Epílogo

1.8K 143 64
                                    

Sentir la arena nuevamente entre sus manos era una sensación asombrosa.

Había extrañado ver el mar, se le había hecho costumbre verlo todos los días, pero con el cambio de casa todo eso quedó en el pasado.

Ahora estaba de vuelta, pero no llevado por la tristeza, sino que llevado por la mayor felicidad que podía existir en su cuerpo y mente.

Todos estaban reunidos junto a él, conversando mientras disfrutaban de los sandwichs que había preparado Seungmin junto a Hyunjin esa misma mañana. Aprovechaban el sol y hablaban de temas triviales, divirtiéndose gracias a la compañía del resto de sus amigos.

Estaba en una posición cómoda, con su espalda apoyada en el pecho de su novio, y la cabeza apoyada en su hombro. El mayor le dejaba suaves caricias en su cintura de vez en cuando, mientras hablaba alegremente con el resto de los chicos.

El día estaba precioso, el cielo destacaba sobre todo, dejando en claro la hermosura que poseía gracias al sol y a las nubes. Los árboles también destacaban a la distancia, embelleciendo más el paisaje de lo que estaba. Jisung lo observaba cuidadosamente, guardando la imagen mental en su cabeza, para después poder retratarlo al llegar a su casa.

A pesar de la diversión y la belleza, estar en aquella playa le traía recuerdos que lo entristecían, como aquella vez que discutió con Chan y Minho, donde el mayor le preguntó por los cortes en su muñeca. No era un bonito recuerdo, en absoluto, pero era uno de los recuerdos que tenía del lugar. También recordaba la vez que fue acompañado de Minho, y estuvieron jugando en el mar y con la arena, construyendo su propio castillo de arena.

Era una mezcla agridulce creada en su garganta, ambos recuerdos le provocaban distintas emociones, tristeza y felicidad conviviendo en su interior. Pero ninguna sobrepasaba a la otra, se mantenían ambas dentro del mismo límite, sin llegar a cambiar mucho su ánimo.

Porque lo que menos quería era estar triste en un día como ese, claro que no. Quería sentirse feliz y poder reír junto a sus amigos, bromear y disfrutar.

Entonces todos explotaron de risa, y Jisung volvió a conectar con la realidad, tratando de encontrar el motivo de la risa de todos.

— Pero es verdad.— se defendió Seungmin.— Bailo mejor que Nam.

— Yo lo dudaría.— Hyunjin negó.— El dios del baile aquí soy yo.

Seguido de eso todos rieron.

— Les mostraría, pero simples mortales como ustedes no son dignos de ver algo tan hermoso como yo bailando.

Las risas seguían.

— Ah, es genial estar otra vez todos juntos, se siente fantástico que todos riamos a la vez.— Hyunjin miró a sus amigos.— Es genial verles las caras, chicos.

— Es verdad, ustedes son los que están más lejos.— Jisung opinó.— Felix y tú viven en este paraíso hermoso y nosotros vivimos entre edificios y contaminación.

— Pero igual nos juntamos, y ustedes saben que nos pueden venir a visitar cuando quieran.— Changbin sonreía, con su típica sonrisa tierna.— Siempre habrá un lugar para ustedes, en mi casa y en mi corazón.

El resto se manifestó con exclamaciones de ternura.

— Basta, tu ternura le hace mal a mi corazón.— Felix puso la mano en su pecho de manera dramática.— Deberías controlarte antes de que tu ternura nos absorba por completo.

Minho sacó su celular, y sonrió a la pantalla.

— Ya está publicada la entrevista que le hicieron a Mina.— Jisung también observó el teléfono.— Es bastante extensa, e incluye unas imágenes. De seguro todos querrán comprar la revista en físico.

engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora