Capitulo 29: invierno

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La soledad vacía
Llena todo el día
Pensando en no existir

Y es así que llegaré al fin
Y es así que llegaré al fin

De este invierno, amor
Que parece eterno
La sangre deja el cuerpo
El verano, amor
Que nos hace falta
El sol que nos levanta.

💭

Esa noche, dormir fue casi un desafío. No podía siquiera mantener sus pensamientos, y es que mientras todo era silencio en su habitación, en su mente solo había ruido. Ruido molesto que se mezclaba con la música a través de sus audífonos y una persona en particular: Yuri Plisetsky.

Ojos verdes y sonrisas burlonas, una cabellera dorada que se movía libremente mientras bailaba para él en la azotea, manos cálidas que tocaban su rostro, labios rosados que le llevaban al mejor de los cielos. Contuvo una risita al pensar en Yuri de ese modo, porque aún cuando no le gustara admitirlo, él era devoto a Yuri Plisetsky. A todo de él, sus días buenos y malos, su talento, su fortaleza, su valentía. La misma que él no tiene, y que a veces desea como el infierno. Como ahora.

Aunque, en cierto modo, le gustaba pensar en que sí era valiente. Una vida sin Yuri a su lado, luego de haberle tenido tan cerca, podía considerarse como un acto de valentía. Sobrevivir sin el amor de tu vida, un desafío que no cualquiera estaba dispuesto a cruzar.

Pero podía calmar sus latidos cuando recordaba por qué estaba haciendo tal cosa, porque su felicidad no vale nada al lado de la sonrisa de su madre o la de sus hermanitas, o incluso el rostro feliz del mismo Yuri, ese que pone cuando habla de ballet, ese que vio esta noche mientras cenaban y el rubio narraba emocionado los sucesos ocurridos con Lilia.

Quiso olvidar las imágenes que llegaban dolorosamente a su mente, mas luego cayó en la cuenta de que él jamás podría olvidar a alguien como Yuri Plisetsky. El ruso llegó a él tan de repente, tan de golpe, que fue capaz de dar vuelta su vida, y su corazón. El héroe de Kazajistán se enamoró perdidamente del hada rusa, aún cuando era consciente de que los humanos no pueden poseer la eternidad, ni siquiera en el amor.

Y estaba feliz, feliz de que haya ocurrido.

Él jamás podía olvidar a alguien como Yuri Plisetsky, y si bien antes quería intentarlo, ahora estaba más que decidido a no hacerlo. Porque quería guardar todo de Yuri, desde la manera en que arruga la nariz o saca su lengua en desagrado, el modo en que puede caminar con la frente en alto, o como sus mejillas pueden pasar del blanco más puro hasta el sonrojo más dulce. Quería guardar todo de él, todo lo que sintió junto a él y lo que siente por él.

Y con ese pensamiento en su mente, fue capaz de conciliar el sueño, aún cuando ya eran las cuatro de la mañana.

🌹

Al día siguiente, Yuri no sabía como sentirse junto a Otabek. Quizás habían retrocedido un par de meses, quizás años, pero la cosa es que su relación ya no era la misma de hace unos días, y no sabía que hacer.

No le vio durante el almuerzo, pues según Víctor, el moreno estaba en la biblioteca, consiguiendo material para la siguiente semana de exámenes. Trató de no prestarle importancia a su ausencia, enfrascándose en una conversación con el resto del grupo, que poco a poco se hacía más pequeño. Ya no estaban ni Mila, Jean, ni Seung, y Yuri no sabía como sentirse al respecto. Sobre todo con el coreano, y es que Phichit fue lo suficientemente... Phichit, para comentar que fue Seung quien dio la noticia sobre Yuri Plisetsky y Otabek Altin.

Y aunque tuvo ganas de ir hasta él y plantear un puño en su inexpresivo rostro, se contuvo, porque después de todo nadie tenía culpa excepto él mismo.

Hijos Del Peligro [otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora