Capítulo 5: Siempre es viernes en mi corazón

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Viernes

Siempre es viernes en mi corazónSiempre quiero la total destrucciónDe este mundo que he conocido.

La iglesia me mandó al infierno

Y el congreso piensa que estoy enfermo.

💭

Anya no era buena para Otabek, o al menos eso pensaba Yuri Plisetsky.

La chica tenía 16 años e iba en la misma clase que Otabek y Víctor, era el estereotipo de chica entusiasta y presumida, la presidenta del centro de alumnos que usa demasiado lápiz labial. Pero no era su falda corta lo que le molestaba a Yuri (no tenía razón para hacerlo en todo caso, pero el rubio estaba celoso de cómo Otabek podía acariciar a su novia tan fácilmente), tampoco ese exceso de maquillaje o su irritante voz, lo que le hacía... despreciar a la pelinegra es que ella sabía que a Yuri le gustaba Otabek. Quizás el rubio era demasiado obvio, tal vez ella lo sabía por boca del kazajo o quizás solo era por la intuición, como sea ella sabía, y se aprovechaba de eso.

Luego de ese día en que vio a su amigo besando a la pelinegra, Yuri decidió dejar los juegos, para enfrentarlo. Es decir, Beka no solo le ignoraba y reemplazaba, sino que además ya no le tenía confianza para contarle algo tan importante como su nuevo noviazgo, eso ya era el colmo. Puede que Yuri esté enamorado de su amigo y que este le haya dejado en la friendzone, pero siguen siendo amigos, si perdieran esa amistad Yuri no sabría que hacer, siendo honestos. Así que un par de días después de eso, Yuri esperó a Otabek para hablar.

Estaba apoyado en su motocicleta, justo cuando vio al moreno salir con la chica de la mano. Yuri desvió la mirada, evitando esa imagen asquerosa de ellos dos compartiendo saliva mientras se despedían. Segundos después, Otabek estaba a su lado, mirándole sin expresión.

— Linda novia, Beka. Bueno, la verdad es que no, no está tan linda.—El rubio no trató de disimular su mal humor, así como Otabek tampoco trató de disimular su disgusto ante las palabras de él.

— ¿Qué haces aquí, Yura?

— Estoy buscando a mi mejor amigo, ¿Lo has visto? El otro día quise hablar con él pero resulta que se convirtió en un imbécil.

— Basta, estamos bien.

— No hablamos hace un mes.—Yuri se maldice al escuchar tanto reproche como dolor en su voz, Otabek deja de mirarle, cruzándose de brazos.

— No hay nada que hablar, seguimos igual que siempre.

— Otabek, me estuviste evitando, lo estás haciendo ahora mismo.

— Yura, he estado algo ocupado, el equipo de hockey y los exámenes, solo ha sido algo complicado, pero estamos bien.—Yuri puede jurar por su abuelo que si no se tratara de Otabek, ya le habría dado una paliza. Piensa en sus palabras unos segundos, sintiendo el nudo en su garganta a causa del miedo.

— Otabek, si tienes problemas con que yo sea gay, dímelo. Si te causo problemas entre tus amigos, si tu padre está molesto contigo o si te avergüenza que te vean conmigo, puedes decírmelo. En serio, prometo que dejaré de fastidiar.

Nunca había visto así a Yuri, el punk ruso que jamás bajaba la mirada ante nadie, estaba frente a él con los ojos llorosos, mirando hacia otro lado. Otabek se sintió morir con solo pensar en dejar a su amigo, después de todo, ese mes en que estuvieron distanciados fue un infierno para él.

Ahora, viendo a Yuri frente a él, se sentía un idiota por alejarse sin explicación.

— No, Yura, no es nada de eso. Somos amigos, no me interesa que te gusten los chicos, nuestra amistad no va a cambiar por eso, te lo prometo. Además, no me interesa que digan mis amigos o mi padre, no soy como ellos.

Yuri soltó una risa extraña, esas que se mezclan con los sollozos y te dejan un sabor amargo al escucharla. Miró al kazajo con una sonrisa de lado y las cejas alzadas, escéptico.

— Eres homofóbico, Otabek, no lo niegues.

— Víctor es bisexual.— Yuri no puede evitar que sus ojos se abran desmesuradamente, al igual que su boca, Beka se acerca a él, acortando bastante la distancia.

— ¿Qué, en serio?

— Me lo dijo hace un año, y solo tú y yo lo sabemos, así que tienes que guardar el secreto.

Aún sin salir de la impresión, Yuri ve como Otabek se pone su casco y sube a la motocicleta, mirándole con una ceja alzada.

— ¿Vas a subir o no? Hace mucho que no hacemos algo juntos, podríamos ir al cine o algo así.

No necesitó más palabras, ya que en menos de dos segundos Yuri estaba acomodándose el casco a la vez que se aferraba a la cintura del moreno, listo para partir. Luego del tiempo separados, tener a Yura tan cerca de él fue como un bálsamo para todo su ser, y sus sospechas fueron confirmadas en ese mismo momento, pues se dio cuenta de que no puede alejarse de su amigo, quiere estar con él para siempre.

Luego de ese día en que arreglaron las cosas, ocurrieron algunos ajustes en la amistad de Otabek y Yuri

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Luego de ese día en que arreglaron las cosas, ocurrieron algunos ajustes en la amistad de Otabek y Yuri. Por ejemplo, ellos ya no almorzaban en la azotea, sino que comían en la cafetería, junto a algunos amigos en común, frente a toda la escuela. Al principio fue raro, porque Otabek cuidaba su imagen y la de Yuri, manteniéndose escondidos la mayoría del tiempo para evitar así problemas. Ahora, sin embargo, el kazajo había dejado eso de lado, e incluso le advirtió a sus compañeros de hockey que quien hablara mal de Yuri frente a él iba a recibir una paliza. Otabek hacía lo que estaba a su alcance, porque si bien sus compañeros ya no incomodaban al rubio, el resto de la escuela sí lo hacía.

No podía contra todo el mundo.

Así como tampoco podía evitar la disimulada rivalidad entre su mejor amigo y su novia, quienes desde un comienzo se odiaron. Yuri creía firmemente que Anya era una pésima chica, no la juzgaba por su imagen o amigos, sino porque era tan insoportable. La pelinegra sabía a Yuri le gustaba Otabek, así comoSeung-gil y Yuuko también eran conscientes del enamoramiento del rubio, Anya lo sabía. La diferencia es que ella era lo suficientemente perra como para besar a Otabek siempre que estaba Plisetsky presente, estar pegada al kazajo durante todo el almuerzo o ponerle excusas tontas para que los amigos no salgan juntos.

Eso obviamente convertía a Anya en una chica insoportable.

Lo peor es que Yuri tuvo que soportar la imagen de ella y Beka, verlos acaramelados en los recesos, escuchar esos apodos estúpidos que ella usaba, oír como presumía sobre su novio y de su cargo como presidenta del centro de alumnos, incluso en los partidos de hockey debía ver como le lanzaba besos a Otabek. Yuri tuvo que atravesar ese infierno durante ocho meses, pues antes de que la feliz pareja cumpliera los nueve meses juntos, Anya cambió a Otabek por un chico mayor, Georgi, el amigo del kazajo.

Tanto Yuri como Víctor estaban indignados, si bien el rubio siempre la odió, no le gustaba ver a Otabek decaído, menos por alguien tan despreciable como ella. El moreno no podía quitarse esa sonrisa irónica del rostro, por lo que la solución de Víctor fue salir de noche, llevarlo con sus amigos a un lugar divertido donde olvidara que alguna vez tuvo algo con esa chica.

Obviamente Víctor no sabía que después de esa primera salida nocturna, con Beka de 17 años las cosas cambiarían un poco. 

Hijos Del Peligro [otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora