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Lena permanece en silencio todo el viaje en auto, conduce con la mirada al frente, sin voltear hacia Kara, quien en cambio la observa con preocupación plasmada en sus ojos azules, le deja su espacio, viajando en silencio a su lado. Después de escuchar la historia completa la rubia estaba tan enfadada con la familia de su novia y quería tanto salir corriendo del laboratorio para buscar justicia, pero Lena la necesitaba ahí con ella, no merecía menos.

Llegan al apartamento de Lena rápidamente y en cuanto entran la pelinegra se dirige a su cava, deteniéndose sólo al ver a Kara frente a ella con esos ojos de cachorrito y se sostiene de la encimera, aprieta hasta ver desaparecer el color de sus dedos, quiere beber y olvidar esa noche, no pensar más en su madre, pero no puede hacerlo. Tensa la mandíbula, conteniéndose. A cambio se prepara un té, bajo la atenta mirada de su novia, Kara es tan transparente como para permitirle adivinar sus pensamientos y en orden de relevancia son: No dejar sola a Lena, encontrar algo para decirle a Lena e investigar a Lilian Luthor.

Sus manos tiemblan mientras llena de agua la tetera haciéndola bufar con frustración, ella no debería ser débil, bufa de nuevo porque no lleva más de medio año yendo al psicólogo para enterrar sus sentimientos bajo tierra a la primera de cambio o a la primera que a su madre se le ocurra arruinarle la paz mental. Kara sostiene gentilmente sus manos, retirando la tetera y poniéndola a calentar, luego vuelve hacia ella para envolverla en uno de sus abrazos de oso. Kara es calientita, Kara se siente bien.

—Estás bien, Lena, estoy contigo, puedes hablarme, puedes pedirme ayuda —Dice en un susurro, mientras desata hábilmente el moño de Lena para dejar libre su cabello, peinándolo con los dedos en un gesto tranquilizante.

—Lo sé, sólo... recuerdo el día que llegue a la casa de los Luthor, Lex era sólo un niño y me retó a una partida de ajedrez, mi madre había muerto y yo no acababa de entenderlo, ella era una mujer muy amable, tan diferente a ellos y ahora... No lo sé, Lionel nunca fue malo conmigo, solía aligerar las cosas cuando Lilian me regañaba por salir al jardín y manchar mis vestidos, incluso lo hizo la primera vez que escapé de casa por la noche, iría a una fiesta con Andrea, pero mi madre me atrapó, si hubiera sido por ella habría puesto barrotes en las ventanas o habría amenazado a Andrea, tal vez ambas, pero él lo evito, ahora creo entender por qué —Confiesa Lena, quien avanza un poco más para recostar la cabeza en el hombro de Kara—Tengo muchos recuerdos así, él luciendo verdaderamente orgulloso mientras ella me veía como si pudiera hacerlo cien veces mejor... Kara, estoy tan cansada de vivir bajo su sombra, de dar un paso y quedarme quieta porque sé que vendrán para juzgarme, ellos siempre están aquí, reprochándome... Como si—Kara la detiene entonces, sujetando su rostro para verla a los ojos.

—No es tu culpa, nada de eso lo es, tú no decidiste llegar a esa casa, tú no elegiste a tu madre, tú eras sólo una niña, Lena, si alguien va a atreverse a juzgarte más le vale hacerlo por tus actos y todos ellos son buenos, porque tú eres una buena persona, quien me ayudó aunque no tenía la obligación de hacerlo, lo hiciste desinteresadamente aun cuando yo estaba siendo irracionalmente idiota, tú, Lena Luthor no mereces reproches de nadie, pero sé que es inevitable enfrentarse a ellos y tú puedes hacerlo porque también eres una mujer extremadamente fuerte y agradezco infinitamente tu presencia en mi vida —Concluye con una sonrisa radiante, el absurdamente blanco apartamento de Lena las envuelve con su silencio habitual, pero ellas no lo notan, están demasiado ocupadas mirándose como si se les fuera la vida en ello. Como si en la vida sólo fueran ellas, ellas dos juntas, respirando al mismo ritmo y dejando huellas de calor en la piel donde apoyan los dedos. La tetera comienza a sonar, haciendo respingar a Lena y Kara se acerca para apagar la estufa, abre el armario para obtener dos tazas, entonces es cuando voltea a ver a la pelinegra con expresión de duda—Uh, Lena, en realidad no sé cómo hacer té —Dice, ocasionándole reír y dándole como respuesta una sonrisa tierna.

El sol encerrado en una habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora