MURDER | ÉLITE

twenty five: they are dead, it can't be

- Da un solo paso más, y te juro que aprieto el gatillo. —Dijo Ernesto apretando con fuerza, aunque con las lágrimas lo delataban— Y no creo que quieras morir sin antes de ver a tu "noviecita".

- ¿Como sabias que Hailey y yo estaríamos aquí? —Preguntó Ander con un temblor bastante notable en su voz— ¿Y que mierda haces aquí con una pistola?

- No fueron tan discretos, todo el mundo los vio irse juntos. Yo los seguí, y me quede escuchando en la puerta. —Contestó sin poder ver a los ojos a Ander— Y no es mía, es de Nicholas.

- ¿Nicholas te mando? —Preguntó Ander con confusión

- No importa, va a estar muerto. No sabrás quien me mando, aunque, perdón, nadie me mando.

- Eres muy malo mintiendo. —Dijo acercándose— No eres capaz de dispararme, por más que quieras.

- Es lo que mas quiero. Hailey me gustaba mucho, me gustaba más que cualquiera. Y por tu culpa, no pude conquistarla. —Quito el seguro de la pistola— Soy más capaz de lo que crees.

- Tuviste que haberte dado cuenta. Hailey nunca te dio señales, tú las creaste.

- Tu no me dices que hice y que no. —Lloro cerrando sus ojos— Siempre tuve esperanza de que la cagarías, cómo hacen los ricos siempre.

- No tiene nada de malo, eso pasa. —Se acercó más, manteniendo sus manos al nivel de la pistola— No queremos ver la realidad cuando no es buena, y definitivamente la tuya ni era buena.

- Cállate. —Lloro apretando con más fuerza la pistola— Tú no tienes derecho a sentir pena por mi, es tu culpa.

- Dame la pistola, Ernesto. —Dijo acercándose más— No estás pensando las cosas, estás desesperado. Suéltala, no quiero que te metas en problemas.

Ander comenzó a acercarse con lentitud a Ernesto, quien se quedó mirando a la nada mientras lloraba. Sin embargo, no soltaba el arma. La mantenía a un nivel alto, y sin quitar su dedo del gatillo. Al Ander tocar el arma, y comenzar a intentar quitarle la misma, Ernesto reaccionó. Comenzaron a tener un fuerte forcejeo, viendo quien obtendría control del arma de fuego. Tenían un baile, lleno de golpes y empujones para ver quien lograba tomar control. En ese baile, Ander se tropezó. En los segundos que perdió el equilibrio, no veía claro y eso le dio ventaja a Ernesto. El castaño dio media vuelta para seguir con el baile, pero fue tarde para el. Ernesto acababa de disparar, haciendo que la bala pasara directamente por la frente de Ander.

El cuerpo de Ander bailó por si solo unos segundos, intentando buscar equilibrio. La sangre comenzaba a salir de la frente, deslizándose por su rostro. Era cuestión de segundos que sus piernas dejaran de funcionar, cayendo al piso con fuerza. Un pánico comenzó a invadir a Ernesto, acababa de asesinar a una persona. Una persona que no merecía ser asesinado, dentro de él lo sabía. No podía moverse, solo podía ver como el cuerpo del castaño se apagaba. Viendo como se creaba un inmerso charco de sangre alrededor de su cabeza. No supo que hacer, y si hubiese sabido, no lo hubiese logrado recrear. No podía moverse, su miedo y pánico se lo prohibían. No podía respirar, o al menos así lo sentía.

Unos pasos comenzaron a escucharse, era claro que eran unos tacones. Hailey entro a la piscina, y su sonrisa se desvaneció por completo al ver el cuerpo muerto de Ander en el suelo. Levantó su mirada, y cruzó con la de Ernesto. Quien aún seguía apuntándole a Ander con la pistola, mientras intentaba respirar. Los ojos de la castaña comenzaron a aguarse, aunque su mente seguía en un estado de shock. Como pudo, movió sus temblorosas piernas hacia el cuerpo, acercándose un poco. Hasta que escucho como el seguro de la pistola volvía a escucharse, y al ver que la pistola ahora era dirigida a ella.