53;♡

847 99 14
                                    

El silencio se había instaurado en la sala.
                     
Nadie hablaba, nadie miraba a nadie, todo era silencio.                   

A Jisung le incomodaba eso.
                     
— Bien, ¿qué será lo primero que haremos hoy?— preguntó, llamando la atención de todos.
                     
— Iremos al restaurante que te gusta, y luego al parque de diversiones.— Seungmin fue el que decidió hablar.— Podemos agregar algo extra si quieres.
                     
— Lo veré después, me basta con eso por ahora.— sonrió.— Muy bien, vamos andando, tengo hambre.
                     
— ¿Chan irá con nosotros?— Minho preguntó, sin mirar a su novio.
                     
Jisung suspiró.
                     
— Escuchen, por todo lo que dure el día, no quiero peleas ni malas caras, mucho menos malas palabras entre ustedes. Quiero disfrutar de mi cumpleaños en paz, no en medio de una guerra.— habló con seriedad.— Así que dejen el odio de lado y disfrutemos todos juntos, gracias.
                     
Chan sonrió cuando Jisung le sonrió.
                     
Todos tomaron sus pertenencias, y salieron del departamento, camino al restaurante.
                     
Al parecer las palabras de Jisung habían servido, ya que los chicos conversaban con normalidad, incluso incluían a Chan en la conversación. Excepto Minho, quien observaba todo desde atrás, sin hablar con nadie.
                     
Jisung bajó su ritmo de caminata, quedando al lado de su novio.

                     
— Honnie, no pongas esa cara.— hizo un puchero.— La idea es disfrutar el día, no estar amargado.                    

— No estoy amargado, solo que es algo incómodo estar junto a Chan.— suspiró, dejando salir todo el aire de su interior.— No me imaginé que lo recibirías tan bien, pensé que le gritarías y lo echarías. No pensé que lo perdonarías.
                     
— Minho, te perdoné a ti, no veo porqué no perdonar a Chan también. Se equivocó, sí, pero se arrepintió al igual que tú, ambos merecen segundas oportunidades, aunque la situación parezca extraña. Sé que quizás a ti te incomoda más por todo lo que pasó, pero de verdad quiero recuperar mi amistad con Chan, y quiero hablar con él a solas y en tranquilidad.
                     
— También merece una oportunidad, como yo. Pero eso no quita lo incómodo que es tener que convivir con él otra vez. Intentaré no pensar mucho en eso.
                     
— Gracias.— Jisung lo detuvo para besarle.—  ¿Te he dicho que te amo?
                     
— Quiero escucharlo otra vez, nunca me cansaría.— le sonrió antes de volver a besarle.
                     
Volvieron a caminar, y se acercaron más a sus amigos, comenzando a conversar entre todos.
                     
Jisung intentaba unir a Chan a la conversación, pero este mismo contestaba un par de cosas y dejaba de hablar.
                   
Chan no quería incomodar, o obligar a los chicos a hablar con él. Sabía que a la mayoría le incomodaba un poco su presencia, que ya no pensaban en él y de pronto había vuelto a aparecer en sus vidas.
                     
Felix lo miraba de reojo, con una expresión entre acusatoria y curiosa. No entendía como el mayor ni siquiera fue capaz de llamarlo una vez, o mandarle un mísero mensaje con un Hola escrito en él. Chan notaba las miradas de Felix, y sabía que estaba pensando. Ignoraba sus miradas porque no se atrevía a mirar al menor sin sentirse mal consigo mismo por no darle señales de vida.
                     
Suspiró, y se concentró en lo contento que parecía Jisung al estar rodeado de todos sus amigos.
                     
Entonces supo que había hecho bien en volver a verlo, por última vez.                  

Chan no podía luchar más contra la marea, Chan se dejaría arrastrar por sus pensamientos.
                     
Chan veía todo negro, y buscaba en Jisung algún pequeño brillo de esperanza y luz que iluminara toda la oscuridad que lo rodeaba en ese momento.
                     
Pero no encontraba luz en él, ni en nadie más, porque nadie podía solucionar sus problemas.
                   
Tenía que solucionarlos solo, y eso lo aterraba.
                     
No quería, porque sabía que no lo conseguiría.
                     
Miró al grupo de chicos, y sonrió, más por ellos que por él mismo.
                     
Era el cumpleaños de Jisung, no lo arruinaría.
                     
— Y me sorprendieron con el desayuno.— explicó Jisung.— Doongie se recostó a mi lado y con Minho comenzamos a comer, todo estaba delicioso y apetecible, fue un buen despertar.
                     
— Que romántico.— Felix sonreía en dirección a sus amigos.— En realidad ustedes completos son románticos con el otro, es algo bonito de ver.
                     
— Y tierno, son tan cariñosos y cuidadosos que da ternura verlos.— Seungmin sonreía mientras hablaba.
                     
— Se nota que ambos se aman, eso es lo bonito. El amor verdadero hace que las personas actúen así con la otra, porque el amor que sienten es tan fuerte y potente que acelera su corazón y siempre quieren lo mejor para la otra persona, que sea feliz y no tenga preocupaciones. Además, el amor verdadero supera cualquier obstáculo, y se va haciendo más fuerte con cada prueba superada.
                     
Todas las miradas se dirigieron a Changbin.
                     
— No sabía que eras tan poético, Changbinie.— Felix lo golpeó mientras reía.
                     
— Es que el amor saca mi lado poético, lo siento.— se disculpó riendo, mirando a Felix.
                     
— No te disculpes, es lindo escucharte decir eso.— Seungmin le sonrió.
                     
— Amor verdadero.— Jisung negó con una sonrisa en sus labios.
                     
El día había comenzado de maravilla, y no dejaría que nada lo arruinara.
                     
La visita de Chan había sido inesperada, pero le alegró que el mayor quisiera pasar el día junto a él, como hace años atrás. Se sentía como aquel chico de veintiún años en el pasado, cuando iban todos juntos a celebrar los cumpleaños, y la fiesta les duraba todo un fin de semana, se divertían entre juegos y chistes malos, datos curiosos o bailes.                    
Entonces Jisung cayó en cuenta de todos los años que habían pasado desde entonces, y sonrió.
                    
Porque la amistad seguía igual que años atrás, quizás habían pasado algunas cosas, pero la amistad seguía ahí, lista para ayudarle en cualquier momento. Porque todos se consideraban amigos y nunca lo habían dejado de ser.
                     
Las amistades a través del tiempo son preciosas, y Jisung estaba presenciando eso.
                     
Estiró sus brazos, y comenzó a tararear una canción, sintiendo la alegría invadir cada parte de su cuerpo.
                     
El día recién comenzaba, pero él ya lo estaba disfrutando.
                     
Le encantaba pasar el tiempo con sus amigos y con su hermano.
                     
— Jisung, no te quedes atrás.— Minho estiró su mano, esperando que el menor la tomara.
                     
Cosa que no se demoró en hacer.
                     
— Voy.— tomó la mano de Minho, y comenzó a caminar junto a sus amigos nuevamente.
                     
Sanando por completo su corazón.

engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora