AT. "Escondiendo Regalos"

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La reina tocó un par de veces la enorme puerta hasta que la mucama del príncipe la abrió desde adentro.

—Coeli ¿Qué estás haciendo aquí?

—Buen día, majestad. El príncipe me pidió ayuda –la reina miró al joven sentando en uno de los sillones frente a una mesa de centro envolviendo una caja de cartón. De un momento alzó la vista y miró a su abuela.

—Azura cumple años mañana –dijo al mismo tiempo que se encogía de hombros. La reina soltó una risa y se sentó a su lado para ayudarlo a envolver otra caja más pequeña mientras la mucama hacia lo mismo.

—¿Adrien, no crees que son demasiados regalos? –el joven alto suspiró.

—De hecho si, abuela... Pero aún siento que no me he disculpado lo suficiente por lo que hice.

—Adrien, no fue tu culpa. Gracias a ello, Azura pudo seguir estudiando y su familia viviendo muy bien.

—Si, pero... Yo sabía que la molestarían apenas me ausentara y lo hicieron... Quiero darle todo, quiero que tenga todo pero también siento que estoy exagerando un poco.

—30 regalos es exagerar de más, Adrien –el joven rio –. Sé que Azura estará más que feliz con cualquier cosa que le des o siquiera con que la felicites.

—Creo que tienes razón abuela. Guardaré los demás regalos para otras ocasiones –se puso en pie – ¿Coeli?

—¿Si, majestad?

—¿Me ayudas a esconder los regalos?

—Como usted ordene alteza –dijo haciendo una reverencia y comenzó a depositar los regalos ya envueltos en uno de los carritos dónde transportaban la comida.

—Abuela, ¿Podrías distraer a Azura o evitar que salga de su habitación? –la mujer lo miró seriamente pero él sonrió abiertamente entonces la reina suspiró.

—De acuerdo –el príncipe la abrazó y ella no tardó en devolverle el abrazo.

—Gracias abuela. Eres la mejor –al alejarse caminó a la puerta empujando el carrito y la chica salió detrás de él luego de hacerle una reverencia.

Sylvia miró a su alrededor y apretó la mandíbula intentando contener sus lágrimas. Cada vez su estado de salud era peor pero él sonreía tan feliz que no parecía realmente estar muriendo... Le partía el corazón saber que su amado nieto moriría pronto y que en cualquier momento su condición podría empeorar. Por eso lo apoyaba en todo lo que él hiciera.

Carraspeó y caminó a la puerta para salir al pasillo y buscar a la joven chica que seguramente debía estar en alguna de las salas del Gran Salón leyendo algún libro.

Coeli empujaba el carrito mientras tomaba algún regalo y se lo entregaba al príncipe quien colocaba carteles con mensajes y frases para Azura. El príncipe preguntaba sobre la familia de la chica, su salud, su estancia prácticamente su vida. Era una persona tan amable y atenta que era imposible que no te robara el corazón en cualquier sentido de la frase.

—Pasado mañana habrá un recital en la Casa de Asistencia de Cadah ¿Cierto?

—Es verdad alteza, recibí la invitación por vivir en el reino, pero...

—Tu hermano se pondrá muy feliz de verte ahí, Coeli.

—Majestad, no está dentro de mis días libres –el príncipe le sonrió.

—Lo sé, pero me estás ayudando con esto así que tómalo como una recompensa de mi parte.

—Majestad yo... –él alzó las cejas con una tenue sonrisa y la chica suspiró –Se lo agradezco en verdad, príncipe Nathaniel.

Tales of Cadah |#4| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora