21;♡

1.8K 192 75
                                    

— ¿Quieres lo mismo de siempre?

Ambos se sentaron en la mesa más alejada que encontraron, buscando algo de privacidad.

— Sí, por favor.— le pidió Jisung. El menor metió su mano en el bolsillo, buscando algo de dinero para entregarle a Minho.

— Oh, no es necesario.— lo detuvo Minho.— déjame invitarte al café, es lo menos que puedo hacer por tí.

Jisung lo miró un segundo antes de asentir. Minho se alejó hasta la fila y Jisung aprovechó para sacar su teléfono.

Comenzó a escribirle a Seungmin, avisándole que ya estaba junto a Minho y que seguía nervioso, que no sabía por dónde empezar la conversación y que tenía miedo de las respuestas. El mayor lo calmó un poco con mensajes bonitos y corazones, transmitiéndole un poco de confianza.

Cuando Minho llegó nuevamente, se despidió de Seungmin y guardó su teléfono en su bolsillo, algo incómodo.

— Aquí está tu chocolate caliente y tu media luna.— Minho dejó lo pedido frente a él.— Y para mí un capuchino y una media luna también.— se sentó frente a Jisung, quedando cara a cara.

Minho intentaba hacer el ambiente un poco más cómodo para él y para el menor, pero Jisung parecía no querer colaborar mucho. En el fondo Minho lo entendía, el menor no se sentía cómodo a su lado.

— Bien, ¿qué quieres saber?— preguntó Minho, dándole un sorbo a su café.

Minho se mantuvo en silencio, pensando muy bien en qué decir.

Ahora tenía a Minho frente a él, dispuesto a contestar todas sus preguntas.

Si era sincero, tenía mucho miedo.

Quería saber la verdad, pero temía lastimarse más de lo que estaba.

Suspiró, miró a Minho y cuando vio que este le sonreía de lado, se decidió por preguntar.

— ¿Cuando fue la primera vez que pasó?

Hubo un silencio, y Jisung aprovechó para beber, evitando mirar a Minho directamente.

— La primera vez que pasó, ninguno estaba del todo consciente.— Minho soltó una risa amarga.— ¿Recuerdas las pijamadas que hacías con Felix algunos fines de semana?— Jisung asintió, aún sin mirarlo.— En una de esas, cuando ambos se quedaron en nuestro apartamento, yo me fui al de Chan. Era un viernes en la noche, y decidimos salir de fiesta un rato para divertirnos en vez de quedarnos en casa aburridos. Salimos y bebimos de más, recuerdo que nunca antes había bebido tanto como aquel día, y cuando llegamos al departamento otra vez, pasó eso.

Jisung mantenía la vista fija en el chocolate, escuchando las palabras de Minho atentamente.

Ahora se sentía culpable, porque si no le hubiera pedido a Minho que lo dejara solo en el departamento quizá nada de eso hubiera pasado.

Minho lo conocía, y sabía perfectamente que estaba pasando por la cabeza del menor, así que rápidamente volvió a hablar.

— No quiero que pienses que es tu culpa, porque no lo es.— Jisung levantó la vista.— Fue culpa de Chan y mía, no tuya o de Felix.

— Si tanto me amabas, ¿por qué me seguiste engañando con Chan?— los ojos de Jisung se llenaron de lágrimas, aunque las ignoró, concentrándose en los ojos que tenía en frente.

— Intentamos detenerlo, pero no pudimos. De algo pequeño se fue transformando en una necesidad enfermiza, y no podíamos parar. Lo intentamos, créeme que sí, pero al final siempre terminábamos juntos otra vez.

engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora