Finalmente era 24 de junio; el día de la última prueba del Torneo, y se definiría por fin al ganador de éste.
— ¡Tienes que ganar, Harry! — le pidió Ron por vigésima quinta vez en una misma hora. — Tienes que callarles a todos la boca. — Harry nos pidió ayuda con la mirada.
— Un momento chicos.— me disculpé y me levanté para seguir a Cedric, quien justo acababa de salir del Gran Comedor.
— Espera Ruby. — me pidió Ron. — Si te vas ahora no volverás a ver a Harry hasta después de la prueba, tiene que irse ya al campo.
— Bueno, realmente eso lo considero yo. — replicó Harry. — Pero si, debería irme ya.
— Pues mucha suerte Harry.— lo abracé— A Cedric le tengo cariño pero tú tienes que ganar. — le di un beso en la mejilla bastante sonoro y corrí hacia Diggory. — ¡Cedric! — lo llamé.
— ¿Ruby? ¿Que tal todo? Hace mil siglos que no hablamos.
— Ya. — reí nerviosa. — Oye... Se que ha pasado mucho tiempo, pero quiero que sepas que te deseo todo lo mejor para la prueba de hoy, y no quiero acabar el curso sin que nos hablemos. Me gustaría que pudiéramos ser amigos.
— Pues si. La verdad es que si me lo hubieras preguntado cinco meses atrás te habría dicho que no, pero ahora todo es diferente, no veo porqué no.
— Me han contado que estás saliendo con Cho Chang.
— Si, llevamos casi un mes.
— Sinceramente me alegro mucho por ti Cedric, te mereces ser feliz, eres un gran chico. — Cedric rió ligeramente.
— Oye, debo prepararme, si quieres podemos quedar mañana para charlar un rato o esas cosas que solíamos hacer antes de todo.
— Si, vale, me gusta la idea.
— Nos vemos luego, Ruby. — me abrazó con alegría, se notaba que estaba emocionado por la prueba.
— ¡Mucha suerte, Cedric! — le grité a lo lejos cuando se marchó. Acto seguido un agudo quemazón me recorrió la cicatriz de arriba a abajo por unos segundos.
Igualmente me dirigí al estadio con Ron y Hermione, pero con una cierta sensación de pesadez y malestar en el cuerpo.
— Ruby, ¿te encuentras bien? — me preguntó Hermione poniéndome la palma de su mano sobre mi frente. — Tienes mala cara.
— No me encuentro muy bien.
— Tal vez deberías haberte quedado en el castillo.
— No puedo perderme la final. Pero bajo ningún concepto.
Dicho esto la prueba comenzó y los participantes se integraron en el laberinto. Nosotros no veíamos nada, pero la gente animaba de todas formas.
Yo decidí que sería mejor quedarme sentada, porque había comenzado a marearme un poco. Ron y Hermione, en cambio, se levantaron y se arrimaron a las vallas para tener una mejor visión del campo.
— ¿Que pasa? ¿Cómo no sabes si animar a tu amiguito o a tu hermanito prefieres no hacer nada, no? — no me hizo falta ni girarme para saber quién era.
— Déjame en paz.
— Claro claro, tú puedes ir inventando lo que supuestamente yo hago por el colegio, pero yo te tengo que dejar en paz cuando tú lo digas.
— En serio Draco, ahora no. — me quedé mirándole fijamente para suplicarle que parase, pero lo cierto es que todo comenzó a darme vueltas más allá de su cabeza.
La cicatriz comenzó a arderme tan fuerte que notaba la sangre concentrada en la zona palpitandome con fuerza. Me presioné la cicatriz con la otra mano pero me no servía para nada.
— ¿Que pasa?
Comenzaron a salirme lágrimas del escozor y todo comenzó a dar el triple de vueltas.
— Ruby, ¿que coño te pasa? — me arremangué la manga del uniforme para ver la cicatriz, que ahora estaba más roja e hinchada que de normal. — Joder Ruby, ¿que mierdas has hecho?
Le miré alarmada y la vista se me comenzó a nublar mientras comenzaba a oír cada vez más de fondo los gritos de ánimo de todos los alumnos.
— Ruby mírame.
— No... — noté como iba perdiendo la fuerza por segundos.
— ¡Ruby, mírame! — sentí como sus manos acunaron mis mejillas mientras me gritaba que le mirase pero perdí el conocimiento durante no sé exactamente cuánto.
Desperté entre trompetas con un sobresalto y vislumbré al instante las cabezas de Ron y Hermione, y la de Draco un poco más alejada.
— ¿Estás bien? — preguntó Hermione.
— ¡Ya sale, ya sale! — gritó alguien más señalando al laberinto. No parecía que los demás se hubieran percatado de lo sucedido.
Les aparté a todos suavemente y me aproximé a ver quien volvía del laberinto.
¡Era Harry!
Y no volvía solo, traía consigo a Cedric. Pero él no parecía agitado al igual que Harry. De hecho parecía que no se movía apenas, cosa que me extrañó.
Decidí bajar hasta el campo, pero antes de llegar se paró la música y solo se escucharon murmullos y sollozos de Harry.
— No... No puede ser.
— ¡LO HA MATADO! — gritó Harry a todo pulmón. — ¡LORD VOLDEMORT LO HA MATADO Y HA REGRESADO!
— ¡NO! — grité intentando ir hacia donde estaban los dos, pero los pies se me quedaron asfaltados al escalón y no me atreví a bajar más.
Ron y Hermione se colocaron a mi lado y ambos me abrazaron con fuerza.
Cedric había muerto.
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𝑫𝑬𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑶𝑪𝑼𝑳𝑻𝑨𝑹𝑳𝑶 • 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮
Fanfiction𝐃𝐄𝐉𝐀 𝐃𝐄 𝐎𝐂𝐔𝐋𝐓𝐀𝐑𝐋𝐎 | Wizarding Wolrd De un día para otro me despierto en una escuela donde hay objetos que se mueven por su propia voluntad, teniendo un hermano conocido mundialmente y un destino que combatir junto a él en un mundo mág...