Capitulo 14. Creencias erróneas... O no.

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— ¿Cómo? — aquello si que no lo vi. — Cedric. — reí ingenua. — Te acabo de decir que no pasó nada.

— Ya, y yo te he dicho que te creo. Pero no estoy ciego.

— No lo entiendo.

— No hay nada que entender, Ruby.

— ¿Cómo voy a estar enamorada de Draco Malfoy, Cedric?

— Bueno, enamorada a lo mejor no, pero siempre os habéis traído algo entre manos vosotros dos. En su momento no lo quise aceptar porque sentía cierta envidia, pero eso no quiere decir que no fuera real.

— Cedric, que no. — insistí. — Que nunca ha pasado nada.

— No hablo de eso, Ruby. Hablo de la forma en la que os mirais. La forma en la que te habla y tú le hablas a él. La tensión que os rodea siempre que estáis cerca el uno del otro. No hace falta que hagáis nada para confirmarlo. Simplemente se sabe.

— No. No es verdad. Basta. No quiero que me digas eso, Cedric.

— Como quieras. — alzó los hombros y le miré confundida.

¿Como podía estar diciendo eso de mí? ¿Y como podía decirlo con tanta seguridad? Me sentí traicionado de alguna forma y me fui de nuevo hacia la Sala Común de Gryffindor esta vez.

— ¿Que te sucede? — me preguntó Hermione nada más verme entrar en la Torre. Estaba con Ron.

— ¿Vosotros no habiais quedado en los jardines con Harry?

— A eso ibamos. — Ron señaló el retrato de la Señora Gorda. — Te diría que vinieras con nosotros pero a juzgar por tu aspecto no pareces tener muchas ganas de volver ahí fuera.

— He hecho el ridículo. — Ron y Hermione se miraron entre ellos y decidieron posponer un poco la quedada con Harry para poder escucharme. — Pansy me insultó por envidia y grité que nunca pasó nada con Malfoy. Me sentí súper liberada y hice lo mismo en el Gran Comedor, donde me oyeron Harry, Draco y la profesora McGonagall. Y por último decidí hablar por fin con Cedric y pedirle disculpas, ¿y sabéis lo que me dijo? ¡Que nunca le quise porque a mí me gusta Draco! Pero que manía, joder.

— Ruby, acuestate un rato. — me aconsejó Ron.

— Puede que te venga bien, estás muy estresada desde todo lo sucedido y necesitas tranquilizarte un poco. El hecho de que ahora todos te relacionen con Draco solo te vuelve más irascible.

Obedecí, y para cuando me levanté ya era hora de dirigirme a la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos.

— Ni en cien años se dicen tantas mentiras como las que le dijiste a Pansy el otro día. — y justo me encontré a mi mejor amigo por el camino.

— No quiero verte ni mucho menos hablar contigo. Desde que te conocí lo único que me has aportado son problemas, Malfoy. — el sonrió de lado. — No te imaginas lo mucho que odio que hagas eso.

— ¿El qué?

— Cuando te ríes de lado como si... Mira, déjalo, tengo que ir a las gradas en 20 minutos para animar a mi hermano, así que como comprenderás no me apetece perder mi tiempo contigo. — me encaminé hacia las gradas.

— Admito que fue bastante sorprendente lo que hiciste en el Gran Comedor la semana pasada. Hiciste un poco el ridículo, pero bueno, eso no es nada nuevo en ti.

— Todos eran muy pesados. Me miraban con una mezcla muy horrible entre curiosidad y envidia.

— ¿Envidia? — hice una pausa porque la pregunta en si me pareció absurda.

— Eh... Si. Cedric tiene muchas fans, y aunque no lo logre entender se ve que tú por lo visto también.

— Venga ya Potter, que seas una ignorante de pies a cabeza no significa que no puedas admitir que soy atractivo. — acto seguido me reí en silencio. — Eres imbécil... — dijo por lo bajo y puso cara de asco.

— Sinceramente no me pareces atractivo, pero vaya, a lo mejor es porque me caes fatal.

— Puede ser. La verdad, eso explicaría porque a mí también me resultas terriblemente fea. Incluso cuando te maquillas un poco, que por cierto no arregla en absoluto tu cara, sigues pareciendo un sapo gigante.

— ¿Cómo sabes que a veces me maquillo un poco?

— Porque huele desde aquí, ridícula.

— La máscara de pestañas no huele a nada, imbécil.

— Entonces debe ser que hueles tú a cloaca.

— ¿Cloaca? ¿Sapo gigante? La verdad cada día te superas más con los insultos Malfoy. Oye, ¿podrías dejar de seguirme? No quiero estar contigo.

— ¿Te crees que yo si? Yo también tengo que ir a la prueba, para tu información.

— Muy bien, pues coge otra de las doscientas cincuenta formas de llegar al lago. — me puso su cara de asco tan característica.

— No sé ni cómo te aguanta tú propio hermano. Bueno si, los dos sois igual de insoportables.

— Venga, ya nos veremos. — le di una palmadita en el hombro de forma aborrecida y me fui hacia donde estaban el resto de los Gryffindor.

Draco se quedó ahí parado observando como me alejaba lentamente.

— ¡No voy a lanzarte una maldición imperdonable! — le grité desde lejos para que se fuera él también a las gradas— Puedes darte la espalda.

Me miró con desagrado de nuevo y se fue hacia donde estaban sus amigos.

— ¿Dónde están Ron y Hermione?

Y al final la prueba lo averigüé.

— ¡Enhorabuena Harry! — me abalancé sobre él en forma de abrazo después de que Fleur le agradeciera haber salvado a su hermana. — Has estado increíble.

— Muchas gracias, Ruby. Aunque no lo podría haber conseguido sin la ayuda de Cedric.

— No es nada, Potter. — después de aceptar el cumplido de Harry me miró en busca de aprobación, pero ni siquiera me salía dedicarle una sonrisa. Me sentía traicionada. Aparté la mirada.

✧ ✦ ✧

— ¿Se puede saber que es lo que te pasa, amor? — le preguntó una Pansy preocupada a su compañero de casa Draco Malfoy.

— Te he dicho mil veces que no me llames amor, Pansy. Y no me pasa nada.

Blaise observó la escena y al rato le susurró a Malfoy al oído.

— ¿Estás así por Potter?

— No me importa que haya pasado la prueba, Blaise. Este torneo ya me da exactamente igual.

— No te hablo de ese Potter.

— ¿Tú también? Pensaba que tú me creías a mí.

— Y te creo, tío. Pero me cuesta. — Draco dejó salir un suspiro aborrecido. — ¿Que quieres que te diga? He visto como durante cuatro años te has metido con mucha gente, pero con ella es diferente.

— ¿Diferente? ¿Que mierda dices?

— Que cuando pasa de ti te vuelves más desagradable que de normal.

— Muchas gracias por el cumplido, Blaise.

— Venga tío, a mí no tienes porque mentirme.

— ¿Pero como me va a gustar Ruby, Blaise? Si... Si...

— A ver, es guapa.

— Si, pero es... Es... Es realmente... odiosa. Cuando aparece con el bronche de viva el poder de la amistad... es... repugnante.

— Bueno, por lo menos has admitido que te parece guapa.

— Que te den muy fuerte, Blaise Zanini.

𝑫𝑬𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑶𝑪𝑼𝑳𝑻𝑨𝑹𝑳𝑶 • 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora