twenty one: i will help you too

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- Hailey, por Dios... —Dijo Guzmán después de haber escuchado la realidad de las cosas— ¿Porque nunca dijiste nada? Pudiste haber muerto.

- Porque me da miedo que se enteren y me abandonen como todos en mi vida. —Contestó Hailey muy nerviosa, se mordía los labios de desesperación— Siento que antes, cuando algunas personas se enteraban, huían.

- ¿Como estás con todo esto sinceramente, Hailey? —Preguntó con mucha preocupación

- Me doy asco, Guzmán. —Contesto, para luego limpiar sus lágrimas rápidamente— Psicólogos, terapistas, psiquiatras me han dicho que no es mi culpa. Que no debería darme asco, que eso no define quien soy, pero Guzmán, nunca me e sentido bien completamente después de eso. Cuando me veo en el espejo, me da asco lo que veo. Lo que veo es una chica que estuvo en un burdel, trabajando como objeto sexual, pasando horas en un cuarto con cuantos hombres quisiesen siendo destruída.

- ¿Sabes lo que yo veo? —Preguntó tomando la mano de Hailey— Veo a una chica hermosa, fuerte. Veo a alguien de la que estoy muy orgulloso. Y no te lo digo porque eres mi amiga, es porque ninguna víctima debería sentirse así. Porque no es tu culpa, es culpa de esos gillipollas de mierda. Pero te prometo, Hailey, que encontraremos una manera de meterlos en la cárcel.

- Ander y yo estamos buscando evidencia para poner un caso. —Dijo

- ¿Lo sabe? —Preguntó— ¿Lo sabe todo?

- Todo. —Contestó— Justo cuando mi tío venía a buscarme el estaba ahí, y no pude seguir ocultándolo.

- Fue lo mejor que hiciste. —Dijo— Ahora tienes a dos ayudándote, y lo sabes.

- Gracias, Guzmán. —Dijo para luego abrazar al chico con fuerza

- Eso si, tienes que dejar a Carlos. —Dijo después de unos segundos— No te está haciendo bien, te estás apagando con el.

- Ya te explique, no es tan sencillo. —Contestó restregando sus ojos— Me da miedo lo que el pudiese hacer si yo lo dejo.

- ¿Cuantas veces te tengo que recordar que no estás sola? Nos tienes a todos nosotros, no dejaremos que nada te pase. —Contesto— Carlos no se atrevería a hacer algo así frente a nosotros. —Añadio— Solo... termina esa relación, me abruma el pensar que algo más te pudiese pasar si sigues con ese imbecil.

- Estoy esperando el momento correcto. —Contestó

- Pues te quedarás esperando, porque hay veces que lo tienes que crear tú. —Dijo mientras se levantaba— Gracias por decirme y si necesitas una mano, sabes dónde encontrarme.

(...)

Era oscuro, aunque nada nuevo. Recordaba perfectamente bien el camino a casa de Samuel, aunque estuvo drogada recordaba cómo llegar sin problema alguno. Subió los pisos, hasta llegar de frente con la puerta del apartamento. Toco la puerta sutilmente, y empezó a dar vueltas en lo que esperaba a que la dejaran entrar.

Le abrió la puerta otro chico, este tenía el pelo un poco despeinado, color marrón. Con un cigarro en sus labios, sin camisa. El chico analizó a Hailey de pies a cabeza, para luego reír un poco.

- Otra pija más qué pasa por casa, no, si es que mi hermano las tiene a todas locas. —Río el chico— Anda, pasa, como si fuese tu casa.

- Gracias. —Río Hailey mientras entraba a la casa— ¿Tú eres el hermano de Samuel, cierto? ¿Nano es que te dicen?

- Asi mismito, guapa. —Contestó cerrando la puerta detrás de él— ¿Y tú tienes nombre acaso?

- Hailey. —Contestó— Hailey de León.

- Hasta en el nombre dictas lo de pija que eres. —Río de nuevo— Te traigo a mi hermano en un segundo.

El chico se alejó y tocó una de las puertas de la casa, para luego llamar verbalmente al hermano. Unos cuantos segundos pasaron y el chico salió de la habitación, para encontrarse con la chica y su hermano.

- Pensé que bromeabas cuando dijiste en venir aquí. —Dijo Samuel acercándose

- A veces hay que dejar el papel de bromista a un lado. —Contestó Hailey— Además es urgente.

- Yo estaré en mi habitación por si necesitan algo. —Dijo Nano mientras se empezaba a alejar

- ¡No! —Llamó Hailey— En realidad, a lo mejor los dos me pudiesen ayudar.

- ¿Que necesitas? —Preguntó Samuel sentándose junto a Nano

- ¿Alguno conoce a alguien que pueda forcejar una cerradura? —Preguntó Hailey sentándose frente a los chicos— No se, alguien del pueblo. Pero que sea alguien en quien se pueda confiar.

- Tienes a uno de frente, bombón. —Contestó Nano echándose un poco hacia atrás— Desde pequeño se cómo abrir cualquier tipo de cerradura.

- ¿Porque necesitas forcejear una puerta? —Preguntó Samuel— ¿Pasa algo?

- Mi padre... es una persona muy mala. Tiene pinta de bonachón con todo ese dinero que se gasta pero solo es una muy mala persona. —Comenzó diciendo Hailey— Necesito pruebas, y las únicas que aún existen están en su oficina. Necesito entrar a esa oficina y sacar fotos y videos de todo lo que sea útil.

- ¿Y que tengo a cambio? —Pregunto Nano con una sonrisa picara

- Nano... —Llamo Samuel— Hailey es mi amiga, no nos debe nada.

- Puedo darte dinero, cuanto quieras. —Contesto Hailey con desespero— No me importa cuanto me pidas, solo quiero que habras esa maldita puerta.

- No te cobrare nada. —Rio Nano— Quería ver cuan importante era.

- Entonces... ¿Me vas a ayudar? —Pregunto

- Pon dia y hora. —Contesto— Y ahí estaré.

- ¿Puede ser hoy mismo? —Pregunto mientras restregaba su cabello— Mientras mas rapido pueda conseguir mis manos en esos documentos, mejor. Mi hermano y yo necesitamos salir de esa casa cuanto antes. —Añadió— Hoy, a las diez. Mi padre ya a esa hora esta durmiendo.

- ¿Porque dices que tu padre es malo? —Pregunto Samuel con un poco de preocupación

- Samuel, ella tendra sus razones. —Interrumpio Nano— Solo nos esta pidiendo entrar a la oficina, es todo.

- Es un tema delicado. —Contesto Hailey comenzando a ponerse nerviosa— Prefiero no hablar de eso.

- No le hagas caso, algunas veces no piensa. —Rio Nano— Me veras allí, guapa.

MURDER | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora