Cuando se separan las mejillas de Kara son dos grandes tomates, una enorme sonrisa se planta en su rostro y algo entre un suspiro y una carcajada sale de su boca. Esconde su sonrojo en el hueco del cuello de Lena, quien deja suaves caricias en su espalda, aspira su aroma y lo declara su nuevo lugar favorito.
—Perdón —Vuelve a decir Kara y su aliento choca con el cuello de Lena, erizándole la piel—No quería decir eso, yo sólo estaba tan enojada conmigo misma —Se detiene al sentir el pecho de la pelinegra moverse en un suspiro.
—Kara, no era tu culpa, prácticamente te restregaron el alcohol en el rostro —Dice Lena, separándose para ver a los ojos a la rubia—¿Podemos entrar? —Pregunta, señalando la puerta del apartamento y Kara abre los ojos con sorpresa.
—Dejé las llaves dentro —Dice, los rastros de rubor le parecen lo más tierno del mundo a Lena—¿Tienes tu llave? —Pregunta y es el turno de Lena para sorprenderse.
—No...—Dice avergonzada—La dejé en la barra porque estaba enfadada contigo y no pensaba volver nunca —Alega cruzándose de brazos.
—Demon... ¿No pensabas volver nunca? —Se interrumpe Kara, ante el puchero de la ojiverde se ríe—También eres dramática —Dice y vuelve a abrazar a Lena, queriendo tenerla cerca todo el tiempo posible—Podríamos ir a tu apartamento —Propone, dejando un beso en la mejilla de la pelinegra.
—O llamar a Alex —Le responde Lena, pasando una mano por el cabello rubio de Kara.
—O ir a tu apartamento —Repite la ojiazul haciendo cara de cachorrito—Además, tendríamos que explicarle unas cuantas cosas a Alex y mi hermana después de un día entero en la DEO no es la más razonable de las personas —Dice, colando sus brazos por el abrigo abierto de Lena, en ese corredor hace frío.
—Bien, señorita Danvers, vayamos a mi casa —Cede finalmente.
El viaje en auto es tranquilo, después del torbellino de emociones Kara está agotada y sólo le quedan ganas para observar a Lena conducir. Nadie diría que conducir puede ser atractivo, pero no la han visto a ella hacerlo, tiene el ceño fruncido en ese gesto tan conocido de concentración y a Kara sólo le dan ganas de pasar un dedo por sus cejas y borrarlo, aunque eso sea tal vez porque quiere estar cerca del rostro de la ojiverde una vez más (muchas veces más). Lena voltea a verla cuando se detienen en un semáforo rojo, al final acabó dándole su abrigo a Kara porque tenía frío y ahora está ahí, como copiloto, con su abrigo negro y mirándola con sus ojos azules centelleantes.
—¿Estás bien? —Pregunta Lena, después de todo, la rubia pudo tener una recaída esa noche. La mira asentir y le susurra en respuesta "Bien".
—Eres muy linda —Dice Kara y la pelinegra nota su adormilamiento, pero eso no le evita sonrojarse—Mucho —Agrega, antes de cerrar los ojos, quedándose dormida.
Llegan al edificio, Lena se desabrocha el cinturón y se estira para desabrochar el de Kara, la mece suavemente para hacerla despertar, pero no funciona. Se queda un segundo ahí, mirándola dormir, con la paz cubriéndole el rostro, por alguna razón Kara suspira cuando duerme y eso sólo la hace lucir aún más tierna.
—Kara, hey, despierta, ya llegamos —Dice, moviéndola de nuevo, logrando que abra perezosamente los ojos, pero enseguida los vuelve a cerrar, exclamando un "mmhm"—Oye, por más que me gustaría, no puedo llevarte hasta mi ático en brazos, tú eres la musculosa en esta relación, ayúdame un poco —Se queja Lena y observa a Kara mover su mano, señalándose, más específicamente señalando su boca. El sonrojo escala por las mejillas de la pelinegra con rapidez—Eres una mimada —Le dice, mientras se inclina sobre el asiento de Kara y conecta sus labios, sintiendo al instante formarse una sonrisa victoriosa en su rostro. Verdaderamente mimada, corrobora Lena.
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El sol encerrado en una habitación
FanfictionKara Danvers no la está pasando bien, nada bien. La vida le importa mucho menos que antes y apenas tiene fuerzas para salir de la cama o para fingir estar bien frente a su hermana y amigos. Lena Luthor es nueva en la ciudad. Kara debe entrevistar a...