|| 46 ||

630 84 49
                                    

Joaquín
10:11 pm, CDMX

*Te usare como señal de advertencia, para saber si estoy perdiendo la cabeza, te usare de mi punto central para así no perder de vista lo que en verdad quiero, encontré el amor donde nunca imagine que estaría y ahora estas justo frente a mi*

〰️〰️〰️〰️

En el auto la tensión entre ambos no desapareció, puesto que yo estaba bastante enfadado con el rizado, evitaba voltear el rostro para verle, la forma tan salvaje en la que tomo mi muñeca y la aprisiono logrando que el rededor de esta se tonara de un color rojizo, me hacía querer escapar de él y nuca volverle a ver.

Suficiente había tenido en el pasado como para aguantar un maltrato físico, realmente no quería ni subirme al mismo auto; pero necesitaba una respuesta lógica ante tal comportamiento y no pretendía quedarme parado en medio de la noche, sabía perfectamente que Emilio tenia problemas de actitud, pero nunca pensé qué de agresividad, siempre lo veía tan controlado y neutral, en el poco tiempo que llevo conociéndole jamás había detectado este tipo de comportamiento compulsivo. Cuando me pidió que accediera a ir con él para que me curase, pude notar en su mirada arrepentimiento, puedo decir que ni siquiera él mismo fue consiente de lo que hizo.

Al cabo de unos cuarenta minutos en carretera, ya nos encontrábamos aparcando dentro del estacionamiento, donde residía el rizado. El motor dejo de crujir, indicando que el auto había sido apagado, un suspiro pequeño pero sonoro se coló por aquellos delgados labios color fresa. 

Emilio retiro la llave del auto, y salió, pocos segundos después la puerta del copiloto se abrió, el rizado me extendió su mano dudé en tomarla, pero finalmente lo hice. Nuestras pieles nuevamente se encontraron, a pesar del roce sutil de nuestras manos, ese pequeño roce fue más que suficiente para que para mi corazón bombeara con fuerza, el contacto fue roto por ambos, agradecí internamente aquello.

Ambos caminamos hasta el elevador del estacionamiento, las puertas de acero se abrieron y valla que la vida me odiaba, el ascensor estaba completamente solo. Verdaderamente cómodo, nótese el sarcasmo. Entramos, yo primero y en seguida Emilio, quedando yo en una esquina y él frente a las puertas deslizables, su dedo índice marco el piso al que subiríamos doce maldición ¿Por qué vivía en el decimo segundo piso?, en estas circunstancias anhelaba que viviese en el primer piso, podía soportar uno pero doce era una tortura para mi pequeño ser, y mas sabiendo que mi cuerpo no conoce el control cuando de Emilio se trata.

Diez malditos minutos, los diez minutos mas largos de toda mi vida, las puertas se abren de par en par; y el aire retenido en mis pulmones sale libremente llenándolos de oxígeno nuevo. Para cuando ya nos encontramos en la puerta, un nerviosismo se apodera de mi cuerpo, ambos atravesamos el umbral del apartamento, en la cocina se encuentra la señora Ross; la cual saluda a Emilio con un comentario cortes y amable, el cual fue correspondido por el mayor, en seguida me saluda regalándome una vez más una sonrisa genuina provocando que la piel en las comisuras de sus ojos se arrugue, haciendo relucir más su edad.

Sra. Ross: Buenas noches joven Joaquín – pronuncia, mientras pica un par de verduras que me supongo serán para la cena que se encuentra preparando

— Buenas noches Señora Ross – contesto rápidamente  ya que Emilio se encamina hasta su estudio, lo recuerdo por la ultima vez que estuve aquí. El mayor abrió la puerta, dejando a mi vista una acomodada y moderna oficina, con un balcón adornando la parte de exterior de esta.

— ¿Piensas quedarte ahí parado? – mis ojos que anteriormente se encontraban recorriendo de arriba abajo la habitación que funcia como oficina del rizado, se posaron en el rostro de aquel hombre que era mi tentación andante.

🔥Sienteme🔥|| Emiliaco [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora