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"El número al que usted ha marcado a encuentran ocupado o está fuera de servicio"

Era la cuarta vez que escuchaba ese mensaje.

El reloj marcaba las 23:45 y no habían señales de Jisung por ningún lado. Minho había llegado hace horas al departamento, algo asustado por lo que pareció ver Chan, y el hecho de que Jisung no estuviera lo asustaba más.

¿Dónde rayos se había metido el menor?

Había llamado a Felix, pero tampoco sabía dónde estaba su novio ahora. Incluso había llamado a Chan por si éste sabía algo, pero no había conseguido nada.

La lluvia había comenzado hace unos minutos y estaba seguro de que Jisung no llevaba un paraguas con él, ya que podía verlo en la entrada del departamento.

¿Debería salir a recorrer las calles en su búsqueda?

Tomó su teléfono y marcó el número de Chan, buscando a alguien que lo ayudara. Esperó hasta que contestó y le informó que el menor seguía sin aparecer.

— ¿Y si lo de la tarde no fue una confusión y verdaderamente era Jisung?— negó con la cabeza, consciente de que Chan no lo podía ver.

— Cállate, eso es imposible. Jisung tenía un compromiso a esa hora.— Minho buscó las llaves y un abrigo, además de un paraguas. Apagó las luces del departamento y salió, dispuesto a buscar a Jisung.

No lo es, Minho. Estoy seguro de que lo vi, claramente lo vi. Estaba ahí, de pie, mirándonos sorprendido, y...

— ¿Sabes qué significa si nos descubrió?— preguntó, saliendo del edificio, abriendo el paraguas y refugiándose bajo él mientras comenzaba a caminar por la calle.— Que Felix también se enterará, y ambos estaremos jodidos.

Mierda, Minho, necesito hablar con Felix ahora. Me avisas si sabes algo de Jisung.— después de aquellas palabras terminó la llamada, guardando el aparato en su bolsillo.

Comenzó a caminar, observando en todas direcciones en busca de su pequeño novio, si es que todavía lo era.

Era muy extraño, Jisung nunca acostumbraba a salir y no avisar, o a llegar tarde a casa. La única vez que había pasado fue cuando ambos habían peleando por culpa de la falta de tiempo.

Recordaba como Jisung había llegado borracho y llorando a casa esa mañana, con un golpe en el ojo y un poco de sangre en el labio. Se sintió completamente culpable, así que al día siguiente faltó a la universidad y se dedicó a cuidar al menor, mimándolo y sin dejarlo solo.

¿Debería ahora también cuidar a Jisung?

¿Debería explicarle a Jisung la verdad de sus actos?

Vio una persona a lo lejos y apresuró el paso, pensando que podría ser Jisung. No distinguía la vestimenta de la persona o su sexo, solo sabía que le daba la espalda y miraba su teléfono, cubriéndose con una chaqueta de la lluvia.

— ¿Jisung?— preguntó mientras se acercaba lentamente. El chico levantó la vista y se giró, quedando de frente.— Pero mira cómo estás, ven aquí.— el menor se refugió bajo el paraguas, quitándose la chaqueta de la cabeza.

— No anunciaron lluvia para hoy.— se excusó el menor.— comenzaré a salir con paraguas a todos lados por si acaso.— Minho pasó un brazo por los hombros del menor y lo acercó a él, sin importarle si Jisung estaba empapado por la lluvia. Lo apegó a él lo más que pudo, intentando que Jisung no pasara frío.

— ¿Por qué no me dijiste que llegarías tarde? Me tenías preocupado, demasiado.— Minho besó la frente de Jisung y el menor se dejó, disfrutando del tacto de los labios del mayor.

— Pensé que todavía no estabas en casa, como todos éstos días has estado llegando tarde...— observó la expresión del mayor de reojo.— Por eso no me preocupé demasiado por la hora que era, incluso le acabo de avisar a Chan que estaba llegando.

— ¿A Chan?— Minho se tensó, aunque intentó esconderlo y actuar con normalidad. Jisung asintió, salpicando un poco de agua de su cabello.

— Sí, después de todo es mi mejor amigo y se preocupa por mí.

Puñalada directa en el corazón de Minho.

Una sonrisa triunfante llena de dolorosos sentimientos y una mueca de dolor y arrepentimiento.

Siguieron caminando en silencio, protegidos de la lluvia que cada vez era más fuerte. Ambos tenían la cabeza llena de pensamientos, algunos distintos y otros en común.

¿Por qué a los humanos les gustaba tanto complicarse la vida y sufrir?

Jisung odiaba mentir.

Pero en algunas ocasiones era mejor mentirse que aceptar la realidad en la que se vive.

Y si Jisung tendría que mentirse para ser feliz, lo iba a hacer. Porque no aceptaba lo que había visto hace horas atrás.

— Te prepararé algo para comer y te darás un baño, porque estás empapado y te puedes resfriar.— Minho abrió la puerta del departamento y entró, seguido de Jisung. El menor colgó su chaqueta y se dirigió rápidamente al baño, huyendo un poco de la situación.

El teléfono de Minho sonó y este contestó a la llamada, dirigiéndose a la cocina.

Jisung me llamó hace poco.

— Lo sé, está en el departamento. Me lo encontré en mitad de la calle, empapado y solo.— Minho buscó entre los armarios alguna sopa instantánea para preparar, ya que era lo más fácil de preparar a esa hora.

— ¿No está actuando raro? De verdad, Minho, estoy seguro de que era él. Traía incluso las mismas perforaciones, es demasiada coincidencia.

— Estás asustado, por eso te lo imaginas. Pero es imposible que fuera Jisung.— sacó unas sopas y puso el agua a calentar, buscando también unos vasos para poder beber un poco de jugo o gaseosa.

— ¿Tú crees que estoy asustado? Pues sí, estoy jodidamente asustado con esto.— hubo un pequeño silencio por parte de ambos.— Me asusta que en cualquier momento alguien nos descubra, y estoy seguro de que Jisung lo hizo, ¿tú no tienes miedo?

— Miedo es lo que más tengo, cada segundo vivo con el miedo de que Jisung nos descubra y se arruine todo. Él es lo que más amo en el mundo entero, sin él no sé qué haría.

— Y si lo amas tanto, ¿por qué lo engañas conmigo?

— No lo sé, verdaderamente no tengo ni idea. Sólo siento la necesidad de estar contigo y ya, no me lo cuestiono. ¿Por qué engañas a Felix conmigo?— preguntó, intentado salir de aquella situación incómoda.

Porque el sexo es mejor contigo, y besas mejor. Pero también siento mucho amor hacia Felix y no quiero que se separe de mi lado.

El agua hirvió, Minho llenó los vasos con el agua y los dejó en la misma posición donde estaban. Caminó por la cocina hasta llegar a la puerta y observó alrededor, vigilando que Jisung no estuviera cerca y pudiera escuchar.

— Somos unos malditos, ¿lo sabes? Nunca pensé que fuera capaz de hacer algo como esto.

Yo tampoco me creía capaz, hasta que los conocí. La vida da muchas vueltas, Minho. El karma se encargará de hacernos sufrir por el daño que estamos haciendo.

 El karma se encargará de hacernos sufrir por el daño que estamos haciendo

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