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Una semana después, Kara estaba confirmando la asistencia de Lena a la noche de bebidas. Esa semana en específico, Kara había estado especialmente tensa, el trabajo estaba siendo exhaustivo, la mantenía ocupada, al tanto del mundo real e impotente por lo mismo. Además a Alex le había dado una extraña manía por llegar a su casa con un montón de preocupaciones y formas de rebatir su propia idea acerca de tener un bebé; era su hermana, la amaba muchísimo, pero la estaba matando. Esas noches, Kara las pasó en casa, dando vueltas en la cama, tan sobria que su tren de pensamiento la arrollaba.

Le hacía ilusión ver a Lena, despejarse y, por fin, beber. Sonrió cuando ella le confirmó, prometiéndole ir a recogerla tan pronto como saliera de CatCo.

Entonces llega el viernes, con esa expectativa digna de él, la tarde es fresca y Kara tan pronto sale de su oficina se suelta el cabello, acomodándose los rizos rubios, los cuales brillan diferente al sentir la luz anaranjada del sol atardeciendo sobre ellos. Suspira y se encamina a L-Corp.

Al bajar del taxi puede verla casi al instante, resalta ante su mirada, está distraída con la vista en algún punto lejano y si le tomara una foto ahora mismo nadie dudaría de que es modelo. Sólo nota la presencia de Kara cuando ella desliza la mano por su brazo, sin poder contenerse, con esa sonrisa tan suya, aunque cansada. Lena da un respingo, pero se recompone rápido al notar quien es, los rizos que le caen por los hombros la llaman para despeinarlos con la mano, pero se aclara la garganta, absteniéndose y se acerca para abrazarla.

Llegan al bar, el cual Lena juzga con la mirada intentando no decir nada, está acostumbrada a lugares mucho más... Elegantes. Kara la atrapa viendo el lugar con su mirada inquisitiva y le dice que casi puede escuchar sus pensamientos, bromeando. Alex ya está ahí y la sensación en la boca del estómago de Lena burbujea con más ganas. Está nerviosa y la mirada fulminante de Alex sobre su persona no le ayuda.

Ve como Kara le lanza una mirada igual a su hermana, están teniendo una conversación sin palabras, de la cual Lena no entiende nada. Le dan ganas de aferrarse a la mano de Kara, no volver a despegarse, porque desde que le toco el brazo su piel no deja de hormiguear; insistente. Por fin, después de sentir el camino a la mesa extenderse interminablemente, llegan.

—Hola, tú debes ser Alex, yo soy Lena —Bajo la dura mirada de la mujer frente a ella, extiende la mano y se la estrecha.

—Hola, Lena, mi hermana me ha hablado de ti. Mucho —Kara carraspea como respuesta y su amiga deja salir una sonrisa tímida.

Acompaña a Kara por las bebidas y cuando vuelven, la mesa está llena, Brainy, Nia, Maggie y J'onn llegaron, y por lo que puede verse están discutiendo quién va por las bebidas. Brainy se ofrece exclamando un:

—Usaré mi nombre falso para la orden: Barny —Alex hace una clara cara de disgusto ante la elección de su amigo, pero lo deja marchar.

Ante la vista de más personas Lena abre los ojos y se aferra con fuerza a su vaso de cerveza. Dios, qué mala idea. Las presentaciones no se dejan esperar, a Kara se le nota la emoción en el rostro y Lena no es capaz de quitársela, los ojos le centellean con esa alegría que había esperado ver durante su primer encuentro, por lo cual responde cada sonrisa a sus amigos siendo quizás demasiado formal.

Las conversaciones empiezan a pulular, por aquí y por allá, todos hablan de su semana, de sus empleos. Lena capta realmente pocas cosas, hace quince minutos dejaron el tema pero sigue sin entender cuál es el trabajo de J'onn y por qué le llaman detective marciano. Qué difícil son las personas. A Brainy en cambio lo entiende mejor, tiene un par de conversaciones interesantes con él y hasta le promete una partida de ajedrez para cuando coincidan de nuevo, pero Nia se lo quita de las manos, llevándoselo a bailar, lo último que escucha es:

El sol encerrado en una habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora