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Sí, salieron ambos de la mano de aquella Sala de Juntas. Mientras suspiraban profundamente, dirigiéndose por última vez a presidencia. Debían redactar sus cartas de renuncia.

Pero Beatriz, se veía pálida, con la mirada perdida.

¿Beatriz, se siente bien mi amor? – Dijo Armando-

Y ella no alcanzó a responder, ni alcanzó a sentarse, cayendo como una hoja de otoño que es impelida por el viento.

¡Mi amor! ¡Beatriz! –Gritó Armando con evidente angustia-

La tendió en el sofá de la oficina e inmediatamente intentó darle aire.

¡Betty, reaccione! –Decía Armando con desesperación-

Cuando volvió en sí, Armando dio un suspiro de alivio.

¿Qué paso? ¿Por qué estoy tendida aquí doctor? –Dijo Beatriz-

Cariño, te acabas de desmayar. Será mejor que la revisen Beatriz, para descartar algo grave –dijo Armando con evidente preocupación-

Está bien, pero, por favor terminemos con esto y luego vamos por el chequeo ¿sí? –dijo ella-

Así es que redactaron sus cartas. Y se las hicieron  llegar mediante las secretarias a los miembros de la Junta Directiva. Saliendo por fin, rumbo a la clínica.

¿Betty, ya se va? –dijeron totalmente intrigadas Sofía y Berta-

Sí, muchachas. Pero ya habrá tiempo de contarles. –Dijo Beatriz mientras seguía por el pasillo hasta el ascensor-

¿Acaso le viste la cara a Betty, Sofía? Estaba pálida como papel. Y ese escándalo de don Armando en presidencia –dijo Berta-

¡Ay, Berta, pero que chisme tan bueno! Eso me huele a lo que tú sabes –dijo Sofía-

Ambas rieron pensando en eso. Debían indagar más. El chisme se cuenta completo y aún había partes que no estaban del todo claras.

Mientras tanto Armando y Beatriz, se subían a su carro y emprendían rumbo a la clínica.

¿Amor, desde cuando se viene sintiendo así de mal? –Inquirió Armando tratando de dilucidar aquel malestar-

Hace tres días doctor ¿por qué? –Dijo Beatriz-

Nada de cuidado. Solo era por curiosidad amor –dijo él-

Al llegar a la clínica fue revisada. Si, llevaba tres días con malestares similares. El médico indagó absolutamente en todo. Y mandó a hacer pruebas de sangre para descartar intoxicación o un posible embarazo.

¿Embarazo? –dijeron ambos sorprendidos-

Si, sus síntomas también pueden decantar en ello –dijo el médico-

Armando, quedó sorprendido. No lo esperaba. Pero era algo que secretamente anhelaba. Consideraba a Beatriz, la mujer correcta para él. Al fin y al cabo era la prolongación, la muestra fehaciente de su amor por ella. Pero había un problema: Beatriz era considerada por su familia, como una niña con los valores morales altos.

¿Cómo sería posible resultar embarazada? –pensó-

Mientras en la cabeza de Betty, revoloteaba la palabra embarazo ¿Qué haría si era cierto? ¿Cómo explicaría su conducta? ¿Qué diría su familia, la cual la cree casta, digna? –Aquello torturaba su cabeza-

Mañana estarán para retiro sus exámenes señorita –le mencionó el médico-

Ambos salieron de la clínica directo a la farmacia. La ansiedad los tenía algo descolocados. Y compraron uno de esos test para detección con orina. Saliendo raudos de allí a su apartamento.  Pero al realizar el test...este salió negativo.

La mujer que no soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora