🔹Verdades a voces🔹

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Su carcajada resonó en mis oídos, hizo eco en mi pecho, moviendo algo dentro de mí que pareció quebrarse en mi interior

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Su carcajada resonó en mis oídos, hizo eco en mi pecho, moviendo algo dentro de mí que pareció quebrarse en mi interior. Lo sentí caer con fuerza desde mi garganta y golpear haciéndose añicos en la parte baja de mi estómago. Y mi cordura se fue, me abandonó, dejando en mí una amarga y corrosiva furia que se incrementó de una manera inimaginable.
Perdí todo control sobre mi cuerpo, que parecía actuar por cuenta propia, avalanzandose contra la castaña de labios rojos y sonrisa de suficiencia que estaba frente a mí. La cuál al ver mi movimiento hizo que su reacción cambiara al instante, dejando en su joven rostro una mueca de sorpresa entremezclada con terror.

— ¡Nathan casi muere por tú culpa! — exclamé con voz atronadora.

La boca de la muchacha se abrió en un gesto de desconcierto. No me importó su estatura que sobrepasaba la mía, sus uñas que asemejaban las de unas enormes garras, ni mucho menos esa sonrisa que acababa de borrar.

— ¿Qué diablos...? — vociferó ésta completamente estupefacta.

Había tomado a Amanda por los hombros y la había estampado con fuerza contra la máquina de golosinas, haciendo que unas cuantas de éstas cayeran de su lugar con el impacto.

— Maddi, sueltala... — chilló una voz tras de mí.

Sucie estaba a mis espaldas, tenía una mano sobre mi hombro y su voz casi suplicante intentaba que yo dejara a la muchacha que mantenía contra el cristal de aquella máquina enorme de forma rectangular.
Pero no era la única que se había dado cuenta de lo que ocurría.
Al mirar a mi alrededor me percaté de que todos y cada uno de los ojos dentro de aquel enorme lugar estaban puestos sobre mí. Parecía una escena puesta en pausa, nadie parecía respirar, ni siquiera se movían de sus sitios. Todos esperando, inmóviles en la espera de lo que pudiera pasar en cualquier momento.
Mis manos se aflojaron poco a poco y se alejaron del cuerpo de Amanda, sintiendo mi respiración agitada hacer bailar mi pecho de arriba abajo y el corazón latirme con violencia.

— ¡Todos ustedes son una maldita manada de falsos! — grité con el coraje aflorando en mí —. ¡Idolatrando a otros idiotas más falsos que ustedes y rechazando a personas que realmente son ellos mismos ...!

Luchaba por que mi voz no me traicionada y se quebrara frente a todos en ese mismo instante.

— Decían amar a Nathan cuando lo veían en la cima... Y cuando realmente se quiso mostrar como era le dieron la espalda — continué mirando a cada uno de los presentes que me miraba atentamente —. ¡Estuvo a punto de morir y a nadie parece importarle!

Alcancé a ver los rostros de los chicos del equipo de fútbol en la mesa del centro, esa en la que antes era común ver a mi amigo.

— Estás loca. — repuso Amanda a mi lado en un tono cargado de malicia.
— Al menos no soy una maldita bruja como tú, Amanda. — respondí yo, y acto seguido le di un empujón que la hizo perder el equilibrio.

Un favor para Nathan 	[COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora