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Lena Luthor estaba en Ciudad Nacional por muchas razones. O eso dijo para quitarse los cuestionamientos de sus amigos al informarles de su mudanza de Metrópolis. Lo cierto era que a Lena sólo le importaba una de esas cosas: sanar. Había estado más tiempo del necesario cerca de la familia Luthor, escuchando sus reproches y las muchas razones por las cuales nunca sería Lex, ni tan inteligente, ni tan audaz.

Estaba harta de que hasta su mente la traicionara, recordándole sus errores cada dos por tres, con esa voz parecida particularmente a la de su madre. Cada uno de sus errores cometidos, incluyendo el más reciente y el cual pudo acabar verdaderamente mal: el Sol Rojo de Lex. ¿Por qué no lo vio venir? Su hermano parecía tan confiado, tan triunfal. Logrando hacer pensar a Lena en su obsesión con Superman, tal vez había quedado en el pasado, qué ingenua. No la había superado, simplemente había hallado una forma de acabar con él y Lena no le había evitado poner en riesgo al mundo entero. ¿Era su culpa? Seguramente.

Ese año pasó mucho tiempo en Luthor Corp y aún no había descubierto cómo lo había logrado Lex. Sin duda su temor más grande era que él hubiera usado parte de su investigación como base para volver el sol rojo. Lena había puesto mucho esmero en investigar a otros planetas, la vida en ellos y los aspectos biológicos de los mismos, incluyendo a Krypton. Los meses posteriores al encarcelamiento de Lex, ella se hundió en el trabajo de su hermano, buscando pistas, algo para quitarle la responsabilidad. No encontró nada en absoluto. Él sabía cómo borrar sus huellas, Lena no podía pretender entrar en su mente, porque acabaría perdiéndose. Por eso se mudó, lejos y se haría cargo de L-Corp tan bien como nadie.

El teléfono suena, sacando a Lena de su ensoñación.

—Señorita Luthor, la reportera de CatCo llegó, ¿la hago pasar? —Lena se acomoda en su silla, casi había olvidado la entrevista pendiente.

—Claro, Jess, déjala entrar —.

Kara estaba en el elevador, a punto de cerrarse, ve como Nia corre hacía ella, así que detiene la puerta ganándose una sonrisa de parte de la chica.

—Gracias Kara, hoy se me hizo algo tarde. Hace tiempo no te veo, ¿todo bien? —Nia recuperaba el aliento después de la carrera.

—Claro, Nia, todo bien —Sonríe un poco, por eso Kara no llegaba temprano, odia las conversaciones de elevador. La otra chica le extiende la mano, sosteniendo un café y ofreciéndoselo.

—Para ti —dice simplemente.

—¿Para mí? ¿Cómo sabías que estaría aquí hoy? —pregunta Kara con un gesto de confusión.

—Bueno, no lo sabía, siempre traigo dos, por si te encuentro —Le sonríe de nuevo, luego le da un sorbo a su propio café—Por cierto, lamento la temperatura, hoy tuve que correr —.

—No te preocupes, Nia, ¡Gracias! Por eso eres la mejor heroína —Le responde la rubia, con honestidad y una sonrisa en la cara.

Cuando el elevador se detiene ambas se despiden y Kara emprende el camino a su oficina, pondría unas cosas en orden y tan pronto como acabara saldría hacía, ahora, L-Corp.

Por eso estaba ahí, a punto de entrar a la oficina de la nueva CEO. Con un breve agradecimiento se despide de la secretaria y abre la gran puerta blanca, se queda perpleja, el escenario era impresionante ante sus ojos, mayormente humanos, incapaces de soportarlo. Lena Luthor estaba sentada frente a su gran escritorio y de espalda al gran ventanal, el cual iluminaba toda la estancia. Lucía poderosa e increíblemente hermosa. Kara boquea unas cuantas veces, sin nada para decir.

—¿Quién eres tú exactamente? —La empresaria habla primero, logrando que Kara se palmee la frente mentalmente. Por Rao, se esfuerza en concentrarse.

Antes de hablar se aclara la garganta—Soy Kara Danvers, reportera de CatCo, encargada del reportaje acerca de usted y su empresa —Se acomoda los lentes, en ese gesto tan suyo declarando nervios.

—Kara Danvers... —Saborea el nombre—Recuerdo haber leído tu columna sobre Aliens que hacían un cambio, me pareció excelente —halaga, ganándose un sonrojo por parte de la rubia. ¿Qué le pasaba? No era su primera vez recibiendo halagos por su trabajo—¿Dejan a sus mejores reporteros entrevistar empresarios aburridos y de mala fama? —Interroga con diversión.

—Bueno... hasta ahora son sólo rumores, ya sabe, las personas hablan mucho. Creo que todos deberían ser juzgados por sus propios méritos, señorita Luthor —Dice, volviendo a acomodar sus lentes (los cuales no se habían movido desde la última vez). Lena parecía sorprendida por su declaración, ¿alguien ahí no la juzgaba por los crímenes de su familia? Fuera de lo normal, pero encantador.

La entrevista surgió con naturalidad, Kara entendía muchas de las palabras de Lena, empatizaba con ella y le sorprendía la bondad que desbordaba. Era honesta, fuerte y algo ruda, fruncía el ceño con frecuencia al pensar las respuestas, lo cual la hacía lucir intimidante. Pero también sonreía al ver a la reportera asentir con firmeza cuando ella decía algo en lo que concordaba. Al cabo de un rato la entrevista estaba finalizada, pero ninguna se movió de su asiento, por lo menos no al instante.

Kara carraspea, comenzando a levantarse—Eso es todo, señorita Luthor, ha sido un gusto conocerla, gracias por su tiempo —Estira la mano para estrechársela, Lena la toma y le dedica una sonrisa.

—Llámame Lena, después de todo debemos tener la misma edad —La CEO se encontraba sorprendida por la reciente entrevista, pues la rubia en ningún momento había mencionado a su familia, tampoco había insinuado nada acerca de sus intenciones. Su curiosidad era genuina, le agradaba.

—En ese caso, Lena, llámame Kara —.

El sol encerrado en una habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora