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¿Cuánto más estaba dispuesto a aguantar?

¿Cuántas lágrimas más estaba dispuesto a derramar con tal de tener a Minho a su lado?

Jisung se estaba dañando cada segundo, cada hora y cada día. Y lo sabía, pero en su mente solo estaba la idea de que pronto todo terminaría, que su relación volvería a ser la misma que era hace años.

Se volvió a mirar en el espejo, asegurándose de que se maquillaje había quedado perfecto. Observó su conjunto de ropa y se sintió realmente satisfecho, admirando lo bien que se veía.

Jisung también pensaba que quizás el problema era él. Quizá Minho perdió el interés en él porque no se arreglaba tanto, por eso aquel día decidió maquillarse un poco más y buscar un atuendo más delicado.

Roció un poco de perfume en su cuello, peinó un poco su cabello y salió de su habitación,  guardó su teléfono junto a sus llaves en una pequeña mochila y salió del departamento, en dirección al trabajo de Minho.

Mientras caminaba por las calles, pensaba en lo emocionado que se encontraba. Habían pasado meses desde la última vez que había tenido una cita con Minho y volver a tener una lo hacía sentir nervioso, como si fuera la primera.

La emoción se le subía al imaginar la reacción de Minho al enterarse de su cita sorpresa. Sabía que al mayor le atraían las sorpresas, eso fue lo que tenía en mente a la hora de hacer una reservación en su restaurante favorito.

Todavía le dolía el hecho de que Minho hubiera olvidado su aniversario y lo recordara al día siguiente, pero el costoso regalo que le dió y la salida al lago que tuvieron lograron calmar un poco aquel dolor.

Entonces dejó de caminar de golpe, chocando con algunas personas y manteniendo la vista fija en el suelo.

¿Desde cuándo lo material lograba sanar su corazón?

Lo recordó. La primera vez que Minho no llegó a dormir y no me avisó él lloró, se preocupó y sus sospechas sobre una infidelidad aumentaron. Al día siguiente él se sentía herido, pero dejó esa sensación de lado cuando Minho llegó con un gran ramo de rosas y una chaqueta nueva.

También cuando discutieron y Minho le dijo cosas bastante hirientes, recibiendo como disculpas un beso, una sesión de sexo y dos perfumes costosos y exclusivos. Otra vez donde Minho dejó plantado a Jisung en una cita y llegó cinco horas después al departamento con un teléfono nuevo para el menor.

¿Desde cuándo Minho prefería solucionar los problemas con regalos en vez de palabras?

La realidad lo golpeó de pronto, devolviéndolo al mundo real. Sacudió la cabeza, borrando aquellos pensamientos y siguió caminando a la vez que esbozaba una sonrisa que parecía más una mueca que una sonrisa de felicidad.

Veía el restaurante a la distancia y prefirió comenzar a pensar en positivo y emocionarse en vez de deprimirse y comenzar a llorar. Empezó a caminar más rápido, más ansioso a cada paso que daba.

Desde el costado del restaurante observó por la ventana hacia el interior en busca de Minho, aunque no lo vio por ningún lado. Pensó entonces en que quizá estaba dentro de la cocina o se estaba cambiando el uniforme, así que decidió entrar.

Dobló la esquina y nuevamente frenó en seco, esta vez observando a las personas frente a él que aún no reparaban en su presencia.

Minho.

Minho y Chan.

Cerca, demasiado cerca, con las manos tomadas y susurrándose cosas al oído.

Todos sus planes de cita perfecta se fueron directamente a la basura luego de verlos. Sabía lo que pasaba entre ellos, solo que verlo en vivo era mucho más traumático que imaginarlo. Incluso pensó por un momento que todo era producto de su imaginación. Esperó unos segundos para ver si ambos cuerpos desaparecían entre la gente, pero no sucedió. Minho estaba verdaderamente junto a Chan, susurrándole cosas al oído de forma coqueta.

Entonces quiso gritarles, llorar y separarlos, pero bajó la vista y giró sobre sus talones, volviendo por el mismo camino por el que venía, solo que ahora traía el corazón un poco más roto que antes.

Se odiaba por no ser capaz de enfrentar a aquellas dos personas, por salir huyendo como un cobarde en vez de enfrentar el problema como un valiente, por no hacer nada al respecto y seguir haciéndole creer a Minho que era discreto en sus encuentros con Chan.

La única manera de no sufrir era terminar con todo.

La voz en su cabeza le repetía esa frase por cada paso que daba, animándole a girarse y encarar a su novio y su supuesto mejor amigo. Se devolvió, pensando rápidamente en qué decir para acabar con todo y no hacer un gran escándalo.

Pero los volvió a ver.

Esta vez besándose tan apasionadamente que algunas personas los miraban extrañados.

Minho nunca había besado de aquella manera a Jisung, ni siquiera cuando "hacían el amor", porque para lo que Jisung era lo más romántico de su relación, para Minho solo era una manera de satisfacerse hasta el otro día.

Chan giró un momento en su dirección, solo un segundo, lo suficiente para que Jisung saliera corriendo, escondiéndose de los amantes. El mayor, luego de mirar hacia donde estaba Jisung y volver la vista a Minho, miró nuevamente a la esquina de la calle, bastante sorprendido.

— ¿Qué pasa, Chan?— preguntó Minho, mirando en la misma dirección que el mayor.

— Me pareció ver a Jisung de pie, observándonos. — ambos se miraron asustados y caminaron rápidamente hasta el lugar donde Chan había visto a Jisung, aunque no lo encontraron ahí y en ninguna parte.

Jisung había desaparecido.

Jisung había desaparecido

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