🔹Accidentes y detenciones🔹

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Al llegar a casa me encontré con mi mamá sentada en uno de los sofás de la estancia, llevaba el pijama puesto y su rostro reflejaba el profundo cansancio que sentía en ese momento. Al verme entrar en la casa esbozó una floja sonrisa que luego fue acompañada por un largo bostezo.

— ¿Me has estado esperando? — pregunté sintiéndome conmovida.

— No podía dormir sabiendo que no estabas en tu cama — dijo ella poniéndose en pie y yendo hacia mí —. ¿Cómo ha estado la fiesta?

— No fue la gran cosa — dije yo caminando a su lado —. Pero alguien subió una bicicleta hasta lo más alto de un poste de luz. — comenté recordando el un tanto gracioso suceso.

— Vaya, en mis tiempos no hacían eso. — respondió ella con el ceño levemente fruncido.

El domingo pasó frente a mí como un suspiro en la boca de una persona enamorada... veloz y graciosamente inesperado. Cuando menos lo esperé el sol se había puesto tras las copas de los árboles que adornaban todo el largo de la calle.
Las hojas de estos habían comenzado a caer dando paso al otoño, dejando una leve mancha rojiza sobre el césped de los muchos patios delanteros. Las mismas hojas que crujieron bajo mis pies, cuando la mañana del lunes crucé el jardín para ir directo al auto que me esperaba frente a la acera de mi casa para llevarme a la escuela.

— Está todo bien, ¿verdad? — inquirió el muchacho al estacionar el auto en el aparcadero del enorme edificio escolar —. Hablo por lo del beso de la otra noche.

— Claro que está todo bien — le dije yo dedicándole una sonrisa —. Es parte de todo esto, ¿no? — le di un golpecito en el brazo tratando de aligerar el ambiente a nuestro alrededor —. No te preocupes, Nate. Todo es parte del trato. — le guiñé un ojo mientras le dedicaba una sonrisa.

El muchacho sonrió al escuchar mi respuesta y luego salimos al mismo tiempo del auto acomodándonos las mochilas sobre el hombro en nuestro camino hacia aquel enorme inmueble que se alzaba a varios metros frente a nosotros, dispuestos a mostrarnos frente a todos como un par de novios enamorados.

Las primeras clases de aquel día fueron bastante llevaderas y hasta un tanto aburridas, ya saben, varias horas de escuchar al profesor hablar largo y tendido sobre temas que te hacían bostezar involuntariamente, varias hojas de notas sobre aquellas clases y el mirar el reloj una que otra vez esperando a que todo eso pasara para poder ir a comer algo y despejar la mente un poco de todos aquellos temas que nos inundaban la mente como una lluvia constante.

Y así fue, el tiempo puede parecer disminuir a veces su camino, pero tarde que temprano éste pasa y los momentos esperados llegan.

— Eso fue lo mejor del mundo... ¿Y sabes qué es lo mejor aún? — exclamó Su.

Yo solo la miré esperando a que me dijera qué era eso que se suponía era lo mejor del mundo. La muchacha esbozó una sonrisa llena de satisfacción, lanzó un suspiro y miró alrededor antes de continuar con su comentario.

Un favor para Nathan 	[COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora