🔹Entre fiestas y bromas🔹

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— Vale, iré contigo a esa fiesta — respondí lanzando un suspiro cansino —

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— Vale, iré contigo a esa fiesta — respondí lanzando un suspiro cansino —. Pero Sucie tiene que venir con nosotros también.

En un principio el muchacho compuso un gesto que revelaba claramente que la condición no le había agradado mucho, pero tenía que estar total y completamente consciente de que el paquete de la novia falsa incluía a la mejor amiga de ésta, la cual estaría muy pegada a mí.

Sucie era mí amiga desde hace más de dos años, casi justo cuando entramos a preparatoria y él se había alejado de mí por esa vida social de chico popular que ahora llevaba.

— Está bien — aceptó tras casi un minuto de pensarlo bien —. Dile a tu amiga que pasamos por ella poco después de las nueve.

— Ya estás — exclamé dedicándole una sonrisa antes de salir de su auto —. Nos vemos mañana.

Y tras decir eso cerré la puerta del coche de Nathan, le hice una seña de despedida con la mano y fui directo al umbral de mi casa. Escuché a mis espaldas el rodar de las llantas sobre el asfalto, y antes de abrir la puerta me volví un momento solo para ver el auto desaparecer en una esquina de la calle en una lista borrosa color oscuro.

— Mamá. — dije yo entrando en la habitación que se hallaba justo frente a la mía en el pasillo del segundo piso.

Asomé la cabeza por la puerta que se encontraba entre abierta y eché un vistazo dentro, encontrando a la mujer frente a un gran bulto de ropa que al parecer había estado doblando. Sin esperar respuesta a mí llamado, entré en la alcoba de blancas paredes y cortinas semi transparentes.

— Hola. — saludé con un hilo de voz casi inaudible.

Ella solo levantó la vista sin decir palabra y esperó con una prenda en las manos a medio doblar.
No era experta en hacer eso, casi nunca había ido a fiestas antes, si acaso un par de reuniones que terminaban antes de media noche y era todo.

— Van a dar una fiesta mañana por la noche — comenté yo sintiendo que hasta me picaba la garganta al hablar —. Y quería saber si me podías dar permiso para asistir.

Llevé mi cuerpo a pasos lentos hasta el borde de la cama y me senté como si llevara sobre mí una granada que fuera a explotar con el más pequeño de los movimientos en falso que hiciera.

— Mmmm... — exclamó ella dejando la prenda sobre una pila de ropa perfectamente doblada —. ¿Con quién irás?

— Con Sucie y Nathan — respondí yo.

Mi mamá se tomó el tiempo para doblar un par más de las prendas que se encontraban sobre la montaña de ropa, las alisó delicadamente con ambas manos en completo silencio, mirando atenta como si su vida dependiera de lo bien que quedaran y luego, cuando estaba pensando en salir huyendo de ahí para llamar al muchacho diciendo que se cancelaba la maniobra, ella levantó la mirada de nuevo.

Un favor para Nathan 	[COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora