|| 58 ||

540 85 83
                                    

Emilio
7:00 am, CDMX

*No soy él que dices que soy la desgracia me acompaña a cada paso que doy, me enjaulaste dentro de mis propias mentiras y no puedo salir, aquellos ojos que me miraban con devoción hoy me miran con horror*

〰️〰️〰️〰️〰️

Los primeros rayos de sol comenzaban a salir, posándose de primera instancia en mi rostro me retorcí un poco por la cama debido al cambio de luz, al despertar mis ojos recorrieron aquella silueta que tan loco me volvía su respiración cálida en mi pecho lograba que los vellos de mi cuerpo reaccionasen ante tal sensación.

Su rostro estaba totalmente relajado sumido en los sueños que su mente le proporcionaba, sin poder evitarlo sonreí al verle. Estaba claro que Joaquín no solo me volvía loco de deseo, sino que también había llenado un hueco en mi alma, un hueco que jamás creí recuperar. Y aquel ruloso lograba que mis nervios se dispersaran por todo mi cuerpo al no verle, que mis entrañas se contrajeran haciéndome sentir un hueco en el estómago, que mi cuerpo reaccionase ante un roce ligero, que mi pecho se hinchara de felicidad al verle sonreír. Joaquín se había convertido en mi droga, mi instintivo para salir del hoyo negro en el que me encontraba. Me estaba enamorando, jodidamente lo estaba.

Deje un beso casto en su hombro descubierto, tuve que hacerme de todo mi autocontrol para no comenzar a besarle todo el cuerpo y tener que buscar una excusa perfecta del porqué había llegado tarde a la oficina, levante ligeramente su cuerpo que aun reposaba en mí pecho teniendo cuidado de no despertarle. Por la noche le había visto muy raro, pero suponía era el cansancio laboral, también me percate que se durmió hasta muy tarde. Ya le preguntaría por la tarde.

Salí de la cama, para posteriormente ir directo a la ducha.

Menos de diez minutos y ya me encontraba de regreso en la habitación. Joaquín aun dormía plácidamente soltando ligeros ronquidos con cada respiración nueva, pequeña acción que me dio gracia, soltando una sonrisa burlona.

Me embutí en un traje gris, coloque el reloj color oro en mi muñeca derecha, tome mi portafolio dispuesto a salir pero antes de eso decidí dejarle una nota, no quería despertarlo solo para avisarle que ya me iba, por lo cual tome una pequeña agenda y una pluma escribiendo sobre el papel, el cual arranque segundos después para dejarlo a un lado. Deposité un beso casto en su coronilla y salí de la habitación.

Al llegar al comedor, la presencia de Andrés ya se encontraba ahí, por la cara que traía sabía que la resaca lo estaba matando. Sonreí burlonamente, quitándole en el instante en que llegué hasta el comedor.

Tome asiento frente a él, este por supuesto que me ignoro, prestando atención a la pantalla de su portátil. Sin mucha importancia en él me dispuse comer un poco de fruta que previamente la señora Ross había picado.

A: Me iré contigo, mi auto está en el mecánico — dijo con ese toque arisco y sarcástico en su voz

— Otra vez lo has fregado — comente divertido, este ante mi comentario me fulmino con la mirada yo sonreí e victoria por su molestia.

A: No es mi culpa que los estúpidos autos no cumplan mis necesidades y expectativas — dijo, victimizandose

— Dile a Tobías que te llevé — dije, dando por finalizada la comunicación entre ambos

A: ¿Qué? ­— contestó desviando la cara del portátil para dignarse a mirarme finalmente 

— No repito dos veces — conteste llevándome la taza de café al encuentro con mis papilas gustativas.

🔥Sienteme🔥|| Emiliaco [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora