engaño

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- ¿Ves la estrella que está por allá?

- ¿Esa que brilla mucho? Sí, la veo.

- Pues tú brillas el triple de lo que brilla esa estrella.

- Pero la estrella es bonita, y yo soy feo.

- Tú eres hermoso, Felix, eres lo más bonito que mis ojos han contemplado alguna vez.

Mentiras.

Todo era mentira.

Tiró otra piedra contra el mar, descargando en ese tiro su enojo.

¿Cómo fue tan tonto para no darse cuenta de las intenciones de Chan?

Tiró otra, acompañada de un pequeño grito de enojo.

Se enamoró ciegamente y pensó que la otra persona sentía lo mismo.

Y no fue así.

- ¡Me mentiste!- tiró otra piedra más.- ¡Me mentiste por más de tres años!- tiró dos piedras juntas.- ¡Y yo te creí, confié ciegamente en tí y te lo entregué todo, y tú no te merecías nada!

Se sentó de golpe, como si eso lo fuera a ayudar en algo.

Pero nada cambiaría el pasado, ni lo que Chan le hizo.

Se sentía dolido y usado, como si fuera un objeto que cuando no funciona nada más se tira a la basura.

Su corazón dolía, su alma dolía y su cuerpo dolía.

Casa centímetro de su piel le ardía, cada parte que había sido tocada por Chan le asqueaba, cada célula de su piel le molestaba, la sentía sucia.

Y él en el fondo también se sentía así, como si Chan lo hubiera ensuciado. Como si lo hubiera contaminado o llenado de sus malas acciones, como si se hubiera aprovechado de él en cada momento.

Se sentía sucio, y por más baños que se diera se seguía sintiendo igual.

Podía mentirle a cualquiera, pero no se podía mentir a sí mismo.

Chan había sido una parte importante de su vida, había significado tanto en tan poco tiempo.

Felix lo había amado, con todo su corazón. Había puesto atención en cada detalle con tal de demostrarle a Chan que su amor era real, que él estaba verdaderamente enamorado y no se quería alejar por nada en el mundo.

Siempre intentó ser el mejor, en ser comprensivo, en darle los mejores regalos para su cumpleaños y el aniversario, de cocinar comidas ricas para ambos, de mantener su aspecto hermoso para que Chan no perdiera el interés.

¿Y qué había conseguido a cambio?

Casi nada, mientras él se esforzaba, a Chan parecía darle todo igual. No escuchaba a Felix cuando este le hablaba, no se esforzaba en comprar regalos, y cada vez que debía cocinar compraba comida rápida para ambos.

Felix se dió cuenta de que algo malo estaba pasando, pero cuando se lo comentó al mayor, este le pidió perdón por el descuido y comenzó a preocuparse más por él.

Mucho más.

Le daba más mimos, le daba regalos incluso cuando no eran fechas importantes, salían a citas bastantes veces al mes, pasaban tardes viendo películas. Incluso Chan le pidió a Seungmin que le enseñara a cocinar algunas cosas para sorprender a Felix.

Y Felix pensaba que vivía en una relación perfecta.

Pero lo perfecto no existe.

Y eso le había quedado claro.