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Luego de esa noche. Todo transcurrió con normalidad. Un ir y venir de la oficina, entre papeleos y citas de negocios. La relación con Ricardo se logró normalizar, a pesar de sus insistentes galanteos con Betty. Y la "relación" de Anne y Armando se había estrechado algo más con el trato diario y, las constantes citas a las cuales él la llevaba.

Dos meses después...

Ricardo concedió un permiso especial a Beatriz. Ella tenía pensado ir al Registro civil, ya con la documentación necesaria para iniciar los trámites de matrimonio. Para su sorpresa, le dieron la hora para dentro de un mes.

Al salir de allí, se sintió algo mareada. Pero lo atribuyó a no haber desayunado. Así que emprendió rumbo hacia la compañía. Sin duda sería la mejor sorpresa para Armando.

A pesar de que ya había pasado algún tiempo, Ricardo, nunca dejó de ser galante con ella. Y ella, prefería evadir el tema. A pesar de los meses, él seguía inquietándola. Callar ante el amor de su vida seguía doliéndole.

Busco a Armando en su oficina. Pero por alguna extraña razón, al entrar, él no estaba allí. Y recordó que en estos meses, a pesar de que su relación había mejorado; la cercanía de aquella asistente con Armando la inquietaba. Ella tenía una manera de mirarlo muy particular. Se lo comía con la mirada. Y muchas veces la encontró con ropa bastante insinuante en la oficina de él. Lo que a su parecer, parecía no importarle a Armando.
Recordó una llamada nocturna, la cual fue contestada por él, mientras creía que ella dormía. Y ese día salió del apartamento volviendo de madrugada sin dar mayores explicaciones.

La curiosidad la carcomía por dentro, sentía celos al notar que Anne, estaba tan cerca de Armando. De modo que lo buscó en la oficina de ella.

Al llegar allí, escuchó murmullos.
Se acercó pegando el oído a la puerta. El corazón le palpitaba a mil. Efectivamente él se encontraba dentro.
Guardó silencio para lograr escuchar más claramente.

¿Por qué no acepta que le gusto? Soy mujer y me he dado cuenta de como me mira don Armando, que provoco muchas cosas en usted. Acéptelo. ¿O me lo va a seguir negando? - decía Anne-

Anne...yo...
Yo no sé de qué me está hablando. Estoy consciente de su belleza, usted es muy provocativa, si. Soy un hombre y me doy cuenta de aquellas cosas. Pero... pero de ahí a mirarla con otros ojos... - decía Armando mientras Anne se le acercaba lento-

¿Me va a decir, que no siente palpitar más rápido su corazón? ¿Qué mi cercanía no le inquieta? - alcanzó a decir Anne antes de lanzarse a besarlo-

En ese instante abre la puerta Betty. Al verlos, quedó fría. Inmóvil, sin siquiera pestañear.

Armando estaba sin saco y con la corbata desarreglada con las manos en la cintura de ella. Y Anne... ella lo tenía encima del escritorio. Estaba con la blusa a medio abrir, dejando ver parte de su brasier.
Al verla Armando la soltó. Y ella cayó al piso.

Beatriz salió de allí corriendo. Mientras lágrimas caían de sus ojos.

¡Beatriz, mi amor! ¡Beatriz, espere! - gritó Armando y salió corriendo tras ella-

Ella corrió a su oficina por su abrigo. Quería solo escapar, irse, desaparecer. Sentía impotencia, frustración.
Al salir de la oficina, Ricardo la vio.

¿Betty, se siente bien? - le dijo él-
Ella se veía pálida, descompuesta. Y dedujo que algo malo había pasado.

Ricardo... por favor sácame de aquí- dijo Beatriz dándole un abrazo fuerte-

Él la llevó en el auto a su apartamento. Evidentemente no estaba bien, física ni mentalmente para trabajar ese día.

Durante el trayecto, el vio cómo caían lágrimas de los ojos de Betty pero no se atrevió a indagar en él por qué. Hasta que de un momento a otro ella le pidió parar el vehículo. Bajándose rápidamente y, vomitó de la nada.

La mujer que no soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora