thirty four: finally, both alone

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- ¿Crees que estarán en la fiesta? —Preguntó Eduardo caminando junto a Hailey por los pasillos— O sea, Carlos o Ernesto.

- Yo creo que no. —Contestó Hailey deteniéndose frente a su casillero— Escuche que se iban a ir, Carlos le compró un viaje a Ernesto. Se van juntos a Inglaterra, con Nicholas. Así que supongo que no. —Explicó para luego notar la cara de Eduardo, era una cara con tristez— Perdón. Por mi culpa perdiste a Ernesto, no era mi intención.

- No es tu culpa, no es de nadie. —Contestó mientras se recostaba junto al casillero de Hailey— Es solo que todo hubiese sido distinto si el se hubiese dado cuenta.

- O aceptase la realidad, yo estoy segura que el sabía que yo no estaba sintiendo lo mismo por el. —Dijo mientras cerraba su casillero— No quiso ver la realidad, y no lo juzgo.

- ¿No se cambian? —Preguntó un chico rubio, abrazando a Eduardo con fuerza

- Ahora mismo. —Contestó Eduardo mirando los labios del rubio— ¿Me acompañas, Diego?

- Super discretos. —Rio Hailey mientras veía cómo el rubio se sonrojaba— Más discretos no pueden ser.

- Pesada. —Rio Eduardo tomando a Diego de la mano, yéndose a cambiar

- ¿No te vistes? —Preguntó un chico tomando de la cintura a Hailey— Por lo que vi en las fotos, el traje te queda muy bien.

- ¿Si verdad? —Contestó Hailey poniendo sus manos sobre las del chico— ¿Hace que se me vea bien el culo, o no, Ander?

- Anda, vete a cambiar. —Río Ander, lo habían atrapado— Y si, hace que se te vea bien.

Hailey fue a los baños y comenzó a cambiarse. Había escogido un traje corto verde, era escotado en la parte de enfrente. Al terminar de ponerse el traje, pasó a ponerse sus accesorios. Se puso una cadena de oro muy delicada, varios anillos de oro también delicados, y unas pulseras de hilo negras y verdes. Se puso sus tacones, altos negros y comenzó a elaborar su sencillo maquillaje. A Hailey no le encantaba hacerse maquillajes muy elaborados, por lo que siempre se quedaba con lo mismo. Máscara, un poco de delineador, sus labios siempre del mismo color, rojos.

Al salir de unos de los cubículos del baño, vio a Carla peleando para cerrar su vestido. Se veía muy mal, la pasaba mal desde que se robaron los relojes. Además, por su ruptura con Polo.

- ¿Te ayudó? —Preguntó Hailey acercándose a Carla

- Por favor. —Contestó Carla dejando que Hailey tomase el traje, dejando pasar unos segundos en silencio— ¿Tu sabias? ¿De los relojes?

- No, pero lo sospechaba. Ni se veía preocupada cuando desaparecieron, ni si quiera el rojo. —Contestó cerrando el traje, y luego ayudando a que la manga se viese bien— Le pregunté varias veces pero sólo hizo que se alejase.

- ¿No te habla?

- Me habla, pero siempre hace un comentario de que porque creo que lo robo. Es muy sarcástica con el tema, y es mejor ni tocarlo.

- Me tienes a mi. —Dijo arreglando el cabello de la castaña— Yo no te haría algo así.

- ¿En serio?

- Yo no miento. —Contestó para luego abrazar a la castaña, aguantando las ganas de soltar unas lágrimas, necesitaba un abrazo honesto

(...)

- Estoy cansada del ponche. —Dijo Hailey cruzando sus brazos— Es lo único qué hay.

- Para eso estoy yo, tía. —Dijo Christian sacando de su bolsillo una botella de metal llena de alcohol— Anda, toma un poco.

MURDER | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora