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Emilio
7:30 pm, CDMX

*No puedo hablar con mis propias palabras, perdí lo que podía perder solo por querer ser todo lo que tú querías amar, para todos los demás un mentiroso ... para ti un extraño más*

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Cinco semanas habían pasado, treinta cinco días sin ver a mi ruloso, sin poder sentir su tacto, sus labios, su piel, sin poderle oír su voz mormada al despertar. Todo se había salido de mis manos, todo se había ido al carajo, todos mis putos problemas comenzaron con Andrés. Fui tan idiota por subestimarlo.

Los días pronto se convirtieron en semanas, y cuando menos lo supe ya había pasado un mes. Trate de hablarle, de explicarle como en verdad sucedieron las cosas, durante todo este tiempo busque la forma de contactarlo quería que me diera una oportunidad, pero nada servía, no atendía mis llamadas y para variar se había ido de la casa, ni siquiera fue capaz de venir por su ropa, en su lugar mando a Samanta. 

Me hervía la sangre ante la actitud de niño que Joaquín estaba manteniendo conmigo, le culpaba a él por haber confiado en Andrés antes de siquiera darme el beneficio de la duda, pero también me culpaba a mi. Pero maldición como le decías al hombre que amabas que fuiste encarcelado e inculpado de un delito que no cometiste.

La rabia de Joaquin fue mas por mentirle respecto a mi pasado, que por haber descubierto este.

Los siguientes días después de nuestra discusión, pasaron como un día normal en mi vida, con la diferencia de que al llegar a casa no le veía, no le escuchaba y tampoco le sentía. Joder esto era una reverenda tortura para mí. Tras el quinto rechazo de su parte decidí apartarme, pare de llamarlo. Pare de escribirle. Pare de buscarle la cara. 

Y aunque me dolía en el alma, muy dentro de mi sabia que necesitaba tiempo. Y eso le daría suficiente había tenido con mi pasado descubierto como para seguir amargándole las ultimas semanas. Aun así no podía dejarle solo y nuevamente lo seguí desde las sombras le condicione seguridad privada, claro estaba sin que este lo supiera.

Regrese a casa a eso de las siete de la tarde, aun con él problema de Joaquín no podía darme el lujo de faltar al trabajo, las cosas en la compañía se ponían cada vez más difíciles, Adriano me estaba tocando las bolas por la perdida de la empresa en New York y cada vez ponía más presión en mí.

Al llegar fui directo hasta él pequeño bar que adornaba la estancia de la casa, hace meses que no sentía ese profundo odio y rencor hacía el culpable de ese maldito accidente en el que perdí a Lucia. Lleve el trago de Wisky directo a mi boca, saboreándolo, mientras este me quemaba el esófago al descender por el mismo, quite el saco de mis hombros y me deje caer en largo sofá de piel frente al gran ventanal. Dejando que mi mente y cuerpo fuera anestesiado por el efecto del alcohol dominándolo.

Trago tras trago iba y venia a mi boca. Hasta que pronto ya no supe mas del mundo a mi alrededor. 

[......]

Desperté sintiendo un infernal dolor de cabeza, las punzadas eran cada vez más agudas, pasé mis manos por mi sien sobando aquella parte que, ¡mierda! como dolía.

A: Toma esto — me sobresalte al escuchar la voz chillona de la rizada a mis espaldas, me tendía una botella con agua para que así tomase la pastilla color blanco y muy pequeña que tenía entre sus dedos.

Tome la pastilla llevándola directa a mi boca, tome de la botella con agua y sentí como esta se deslizaba por mi garganta.

—¿Qué haces aquí? — pregunte, echando mi espalda hacia atrás hasta que esta tocase con el respaldo del sofá

🔥Sienteme🔥|| Emiliaco [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora