14;♡

2.3K 214 96
                                    

Abrió la puerta, sorprendiéndose por la oscuridad del lugar.

Colgó su abrigo y dejó sus llaves en la mesa de la entrada, al igual que su teléfono. Dejó a un lado su pequeña maleta, la cual contenía poca ropa.

Caminó hasta el salón y se sorprendió de verlo ahí, sentado como una estatua, con la mirada perdida en algún punto del salón.

Pero no, los pensamientos del mayor ya no serían más su preocupación.

— Pensé que no llegarías.— su voz resonó por todo el lugar, interrumpiendo el silencio que había hace algunos minutos.— Como no regresaste conmigo, pensé que te quedarías más tiempo allá.

— Necesitaba pensar en soledad, sin tí.— los ojos del mayor se clavaron en los suyos.— No me mires así, no conseguirás nada.

— ¿Te vas a ir?— preguntó, aún con sus ojos clavados en el menor.— ¿Tirarás a la basura todo el sacrificio?

— ¿De qué sacrificio hablas?— Minho lo miró amenazante.— ¿El mentir por meses, o el sacrificio que hago al seguir junto a tí?

— Tú me quieres, por eso sigues aquí.

— No, Chan, las cosas ya no son así.— Minho negó, moviendo su cabello de un lado al otro.— Si yo te quisiera, no sentiría como una carga el tener que estar contigo, y para qué nos engañamos, si sabemos que tú tampoco me amas a mí.

Chan se sorprendió, levantándose del sofá. Avanzó unos pasos hasta quedar frente a Minho, solo para mirarlo bien a los ojos.

— Luché mucho tiempo por tí, Minho, por conseguir tu atención y amor. No vuelvas a decir que no te amo.

— ¿Luchaste, o engañaste a Felix y Jisung por mucho tiempo?— Minho se mantenía firme.— Porque supongo que Felix no sabe que saliste con él solo para estar más cerca de mí, y supongo que Jisung tampoco sabe que le decías que yo era mala influencia solo para que me dejara y tú poder acercarte.

Su vista se desvió, sintiendo el tacto de la mano de Chan sobre su mejilla, y luego sintió el ardor.

Chan lo acababa de abofetear.

Lo miró con ira, apoyando su mano sobre su mejilla. Chan, al darse cuenta de lo que acababa de hacer, retrocedió sorprendido.

— ¿¡Con qué derecho vienes tú a abofetearme, Chan!?— le gritó.— ¿¡Te dolió que dijera la verdad sobre tus actos!?

— ¡Cállate!— le gritó de vuelta.— ¡No lo vuelvas a repetir en tu vida!

— ¡Te duele que tus planes se hayan arruinado! ¡Te duele que al final hayas alejado a las tres personas que más llegaste a querer por culpa de tu estupidez!

— ¡Yo amaba a Felix!

— ¡Como amigo! Nunca lo viste con otros ojos, por eso se te hizo fácil engañarlo, ¡y enredarme con esto!— Minho quitó la mano de su mejilla, viéndola un puño.— Pero ya no más, Chan.

Minho avanzó y empujó a Chan con toda su fuerza, haciéndolo caer a unos metros de distancia.

Entonces comenzó la pelea.

— ¡No sabes cuánto he sufrido por todo esto!_ gritó Chan.— ¡No digas que no amé a Felix, porque sí lo hice!

— ¿¡Entonces lo amabas a él mientras me amabas a mí!? Ni tú te entiendes, Chan. Deja de mentir y di la verdad.

Chan se levantó del piso, ayudándose de sus manos. Una vez estuvo en pie, avanzó hacia Minho.

— ¡Yo no tengo nada que decir!

engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora