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Amanecía en Paris, hacia mucho frío. Y Armando no quería levantarse. Sentir la temperatura del cuerpo de Beatriz, le impedía querer desprenderse de las sábanas. Pero debía trabajar. Se levantó y duchó. No quiso desayunar.

Se dirigió a la oficina. Raymond, lo esperaba con correspondencia y documentos.

_Buenos días, don Armando. Sus citas ya están confirmadas y aquí está su café. -dijo Raymond-

_Buenos días. Déjemelos en el escritorio, por favor. Gracias. -respondió Armando-

Armando, se tomó el café y luego, dedicó su mañana a la revisión de aquellos papeles. Para luego salir camino a su primera cita.

Se dirigió a "Le Taillevent" el restaurante, donde lo esperaba Ester, con quien concretaría el negocio de las telas para la colección venidera.

_Buenas tardes. ¿Ester Richards?  -dijo Armando-

_Si. Le estaba esperando. -contestó ella-

_Armando Mendoza, vicepresidente ejecutivo de "Runway".

_Un placer. Ya se nos informó del cambio y también de que usted sería el ejecutivo con el cual tendríamos que negociar las nuevas condiciones.
La verdad es que consideramos mejor la propuesta que su empresa nos planteó y aquí está el contrato y sus cláusulas. Por favor analícelo, señor Armando.  -dijo Ester entregándole el documento-

_La verdad es que si. Esta es la primera reunión, en lo que llevo trabajando para esta compañía. Por lo que veo, los valores están accesibles. Sus telas según entiendo son de muy buena calidad y ya fueron aprobadas por nuestro diseñador. No me resta sino preguntar ¿cuándo estarían despachándonos entonces?  -dijo Armando-

_En cuanto al transporte y la entrega de la mercancía, esta semana estaríamos despachándola, ya que es una gran volumen de telas. Llegando a sus bodegas entre mañana y el jueves. -respondió Ester-

_Perfecto, entonces creo que hemos realizado un excelente negocio entre ambas partes y además pienso que es el comienzo de una maravillosa relación. Pues, por lo general, entre hombres se sellan los negocios con un estrechón de manos, pero en vista y considerando que somos hombre y mujer, lo más sensato sería un beso ¿no le parece? -dijo Armando-

_Pues, entonces sellemos el negocio con un beso. -respondió Ester-

Ambos cerraron el trato besándose en la mejilla.

_A sido un placer conocerle, Armando. -dijo Ester-

_ igualmente. Y espero que esta relación comercial siga dando buenos frutos. -dijo Armando a modo de despedida-

Saliendo de allí, quiso comunicarse con Beatriz.

_¿Aló, mi amor? ¿Cómo te has sentido? -dijo Armando-

_La verdad es que con sueño y un poco de desgano. Pero estoy bien, es normal.
Dame un segundo, están tocando la puerta...-decía Beatriz-

_Ri...Ricardo ¿qué hace aquí? -dijo Beatriz algo nerviosa, soltando el teléfono-

_Me enteré de que habías vuelto a Paris. Y quise verte. -dijo Ricardo-

_¿Aló? ¡Aló! -decía Armando sin obtener respuesta-

Beatriz de los nervios y la impresión de volver a verlo, se desplomó en el suelo.

Ricardo, se asustó, le dio pequeños golpes en el rostro para ver si reaccionaba. Pero no. Decidió llevarla a la clínica más cercana. La tomó entre sus brazos y la subió a su carro. Camino a la clínica, despertó.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2021 ⏰

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La mujer que no soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora