engaño

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— ¿Cómo te sientes?
                     
— Bien, estoy bien. Solo algo cansado y molesto por estar conectado a tantas cosas.
                     
— Es necesario, así te pueden monitorear siempre y estar al tanto de tu estado.                    
— Nada más va a ocurrir, eso es seguro.
                     
— No lo sé, Minho, ya no estoy seguro de nada.
                     
Ya habían pasado unos días desde el trasplante, Minho ya no estaba conectado a un respirador artificial y estaba despierto. Jisung aprovechaba de estar con él todo el tiempo que estaba permitido, aprovechando al completo el horario de visita.
                    
Jisung no había preguntado nada relacionado con la enfermedad de Minho y el porqué la ocultó tanto tiempo, dejaría que le mayor se lo explicara cuando se sintiera listo, y sobre todo que no se sintiera presionado con responder.
                     
Minho sabía que en algún momento tendría que explicarle todo a Jisung, y eso lo asustaba, porque no quería que el menor se sintiera mal o se enojara con él. Sabía, gracias a sus amigos que lo habían visitado, que Jisung había permanecido la mayoría del tiempo en el hospital, sin importarle si no comía o no dormía bien, solo quería mantenerse junto al mayor.
                    
Se sentía un poco culpable, preocupó a todo el mundo, y sobre todo preocupó a Jisung, ahora pensaba que quizás debería haberlo dicho antes, contarle de su enfermedad, pero nuevamente había decidido resolver los problemas por él mismo y mantener todo en secreto.
                     
Jisung jugaba con su mano lentamente, y él lo dejaba, viendo como el menor jugaba con sus dedos y los entrelazaba con los suyos, para después separarlos y volver a unirlos. Minho solo lo observaba en silencio, viendo al hermoso ángel que tenía a su lado,contra viento y marea.
                     
El menor le había contado que el donante llegó justo tiempo, que no sabía su nombre porque la familia decidió mantenerlo en anónimo, que la operación fue larga y hubieron varios momentos de riesgo, pero que al final todo había resultado bien. Le contó también que había pasado un mes y medio en el hospital, y que debía seguir ahí un tiempo más.
                     
— Supongo que como ahora estoy mejor, te irás a casa y descansarás más, ¿verdad? Me sentiré mal si te sigues quedando aquí por las noches.—  Minho apretó suavemente su mano.— Debes descansar mucho bebito, tienes que estar fuerte.
                     
— Sí, descansaré y comeré más, pero también vendré a verte todos los días, no creas que te dejaré solo aquí.— respondió.— Pero ahora estoy más tranquilo porque tú estás bien.
                    
Ambos se sonrieron, mostrándose el amor que sentían.
                     
La puerta sonó, y una enfermera entró al lugar.
                     
— El horario de visita acabó, debe irse.— Jisung hizo una mueca al escucharla, pero asintió. La enfermera sonrió y salió de la habitación, dejando a Jisung con un poco de tristeza.
                    
— Debo irme, pero volveré mañana.— se acercó al rostro de Minho, y besó sus labios, antes de levantarse de la camilla.
                     
— Cuidado en el camino, no quiero que te ocurra algo.— el menor asintió, alejándose de Minho mientras se despedía con su mano.
                     
Salió de la habitación, comenzando a caminar por el pasillo, pensando en todo lo que tenía que hacer.                    

En la calle, sus amigos lo esperaban, todos vestidos negro o con alguna prenda negra.
                  
Los observó a todos con una mueca, y se acercó, sin decir palabra alguna.
                  
— ¿Estás seguro que quieren hacer esto?—  preguntó Seungmin, mirando a sus amigos.
                     
— Es lo mínimo que podemos hacer por él, no es necesario que me acompañen si no quieren, sobre todo tú Felix, si no quieres ir lo entenderé.
                     
— No, está bien, iré.— respondió.— Por el cariño que le tuve iré a despedirlo.
                     
                    
Todos llegaron juntos, acercándose lentamente. Reconocieron a la familia de Chan, llorando mientras observaban el ataúd que contenía el cuerpo sin vida del mayor.
                    
Jisung comenzó a llorar, y Felix también, solo que este era consolado por Changbin, mientras que Jisung buscaba consuelo en los brazos de su hermano mayor.
                     
Todo era tan deprimente, el aura del lugar era tan cargado de tristeza que deprimía incluso a la persona más feliz que existiera sobre el planeta.
                     
— Si alguien quiere pasar a decir algunas palabras, que pase ahora—  El cura del lugar dio la palabra, esperando que la gente se acercara a liberar sus sentimientos.
                     
Jisung soltó a Seungmin, y se acercó al frente, preparando sus palabras.
                    
— Chan, de verdad que te admiro.—  partió hablando.— Sacrificarte de esta manera por Minho, acabar tu vida por salvar la vida del hombre que amo no tiene precio. Siempre te quise, desde que te conocí, fuiste mi mejor amigo por largos y largos años, donde manteníamos el contacto siempre, y nos cuidamos el uno al otro. Cometiste un error, si, pero supiste aceptarlo y pedir las disculpas correctas. Por un momento pensé que no te vería más, que tú quedarías solo dentro de mis recuerdos que se irán desvaneciendo con el paso del tiempo, pero no, llegaste a mi cumpleaños, y me hiciste sentir completo al verte ahí, de pie, diciendo que no querías perderte mi cumpleaños. Disfrutamos juntos mi día, como hacíamos hace años, y créeme que con el solo hecho de que hayas ido era suficiente, pero te esforzaste en buscar el regalo adecuado para mi, y eso lo voy a agradecer. También quiero agradecerte todos esos lindos años de amistad que compartimos, todos los buenos recuerdos, los cuidados, la preocupación y las sonrisas. Siempre te querré.
                     
Retrocedió, y volvió junto a Seungmin, a la vez que Felix avanzaba para decir todo lo que sentía.
                     
— Desde que te vi, me llamaste la atención, tu forma de ser conmigo, la dulzura con la que me tratabas, los besos y las caricias fueron mis cosas favoritas de nuestra relación. Por todos los años de relación que tuvimos, te agradezco todo lo que hiciste por mi, por todo lo que te preocupaste y me quisiste, por todo lo que me apoyaste en mis planes. Gracias por quererme ese tiempo, y te sigo queriendo porque fuiste capaz de admitir tu error, sino que también lo aceptaste y me dejaste libre, me curaste de todo dolor que yo sentía, reparaste mi alma con solamente disculparte. Y el hecho de que donaras tu corazón muestra lo arrepentido que estabas, y lo mucho que querías solucionar todo, también demostraste que estabas dispuesto a dar todo por tu amigos, y eso habla muy bien de ti como persona. Siempre te llevaré en el corazón. Siempre.