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Nota del Autor:
Pido perdón a cada uno de mis lectores de esta historia.
Cometí el error de dejar mi cuenta abierta y, una de mis hijas hizo estragos, borrándome la historia.  Tuve que hacer algunos ajustes a los capítulos.

Sin más preámbulos, la subiré otra vez, completa para deleite de ustedes.
E intentaré actualizar seguido.

Mil disculpas y muchísimas gracias por leerle.

Su servidora.

Carmen.

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Hermano, ¿usted no cree que a Beatriz sé le pueda torcer el corazón y traicionarlo? Recuerde que nos tiene en sus manos. - mencionó Mario-
- Por eso la mejor estrategia es enamorarla. Así aseguramos la empresa.

¡No Calderón! Beatriz me ha demostrado ser una mujer de mi total confianza, incondicional, fiel. ¿Cómo podría yo cometer el crimen de enamorarla? No me sugestione más. - dijo Armando.

Si, Armando confiaba a ciegas en ella. La estimaba mucho más allá de lo que era capaz de admitir. Y no, no era capaz de dañarla de ninguna manera.

Beatriz trabajaba en su oficina, en lo del Balance General para la Junta.

Luego de que el lanzamiento de la última colección fue un éxito. Podían pensar en recuperarse. La empresa mostraba mejoría constante. Lo que posiblemente ratificaría en su puesto a Armando.

Pero algo atormentaba su cabeza: Marcela Valencia y su matrimonio con ella.Se lo había propuesto con el afán de ganar la presidencia hace meses. Pero él tenía muy claro, que ya no la amaba.

Hace un tiempo se lo había confesado a Calderón, que ninguna mujer lo llenaba. Se sentía vacío.

Debía hablar con ella. ¿ Cómo lo tomaría? Habían estado ya varios años juntos, con altos y bajos. Sus constantes infidelidades, habían debilitado la relación. Sus padres sin duda la veían como la mujer para él. ¡Que dilema!- pensó-

Mientras Beatriz pensaba en la posibilidad de irse. Tomar un respiro. Vacaciones.

No había dejado de trabajar un solo día, desde hace seis meses que la habían contratado en Ecomoda. Y desde allí soñaba con él. Su amor imposible Armando Mendoza.

Salió de la oficina. Se armó de valor y le dijo a Armando que necesitaba un respiro. Le pidió vacaciones. Al fin y al cabo, el trabajo ya lo tenía listo. Y no se ausentaría tanto.

Le serviría para olvidarse de él, de su amor imposible- pensó.

Armando la miro sin creer lo que escuchaba, su confidente, su mano derecha se ausentaría de su lado.

Sintió una leve punzada en el pecho al oírla. Pero no podía hacer más que otorgárselas. Desde que entró a trabajar con él, que no tenía respiro.

Y por cuanto se irá- lanzó Armando-

Dos semanas Doctor. Necesito descansar- dijo Betty-

Armando en su interior sintió que la oficina no sería lo mismo sin ella, era demasiado tiempo.

Y sin ser muy consciente de lo que decía ,mencionó: La oficina no será la misma sin usted aquí-

La mujer que no soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora