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Caminaba con cautela por el pasillo, sosteniendo entre sus manos la bandeja.                   
Doongie caminaba a su lado, también en silencio.
                    
Tenían la sorpresa preparada.
                     
Abrió la puerta de la habitación, y ambos entraron lentamente y en silencio, aguantando la risa.
                     
Cuando movió la cabeza, Doongie saltó a la cama, y Minho rió.                    

— Feliz cumpleaños bebito.— Jisung frotó sus ojos antes de abrirlos, siendo la primera imagen que vio a Minho y Doongie en su cama.
                     
Se sentó, con una sonrisa en la cama, comenzando a acariciar al cachorro.                    
— No me esperaba esto.— respondió.— Muchas gracias, Hoonie. No tenías que molestarte.
                     
— Claro que sí, es tu cumpleaños.— Minho colocó la bandeja entre ambos.— Así que disfruta del desayuno preparado por mi mismo.
                     
El menor sonrió, y comenzó a comer de la bandeja.                   

La bandeja tenía flores como decoración, habían algunas galletas de colores en un plato, dos tazas de chocolate caliente y unos chocolates que, Jisung bien sabía cuáles eran.
                     
Disfrutó cada segundo del desayuno, disfrutó de la compañía que Minho le brindaba, además de las risas que ambos provocan. Minho hacía caras graciosas y Jisung reía, o al contrario, Jisung hacía chistes y Minho era el que reía.
                    
Los tres disfrutaban de la hermosa mañana que estaban teniendo.
                    
— ¿Los chicos ya llegaron a casa de Seungmin?— preguntó antes de dar un sorbo a su chocolate caliente.
                     
— Sí, dijeron que llegarían aquí para almorzar todos juntos.— respondió Minho
— Así que todavía queda tiempo para que lleguen.
                     
Mientras Jisung pensaba en todo lo que harían para celebrar su cumpleaños, Minho le sacaba foto de manera cuidadosa, para que el menor no se diera cuenta. Se le hacía muy tierna la manera en la que Jisung comía y pensaba a la vez, así que Minho aprovechaba la oportunidad para sacarle fotos y guardarlas para siempre en su corazón.
                     
Lo miraba directamente, porque hacía que su corazón se acelerara. Jisung hacía que el corazón de Minho se acelerara y se quedara de piedra observando, sintiendo que se derretía poco a poco por Jisung.
                     
Jisung terminó de comer las galletas, sin percatarse de que Minho lo fotografiaba. Giró su rostro y su cuerpo, para acariciar a Doongie, quien estaba recostado a su lado, quedándose dormido.
                    
— Eres un flojo.— dijo en un tono dulce.— Solo duermes, antes jugabas más.
                   
— Antes jugaba y no dormía, que es distinto.—  el mayor rió.— Antes nos despertaba en la noche para jugar, ahora ya no lo hace.
                     
— Lo recuerdo, después teníamos sueño durante todo el día.— rió.— Supongo que así se sentirá tener un bebé en casa. Tener que despertar todas las noches, tener sueño todo el día, andar jugando con el bebé, cambiarlo, vestirlo, bañarlo.
                     
— Me da cansancio de solo escuchar eso.—  Minho tapó sus oídos.— Qué sufrimiento eso.                    

— No tanto, es solo por un tiempo. Después los bebés se vuelven más calmados y tiernos, además de cariñosos.
                     
— O se quedan igual de juguetones, más rabiosos, más mañosos.— el mayor calló al ver la expresión de Jisung.
                     
El menor negó con la cabeza.
                     
— Como sea, eso ahora no es importante— estiró su cuerpo, haciendo sonar sus huesos.— Me iré a bañar, no quiero oler mal.
                     
Jisung se levantó de la cama con cuidado, comenzando a caminar hacia la puerta.
                                                          
— Yo todavía no me he bañado...

engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora