Armando, respiro profundo. Un dejo de incomodidad lo invadió ante la mirada de Amalia. Recordó las veces en que tantas mujeres lo habían mirado de aquella forma y él no se había resistido. Las había hecho suyas, no solo una vez. Pero esta vez era distinto, había prometido ser otro. Sin duda, no quería volver a pasar por la misma situación que con su anterior secretaria. No quería confusiones ni enredos. No de nuevo. Por lo cual decidió protegerse, blindarse.
_Amalia, no creo que quiera tener problemas con su jefe en el primer día de trabajo ¿no es cierto? -dijo Armando muy serio mirándola fijamente-
_ ¿A que se refiere, don Armando? - preguntó Amalia sosteniendo la mirada-
_A su forma de mirarme Amalia. Conozco muy bien esa clase de mirada. Usted me está mirando con agudeza, me aventuraría a pensar que con lascivia. Y no, no se equivoque. Yo ya le pertenezco completamente a alguien y no estoy dispuesto a recibir esa clase de miradas. ¿Comprende, Amalia? -dijo Armando muy serio-
_Lo siento, es que es usted un hombre tan atractivo, un hombre por el cual suspirar, ese porte, ese garbo, su voz, su aroma... -decía Amelia cuando Armando la interrumpió-
_Señorita al parecer no fui lo suficientemente claro o es que usted no ha querido entender. En vista de esto, pediré que me asignen a otra persona. Puede retirarse. -dijo muy serio Armando-
En ese instante y ante los ojos de Amalia, llamó a Patricia para reportar el incidente y pedir que la reasignen a ella a otra dependencia. No la quería bajo ningún punto de vista como su secretaria.
Patricia se excusó, aludiendo que jamás Amalia había presentado aquella clase de comportamiento con algún ejecutivo. Pero accedió al cambio.
Y para menos problema asignaron a un hombre. Así Armando estaría más tranquilo o al menos eso pensaba él.
_Armando, lamentó este terrible malentendido. Es la primera vez, que reportan a aquella empleada. -dijo Patricia-
_Siento importunar, pero es que en mi anterior empleo pasé por algo similar y bajo ningún punto de vista lo quiero volver a vivir. -dijo Armando con decisión-
_Comprendo. Un hombre de sus características debe tener a muchas mujeres soltando baba por ahí. -rio Patricia-
Y claro que de cierta forma Patricia tenía razón. Armando era de esos hombres por los cuales uno suspira, sueña, anhela. Un hombre para la vida, para amar, para mirar con toda clase de pensamientos. De los más santos a los más perversos. Solo que él, era ajeno. Solo le pertenecía en alma y corazón a Beatriz.
_En diez minutos se reportará tu nuevo asistente. Raymond Moreau. Y nuevamente pido disculpas por tamaño incidente. - dijo Patricia saliendo de la oficina-
Armando respiró más aliviado. Por lo menos se había sacado de encima a otra posible acosadora. Recordó cuando tuvo aquel incidente con Claudia, del cual Beatriz lo salvó. No comprendiendo aún que era lo que hacía que atrajera a tanta loca.
Beatriz, sus pensamientos viajaron hacia ella. Su incondicional, aquella que siempre estaba dispuesta a arriesgarlo todo por él, la que lo salvó del abismo.
Decidió llamarla. Supuso que ya había despertado. Eran las diez de la mañana.
_ Cariño ¿te encuentras bien? - le preguntó Armando-
_Si, mi amor. Acabo de despertar. Este embarazo me tiene con mucho sueño. Y a ti ¿cómo te ha ido? - inquirió Beatriz-
_Por el momento, bien. Estoy trabajando en una pila de papeles, pero quise oírte. Te extraño, amor. - le dijo cariñosamente Armando-
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La mujer que no soñé
FanficEsta es una historia basada en la novela del escritor Fernando Gaitán (Q.E.P.D.). La historia se desarrolla igual, con la diferencia de que Armando se niega a ejecutar el plan de Mario en cuanto a enamorar a Beatriz. ¿Podrá Betty conseguir el amor...