engaño

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- Anda, apresúrate.

- Ya, calma.

El menor tiraba del brazo al mayor, caminando por la arena.

- ¿Tú crees que esté muy helada?

- Demasiado, pero me da igual.

Cuando llegaron cerca de la orilla del mar, soltaron sus manos y se sacaron sus zapatos.

Jisung fue el primero en acercarse al mar, dejando que el agua tocara suavemente sus pies.

Dio un pequeño grito de asombro, a la vez que reía.

Minho rió al verlo, y se acercó, abrazándolo por la cintura.

Cuando el agua volvió, ambos se rieron y se quejaron por lo fría que estaba el agua.

- ¡Está demasiado helada!- S
se quejó el menor, tomando los brazos del mayor con un poco de fuerza.

- Fue tú idea, ahora te aguantas.- Minho apoyó su mandíbula en el hombro de Jisung.- Aunque no está tan helada tampoco.

- ¿Como que no? Mis pies se congelaron en el segundo que el agua los tocó. Ahora tengo mis pies congelados.- Jisung rió, cerrando sus ojos.

Cuando la ola volvió, y Jisung se preparaba para sentir el frío, Minho lo levantó de la cintura, sus pies dejaron de tocar la arena, y por ende, tampoco tocaron el agua helada.

Minho lo bajó cuando el agua se había alejado.

- Gracias por salvar mis pies.- rió.

- De nada, bebé.

Siguieron jugando ambos un rato más, luego comenzaron a salpicarse agua entre risas, tratando de no mojarse mucho ya que hacía un poco de frío.

Jisung se estaba divirtiendo de verdad.

Y Minho también.

Todo era risas y diversión para ambos.

El mayor solía levantar a Jisung del piso cuando venía mucha agua, haciéndolo sentir maravillado.

El amor tiene ese efecto.

El amor es muy hermoso, y a la vez es muy destructivo.

Porque un día estás feliz con tu pareja, y al otro discuten y ambos sufren un dolor inmenso.

O se separan, y se demoran en que sus corazones vuelvan a sanar.

Porque el amor era como una droga, adictiva pero dañina.

Tenía el poder de hacerte caer por alguien, como a la vez tenía el poder de destruirte en mil pedazos si todo salía mal.

El amor podía ser tu amigo, y a la vez tu enemigo.

Algo que Jisung había aprendido muy bien.

Pero ahora estaba cayendo nuevamente en esa dulce mentira.

Porque el amor es una mentira con algo de azúcar, además de felicidad y lágrimas.

El amor no es para siempre, y eso cuesta entenderlo.

Minho también estaba cayendo en ella.

Una dulce visión de la vida, que al romperse te destruye por completo.

Jisung miró las rocas, y sonrió.

Ahora él se sentía fuerte como una roca, dispuesto a que ningún problema lo derrumbara.

Él era fuerte, y con Minho a su lado lo era mucho más.

- Estira tus brazos un poco.- Jisung obedeció la petición de Minho, y extendió sus brazos hacia los lados.