómo te sientes hijo? –preguntó su padre sentándose a su lado.

—Estoy bien, no fue algo muy intenso.

—Lo sabemos, aún así nos tenías preocupados –dijo su madre acariciando su mano –¿Seguro que te sientes mejor?

—Si, mamá ¿Tenemos algún pendiente el día de hoy?

—No en realidad, cuando te desmayaste cancelamos todo –el joven hizo una expresión de pena.

—Lo lamento en verdad...

—No te preocupes, Ale. Descansa por el día de hoy que mañana tendremos un día agitado –su madre le sonrió con tanta calma que lo hizo sonreír también y acomodarse en la cama –. Ale... Hay algo que tenemos que decirte –los miró con atención –. Es sobre tu enfermedad.

El príncipe asintió y su madre suspiró.

—No hay una cura con medicamentos para ello hijo –Ale analizó cuidadosamente las palabras de su madre durante unos segundos.

—No hay una cura con medicamentos, pero ¿Podría haber una?

—Mas bien, es una solución diferente, hijo –dijo su padre.

—¿De qué va está otra solución? –preguntó con evidente curiosidad.

—Se trata de un trasplante, mi amor.

El joven príncipe frunció un poco el ceño con confusión.

—Pero si el problema es mi corazón, el trasplante tendría que ser de un corazón –sus padres asintieron –. Pero donar un corazón es literalmente donar la vida –sintió una leve presión en su pecho.

Tales of Cadah |#4| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora