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Después de un largo viaje de más de quince horas, arribaban a Paris. Eran las diez y media de la noche cuando pisaron suelo francés. El agotamiento por el viaje era evidente. Así que solo atinaron a tomar el taxi que los llevaría rumbo a su hotel.

Al llegar se registraron y les dieron la llave. Entraron en la habitación. Dejaron sus maletas y se tendieron en la cama. Quedando profundamente dormidos.

Amanecía en Paris, la vista era hermosa. Se veía rosáceo el cielo y la brisa de la mañana pegaba en la ventana.

Armando observaba a Beatriz dormir. Parecía un ángel. Tenía el rostro sereno. Acaricio su rostro. Haciéndolo suavemente de modo que ella despertó.

Ella lo miró tiernamente aún entre dormida. El rostro de él reflejaba ternura, amor.

¿Ya amaneció? Por lo menos me siento algo más respuesta del viaje - dijo  Beatriz-

Si mi amor. Le preparé desayuno mientras dormía - dijo Armando-

Gracias - dijo ella algo ruborizada-

¿Tiene algún plan para hoy Betty? - inquirió Armando-

Si. Debo llamar a Ricardo y, avisarle que ya nos encontramos aquí. - dijo Betty-

Así es que desayunaron, se ducharon y Beatriz llamó a Ricardo. La llamada duro algo más de diez minutos. Al colgar Beatriz dijo:

Ricardo viene para acá. Quiere cuanto antes que firmemos todo, para mañana empezar a trabajar. - dijo Beatriz-

Así es que se vistieron adecuadamente para aquello. Beatriz llevaba puesto una blusa blanca, saco y falda roja entallada. Mientras que Armando vestía de gris.

Ricardo se tardó unos quince minutos en llegar. Se presentó con ambos y discutieron los términos de su contrato.   Catalina Ángel, le había dado excelentes referencias de ambos.

Los dos trabajarían para una empresa de moda. Armando como vicepresidente de la compañía  y Beatriz como vicepresidente financiero.

Luego de discutir aquello, se dedicaron a buscar donde vivirían. Eligiendo el distrito siete. Un barrio tranquilo a pesar de los turistas y las atracciones.  La vista desde el apartamento daba a la Torre Eiffel. Y quedaba relativamente cerca al trabajo.

Ese mismo día se mudaron. Ambos estaban ansiosos por lo que se venía.

Era todo un reto, un nuevo país. Construirían su vida desde cero.

¿Beatriz, has pensado en lo que hablamos amor? -dijo Armando-

Doctor, hemos hablado de tantas cosas en estos días, que no sé a qué se refiere.- dijo Betty entre risas-

A casarnos. Formar una familia juntos. ¿O es que acaso usted ya no quiere eso? - dijo Armando-

No. No malentienda mis palabras. Es más que claro que lo amo. Que quiero respirar hasta la última molécula de oxígeno a su lado. Solo que creo que debemos esperar un tiempo. Aclimatarnos acá. Mi amor, tendremos la vida para estar juntos - dijo ella-

Es solo que temo perderla Betty. Que usted se deje encandilar por otro... ví... ¡yo ví como Ricardo Collet la miraba!mientras firmábamos el contrato. Conozco perfectamente cuando un hombre mira a una mujer con deseo, ¡usted le gusto Beatriz!. ¡Y como no, si hasta yo mismo estoy loco, completamente loco por usted!.

Realmente tengo una lucha campal dentro mío, mi amor. Lucho con mis inseguridades, con no desconfiar. Solo le pido una cosa Betty. Debe cuidarse de él. - dijo Armando-

¿Usted está queriéndome decir que don Ricardo ...? No, es que es completamente irrisorio. No puede estar pensando que él, no sé... ¿intente seducirme, o algo así? - dijo Beatriz sorprendida-

La mujer que no soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora