🔹Verdades a medias🔹

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— ¿Qué dices?

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— ¿Qué dices?

— ¿Qué? — pregunté al darme cuenta de que Nate había estado hablando conmigo y yo no escuché nada de lo que me había dicho.

— Derick hará una reunión para celebrar — repitió él mirándome extrañado —. ¿Quieres ir?

— ¡Sí, Maddi! ¡Vamos! — decía Sucie emocionada.

Miré a todos los presentes, se miraban entusiasmados con la idea, pero yo realmente no me sentía con ánimos, y menos después de lo que acababa de pasar.

— No lo creo — contesté con desánimo —. No me siento muy bien... Pero puedes ir tú.

Sucie hizo un gesto de inconformidad ante mi comentario.

— ¿Estás bien? — preguntó Nathan al instante.

— Sí, solo un poco cansada — repuse yo —. Vayan ustedes. Diviértanse por mí.

— ¿Estás segura? — insistió el muchacho —. Puedo llevarte a casa...

— No — exclamé interrumpiéndolo —. Vayan, insisto.

Nathan torció los labios no muy convencido, pero al final aceptó.
Me despedí de ellos con una sonrisa para que dejaran de preocuparse y este me besó la mejilla y me dio un abrazo, pero no quitó sus ojos de mí hasta que me perdí de su campo de visión.

Anduve entre las personas que quedaban en los terrenos del colegio y se encaminaban hacia el estacionamiento con el objetivo de ir a casa, observando atenta, con la esperanza de ver a aquel grupo de chicos a quienes todos apodaban los raros.

No podían estar tan lejos... y en efecto, arremolinados en torno a un auto pequeño color blanco a punto de subir para marcharse, estaban Atwood y los demás muchachos.

— ¡Ati!

Este se giró al momento que mi voz llegó hasta él, pero no fue el único.

— Hola, chicos — saludé al resto y se escuchó el saludo unísono de estos a su vez —. ¿Podemos hablar? — inquirí esta vez mirando al muchacho de ojos verdes.

— Claro. — aceptó con un tono de voz algo apagado.

Caminó hasta mí y me miró atento, pero sin el asomo de su típica sonrisa divertida en los labios.

Abrí la boca para comenzar a hablar con él, pero noté que no era el único interesado en escucharme. Lancé una mirada por encima de su hombro en silencio, y comprendió al instante lo que estaba ocurriendo.

— Vamos, te acompaño a casa y hablamos en el camino. — dijo Ati con una cabezada que señalaba en dirección a la calle.

Yo asentí en silencio y luego él se dirigió a los chicos a sus espaldas, los cuales nos miraban casi sin parpadear de pie junto al auto de Danielle.

Un favor para Nathan 	[COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora