Capítulo 28: Despedidas

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Al día siguiente todo estudiante era conocedor de lo sucedido con Dumbledore. Ese mismo fin de semana sería su funeral.

Decidí contarle con mis propias palabras lo sucedido a Zabini esa misma noche después de haber acompañado a Harry a la cama.

— Ahora sí que no tenemos nada que hacer, Ruby. Una vez más, gracias. Pese a todo creo que hacemos un buen equipo.— intentó ser algo optimista en aquella situación.

— Bueeeno... Creo que necesitamos mejorar un poco cierto aspectos pero en general diría que sí. Somos un buen equipo.— le sonreí y le abracé fuertemente.— No sé si volveremos a vernos una vez acabe el curso, Blaise. Sea cual sea el caso, ya sabes que tienes una Gryffindor dispuesta a ayudarte en lo que sea.

— Suerte, Ruby.

Aunque aún quedaban varias semanas de clase, aquello en definitiva marcó un punto y aparte en mi relación con Blaise Zabini. Ya no había nada que nos siguiera uniendo, pero sabíamos que podríamos confiar el uno en el otro en caso de que en un futuro fuera necesario.

"Sabes de sobra lo importante que es Ruby en todo esto, espero que no lo olvides nunca..."

¿Por qué Dumbledore le diría justamente aquello como sus últimas palabras? Estaba confundida. Y sobre todo molesta.

Los últimos días pasaron lentos y cada vez el ambiente en el colegio era más incómodo y tenso. La muerte de Dumbledore nos vino a todos por sorpresa, y el secreto de que Snape lo hubiera asesinado, para los que lo sabíamos, aún más.

A Draco apenas se le vio. Faltaba a casi todas las clases y rara vez venía a las comidas o las cenas. Lejos de hacer algo o intentar hablar con él, Zabini y yo nos lanzábamos miradas de complicidad. Diría que hasta Pansy Parkinson estaba verdaderamente preocupada por el estado de Draco.

Era la última noche del sexto curso y había decidido salir a dar una vuelta por el castillo tal vez por última vez, pues entre nosotros ya comenzábamos a barajar la idea de no volver para el curso siguiente y centrarnos en la búsqueda de los Horrocruxes.

— Sé que estabas allí.

Me quedé contemplando con resignación su perfil durante unos segundos. Él despegó su mirada del frente cuando vio que tardaba en responder.

— ¿A qué vienes aquí ahora, Draco?— pregunté con rabia y cansancio.— Porque si pretendes que haga como si este último año no hubiera sucedido sólo para que no pueda reprocharte lo imbécil que eres y sepas que esta vez sí tengo razón, no pienso hacerlo.— la voz se me quebró un poco pero conseguí no llorar respirando hondo.

Me enrabiaba que hubiera tardado todo un año en plantarse delante mía y mantener una mínima conversación sin evitarme o sin gritarme que me fuera, y más aún después de lo que sabía que sucedería con Dumbledore en la Torre de Astronomía.

— No pretendo discutir sobre eso contigo ahora precisamente.— volvió a clavar la vista en el lago de Hogwarts, que era lo que se veía principalmente desde ese balcón.— No iba a venir en un principio, pero sé lo probable que es que no volvamos a vernos nunca más después de mañana. Sé que no merezco ni que te quedes hablando conmigo 5 minutos, pero no quería que lo último que recordásemos del otro fuera todo este... Desastre. Creo que no tiene otro nombre.

Me acerqué a él y le acomodé un mechón de su pelo rubio que le sobresalía detrás de la oreja, luego acaricié su mejilla y besó mi mano. Acto seguido nos fundimos en un fuerte abrazo que recuerdo mil veces más corto de lo que fue.

— Entre nosotros siempre ha sido todo un poco desastre, Draco. — le sonreí francamente y me imitó.— No es nada nuevo.

— Lo siento, Potter.— esta vez me miró fijamente a los ojos, y de tal forma que en su momento supe que no me mentía sobre lo sucedido con Cedric, supe que ahora lo sentía de verdad.— Siento haberte decepcionado, sólo espero que puedas entenderlo algún día...— le limpié la lágrima que se le estaba formulando en el ojo antes de que cayera.

— Tranquilo.— en aquella mirada comprobé que no era más que un niño con miedo— Si esto es lo que de verdad quieres, entonces no le debes nada a nadie.

— Tened mucho cuidado, Ruby. Por favor...

— ¿Cómo supiste que estaba allí?

— Porque sabía que vendrías. — hizo una pausa breve y dudó en añadir lo siguiente con una de sus características sonrisas sarcásticas .— Conozco lo mucho que te gusta acaparar todo en todo momento.

— Mereces otro puñetazo de los buenos, Draco Malfoy.— le dije intentando no reírme porque realmente lo pensaba.

— ¿Seguro que no prefieres un beso?— cerró sus ojos sacando labios mientras sonreía con vaga chulería y lo que se llevó fue el bofetón.

— Eres el tío más idiota que he visto en mi vida.— le dije sin poder ocultar una sonrisilla tonta de medio lado.

— Me bastaba con un no gracias, no con agresión e insulto a la vez.— rodó los ojos bromeando y me quedé mirándolo mientras negaba con la cabeza sonriendo.

— Te... Odio con todo mi ser, que lo sepas.

— Una pena.

Nos quedamos bromeando y charlando sobre tonterías durante un par de horas, pues aquello era mucho más fácil que aceptar que verdaderamente lo que hacíamos era despedirnos.

Probablemente para siempre.

Internamente esperando que hasta la próxima.

𝑫𝑬𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑶𝑪𝑼𝑳𝑻𝑨𝑹𝑳𝑶 • 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora