Capítulo 26: Nunca podríamos estar juntos

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— Está con ellos.— les dije a Harry, Ron y Hermione al día siguiente durante el desayuno.— Trama algo con un armario en la Sala de los Menesteres, pero no sé nada más.

— ¿Un armario?

— Sí. Su sala aparece repleta de trastos viejos, pero él sabía lo que buscaba. Un armario enorme.

— No entiendo para que querría un armario...

— Seguro que tiene alguna razón.— sentenció Hermione.— Cuando acaben las clases buscaré algo en la Biblioteca.

— Hoy es la cena esa de Slughorn, ¿no?— recordó Ron.

— ¿Os ha invitado a cenar?— pregunté.— ¿Un profesor? ¿No es un poco raro?

— Invita a sus mejores alumnos, o bueno, con los que mejor se lleva. — aclaró Harry.— Y podemos llevar acompañante.

— Eso suena todavía peor.— reímos.— Bueno, dudo que Slughorn esté en condiciones de haceros gran cosa en caso de que quisiera heriros.

— ¿Le has contado lo que viste a Zabini?— preguntó Hermione.

— No, ahora lo buscaré.

— Hablando de el rey de Roma.— Ron le señaló, justo entraba por la puerta del Gran Comedor.

Le miré y me hizo una seña de que saliéramos fuera a hablar.

— ¿Tienes alguna idea de por qué pudiera servirle el armario?— negué con la cabeza. — Pero lo averiguaremos, hoy seguramente vuelva a ir.

— Esta vez quiero ir yo, Ruby. Déjame probar a mi.

— Está bien, pero yo te acompaño. Seguramente esta noche quiera volver a ir.

— Esta noche es la cena de Slughorn.

— ¿Te han invitado a la sospechosa fiesta de "alumnos favoritos"?

— Otra igual...— Zabini rió.— Mis padres se llevan muy bien con Slughorn, así que supongo que será por eso. Iba a preguntarte si te gustaría venir conmigo.

— ¿Yo?

— Eh... Sí, creo que solo estoy hablando contigo.

— Muy gracioso. Está bien, iré contigo. Nos vemos esta noche.— ambos asentimos con la cabeza.

Llamaron a la puerta y el profesor Slughorn interrumpió la velada para abrirla.

— ¿Señor Malfoy? ¿Que hace usted a estas horas por aquí?

— Necesito hablar con Blaise Zabini.

Le golpeé a Zabini por debajo de la mesa a la vez que Harry me lanzó una mirada de sospecha. Los tres sabíamos de que iba el asunto.

Zabini se levantó de la mesa y tras disculparse ante Slughorn de que se ausentaría unos minutos, siguió a Malfoy abandonando la cena.

Intenté no impacientarme mucho, aunque por dentro los nervios me estaban comiendo las entrañas. Quería saber porqué justo ahora tenía que llamar a Blaise y si era algo relacionado con lo que intentábamos descubrir.

Pasaron un par de minutos, y tras no aguantarme más la curiosidad decidí ir yo también tras ellos.

— En seguida vuelvo, profesor Slughorn. Veré que es aquello por lo que tanto tardan los chicos.

No era mentira.

En cuánto salí de la sala comencé a correr en busca de sus voces, lo cual no fue difícil porque los dos estaban gritando en un baño de ese mismo pasillo.

𝑫𝑬𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑶𝑪𝑼𝑳𝑻𝑨𝑹𝑳𝑶 • 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora