Si este pueblo no tiene salida, no quiero estar sin ti
Si esto es el resto de la vida.Quiero estar contigo para siempre.
Vladimir Altin era el hombre más machista, hipócrita, violento e imbécil que existe en Rusia, o al menos esa fue la primera impresión de Yuri, cuando fue de visita a la casa de Otabek.
Yuri tenía trece años y sabía perfectamente cuando una persona era imbécil o no, así que en cuanto escuchó al padre de Otabek hablarle mal a su esposa, supo que efectivamente ese hombre desagradable era un maldito. Su esposa, por otro lado, era todo lo contrario. Un poco ignorante, quizás, pero después de todo era un amor de persona, con ideas algo distintas a las de Plisetsky.
Otabek invitó a Yuri a cenar un viernes después de clases, para que conociera a su familia. Por supuesto el rubio no tardó en aceptar, incluso cuando el kazajo le pidió que por favor fuese normal y no causara problemas. Incluso cuando las palabras de su amigo le dolieron.
Al llegar a la casa de los Altin, Yuri se percató de lo pulcro del lugar, además de las fotos familiares por todos lados y las dos niñas que estaban al lado de Otabek, colgándose de él. El kazajo llevaba a dos castañas en brazos, a la vez que intentaba atender bien a Yuri y llevarlo hasta el salón de la casa, donde su madre esperaba con un bebé en brazos. Las gemelas se presentaron como Inna e Irina, mientras que la señora Altin era Nina y el bebé en sus brazos era Vera, de tres años.
Antes de que Yuri pudiera siquiera tomar asiento, Inna ya estaba junto a él con el ceño fruncido, al igual que su hermana quien, con poco disimulo, empezó a tocar su cabello rubio.
— Los niños no usan el cabello largo.
Y Yuri quiso reír, porque la niña era tan igual a Otabek, que la situación le hizo recordar a su discusión de hace tres años, cuando se conocieron. Nina miró feo a sus hijas, Otabek les dio un empujón a escondidas de su madre, quien le sonreía apenada a su invitado.
— Lo lamento, no quiso decir eso.
— No importa, es decir, es cierto ¿No? Los niños no usan el cabello largo.
Otabek le dedicó una mirada extrañada a su amigo, el rubio por su parte solo quería reír al ver el rostro de la señora Altin. Claro, obviamente la señora Altin, quien lleva el vestido perfecto y la argolla de oro en su dedo, la misma que limpia tres veces al día la estatua de Dios, ella sabe que los niños no usan el cabello largo. Pero era muy educada para decirlo.
— Bueno, no es lo común, pero supongo que está bien si tú quieres...— El ruso había incomodado a la mujer, lo sabía, e incluso se sentía un poco culpable.
— Es que mamá murió de cáncer hace unos años y decidí no cortar mi cabello. Puede ser tonto, lo sé, pero...
— Oh, Yuri, lo lamento mucho. No tenías que contar algo tan doloroso, está bien, ella está con Dios ahora, tiene paz.
Nuevamente el rubio quiso reír, porque claramente su madre no estaba con Dios. Estaba muerta, sí, pero por la vida que tuvo era obvio que Dios no la iba a recibir en su reino, así como seguramente tampoco lo recibiría a él. Sin embargo el rostro amable de la señora Altin le dejó sin habla, incluso algo triste, porque ella parecía tener la mejor de las intenciones, y él se quería burlar. El rubio solo pudo asentir, lo cual Nina quiso remediar ofreciendo té.
La cordial mujer dejó solos a los chicos en el salón, llevándose a sus hijas para que le ayudaran. Otabek no tardó en llegar al lado de Yuri, con el ceño fruncido.
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Hijos Del Peligro [otayuri]
Fanfiction🥀Primer lugar en los Premios Russian Heroes 2017🥀 Otabek es el primogénito de la familia Altin, con una madre comprensiva, un padre maltratador de mente cerrada y tres hermanas pequeñas que él cree debe proteger. Su vida aparentemente perfecta pie...