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Hace tiempo que no sentía esa sensación.               
Era algo maravilloso, digno de una película.                   
La sensación era tan viva, tan hermosa, tan dulce, tan perfecta.                  

Las emociones y los colores los sentía vivamente en cada parte de su cuerpo, envolviendolo y elevando al mismo cielo de felicidad que hace tiempo no visitaba. Las lentas pinceladas que daba lo hacían sentir cada vez más dentro de una ensoñación preciosa que resultaba en una bella imagen plasmada gracias al óleo.                  

Se había vuelto a conectar con su yo pasado, las emociones volvían a florecer y eran plasmadas en colores vivos y pinceladas finísimas, que le brindaban cierta elegancia al cuadro frente a él.                    

No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, ni cuántos cuadros había pintado, lo único que tenía claro es que quería seguir pintando hasta que su cuerpo rechazara la idea de mover otra vez el brazo para crear otra pincelada.
                     
Cada mala emoción, cada pensamiento malo se extinguía mientras más pinceladas se creaban, dándole vida al cuadro con el que se estaba conectando desde lo profundo de su alma.
                     
Casi ni recordaba lo bien que se sentía cada vez que se ponía a pintar, había pasado tanto tiempo en que no lo hizo que el sentimiento estaba casi extinguido de su cuerpo y su mente, pero lo logró salvar a tiempo.                    

Dejó el pincel y se alejó un momento, apreciando de mejor manera todo el cuadro.
                   
Había plasmado una de sus peores épocas y la había convertido en algo tan precioso de ver, en algo que llamaba la atención por lo bien hecho que estaba y por lo bien que te mostraba el sentimiento y te traspasaba las emociones del chico plasmado.                 

Sin querer, aquel chico que había dibujado se parecía mucho a él, quizás donde dejó fluir todos sus malos recuerdos y emociones, sus manos decidieron plasmarlo así para dar una mejor representación de todo lo que sentía.
                     
Jisung era un artista de corazón.                   

Volvió a dar pinceladas, afinando cada pequeño detalle para que el cuadro luciera lo mejor posible, para que representara de mejor manera las emociones y tocara el corazón de cada persona que lo viera.
                   
Cuando lo terminó, lo bajó del atril con mucho cuidado, y lo apoyó contra la pared lentamente, dejándolo secar.
                     
Miró otro de los cuadros que había hecho, uno donde se retrataba perfectamente a Minho sonriendo con ternura, y sintió su corazón latir con más fuerza.                   

Suspiró, con una sonrisa en los labios.
                     
Su corazón estaba lleno, y desbordaba amor gracias a Minho y sus hermosos actos.
                   
Si bien al principio Jisung estaba asustado de volver, asustado de lo que podría pasar, Minho con el tiempo le fue demostrando que no había nada malo, que todo estaba bien y que ambos juntos estaban bien.
                     
El ambiente de tranquilidad y paz que tenía el departamento era increíble, brindaba un calor hogareño y no un frío tortuoso como lo hacía hace años atrás, cuando todo estaba mal y dolía.
                     
Pero no, ya nada dolía.
                     
Fue a lavarse las manos, quitando la pintura que tenía. Estuvo un largo rato, pero lo consiguió, quedando con las manos impecables.
                     
Iba camino a la cocina, y cuando pasó por la entrada vio el montón de correspondencia que tenía.                   

La había recogido cuando fue a comprar unas cosas, pero no las había abierto o revisado de que se trataban.
                   
Se acercó, y comenzó a revisarlas con un poco de desinterés. Todo iba bien hasta que una carta se hizo destacar por encima del resto, una carta que tenía su nombre escrito.                                    
                      
Una carta enviada desde Japón.

Sus manos temblaban mientras él abría el sobre lentamente, casi sin ganas de saber qué contenía en su interior. Era como una pequeña lucha con él mismo sobre si leer o no el contenido de la carta, pero lo terminó haciendo.

Suspiró, juntando fuerzas, y comenzó a leer.

Jisung:

No sé como comenzar esta carta, y tampoco sé como explicar lo que siento, todo es tan complicado para mí que siento que voy a explotar.

Lo sé, después de llegar a Japón desaparecí, y no lo hice por preocuparlos, sino que mientras estaba en el avión reflexioné bastante, y llegué a la conclusión de que la vida de todos seguiría mejor sin saber absolutamente nada de mi.

Sé que Felix se debe haber preocupado bastante, porque me llamó muchas veces, pero lo mejor era no contestar.

También sé que por la preocupación terminó contándoles que me había ido a Japón, y eso no me molesta, porque yo no tuve el valor suficiente para verlos a todos cara a cara y decirles que me alejaba porque me sentía como una basura al estar rodeado de ustedes.

Te preguntarás por qué mandé la carta al departamento, y es que era algo obvio. Minho y tú están destinados a estar juntos, es algo que aprendí el último tiempo que pasé con Minho, algo que aprendí pero me negaba a aceptar, lo negaba completamente aunque lo mantenía presente en mi mente.

Sabía que en algún momento ambos volverían a estar juntos, como siempre debió ser, sin engaños o gente estúpida alrededor de ustedes.

No te dejes engañar, te sigo queriendo como un amigo, me enseñaste tantas cosas aunque yo solo te mentía, te preocupaste por mí cuando yo lo único que quería hacer era verte destruido en el suelo. Fuiste un ángel cuando yo solo te apuñalaba lentamente por la espalda.

Fui un imbécil, ¿Verdad?

Ahora me suelo sentar en algún parque y me pongo a reflexionar sobre la maldad que hice en el pasado, y estoy de acuerdo con que merezco sufrir en el infierno por todo lo que hice.

Dentro de mi corazón te sigo considerando como un amigo, sigo utilizando los miles y un consejos que me diste a través de los años. Sigo utilizando el truco para despertar temprano y la música que me recomendaste escuchar mientras hago aseo.

Cada una de esas cosas están grabadas a fuego dentro de mi mente y corazón, y por ningún motivo las dejaré ir.

Quiero que sepas que sigo amando a Felix, no como pareja, sino más bien como un buen amigo y compañero. No me gustaría volver a tener una relación con él porque, como viste, soy un asco a la hora de amar a alguien y tener una relación con él.

Además, a estas alturas de seguro se está empezando a enamorar de a poco de Changbin, y no lo culpo, aquel chico mostró ser tan cuidadoso con él y tan preocupado a la vez de cariñoso que me dio la sensación de que Felix se sentía libre junto a él, como si pudiera ser él mismo sin tener miedo a lo que la gente pensara.

Cuídalo, y si algún tonto le hace algo a Felix, te doy permiso para que lo golpees hasta el cansancio en mi nombre, porque eso es lo que yo haría. Aunque suene un poco salvaje.

Eso sí, te pido que no le cuentes a Felix sobre esta carta, y si es posible no le cuentes a nadie. No me gustaría que Felix intentará localizarme de nuevo y que se vuelva a preocupar, tampoco quiero que Minho me odie más de lo que ya lo hace, y de eso estoy seguro.

Solo...te pido que mantengas esta carta como un secreto entre los dos, déjame expresarte por aquí todo lo que siento con respecto a lo que pasó.

No se si volveré a escribir, no tengo nada más que añadir y tampoco me gustaría arriesgarme y arriesgarte a que Minho encuentre las cartas y se enoje contigo por mi culpa.

Ah sí, una última cosa.

Ama a Minho, cuídalo, dile que estás para él, que puede confiar en ti, dale muestras de amor cuando se sienta débil y acurrúcalo entre tus brazos cuando llore. Minho es una persona hermosa que ama con todo su corazón, pero también es muy ingenuo y un poco cobarde. Dale tú la valentía necesaria para que él deje eso de lado, para que se de cuenta de que es una de las personas más fuertes y luchadoras que he llegado a conocer en mi vida.

Te dejo, Jisung.

Gracias por tanto y perdón por todo lo malo que te hice.

Te quiero, como el mejor amigo que alguna vez fuiste conmigo.

~ Chan.

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