eighteen: i don't take orders from you

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- No entiendo nada de lo que estás diciendo, Nicholas. —Dijo Hailey cruzando sus brazos— Entre Ander y yo no hay más nada que amistad.

- Puedes mentirme todo lo que quieras pero yo se lo que vi. —Contestó Nicholas

- ¿Y que viste según tu? —Preguntó algo molesta

- Ayer ambos tenían sexo en el cóctel benéfico. —Contestó con un poco de astucia— Los vi besándose, manoseándose. Vi tus gestos al ver cómo Ander te besaba, lo vi todo. —Explicó acercándose aún más a Hailey— No me intentes engañar, porque esa imagen nunca se irá de mi mente.

- Eres un puto asqueroso. —Contestó con molestia— Tú no deberías estar mirándonos a mi y Ander, ese momento era privado.

- Claro, tan privado que cualquier persona que pasase por ese pasillo los podía ver con la lengua hasta la garganta. —Dijo con sarcasmo— Eres increíble, Hailey.

- No puedes decirle nada. —Pidió— Te lo pido.

- Yo no recibo órdenes ni de ti ni de nadie. —Contestó— Tendrás dinero pero tú jamás podrás estar por encima de mi.

- Te lo ruego, Nicholas, no le digas nada. —Rogó— Tú no lo conoces como yo, el es capaz de muchas cosas.

- Mientes, Hailey, mientes. —Contestó tomando el brazo de la chica— Yo lo conozco más de lo que piensas, el y yo nos contamos todo, todo.

- Estás defendiendo a un demonio. —Dijo intentando safarse del agarre de Nicholas— No sabes de quien estás hablando.

- ¡Deja de hablar mal de él, maldita sea! —Gritó

- Nicholas, déjala en paz. —Dijo un chico corriendo hacia el encuentro— ¿Nunca te cansas de tratarla como mierda?

- No te metas, Ernesto. —Respondió Nicholas soltando a Hailey repentinamente— Eres nuevo en el colegio.

- Eso no cambia las cosas, Hailey es mi amiga y no voy a quedarme sentado viendo cómo la insultas. —Dijo metiéndose entre Nicholas y Hailey— Vete de aquí, y déjala en paz.

- No pierdas tus energías defendiéndola, Ernesto. —Contestó alejándose unos pasos— No vale la pena.

- Véte, por favor. —Pidió haciendo que el chico se terminase de alejar hasta perderlo de vista— ¿Te hizo daño?

- No, estaba tratando de hacerme sentir mal, no te preocupes de verdad. —Contestó— Gracias por ayudarme, de verdad.

- El primer día que hablamos te lo dije, siempre te iba a ayudar en todo lo que necesites. —Dijo con una sonrisa— ¿Quieres que vaya a tu casa en la noche?

- ¿Y eso porque? —Preguntó

- No sabes lo que es pasar una noche conmigo. —Contestó pegándose a Hailey— No te arrepentirías.

- Ya alguien va a venir a mi casa esta noche. —Dijo con una sonrisa— En otro momento será.

- ¿Quien es el afortunado? —Preguntó

- Ninguno, es Marina. —Mintió bajando su mirada— Me está esperando Eduardo, ¿Nos vemos después, si?

La chica dejó un beso en las pecosas mejillas del chico, para luego subirse a su carro. En el camino, los hermanos miraban hacia fuera, con mucho silencio. Hailey no se podía sacar de la cabeza la actitud que estaba tomando Ernesto con ella, sabía perfectamente lo que pasaba, o al menos lo sospechaba.

- ¿Ernesto te a dicho algo? —Preguntó Hailey de la nada

- ¿De que? —Preguntó Eduardo quitándose sus audífonos

MURDER | ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora