El sol encerrado en una habitación

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Un mes y dos semanas era la cantidad de tiempo de Kara en sobriedad, fue ingenua al confiar en el paso de los días facilitándoselo, pues no fue así, sobre todo la última semana, en la cual Lena no pudo asistir con ella a las reuniones, tenía muchos asuntos importantes en L-Corp, después de todo Morgan Edge le estaba haciendo la vida imposible a su amiga. Amenazando con información de su familia y con poder sacarla a la luz, lo cual afectaría a Lena, aunque ella no le creía una palabra, el hombre sólo quería recuperar el terreno en el cual L-Corp estaba ganándole y haría cualquier cosa para conseguirlo.

Kara haría cualquier cosa para convencerlo de dejar a Lena en paz, incluso si debía volar con él y abandonarlo en un barco a la mitad del océano. Lamentablemente ya no podía volar.

Echaba de menos a Lena, muchísimo, se había esforzado demasiado por cumplir su promesa de asistir a todas las reuniones de AA sólo porque su amiga había dicho que era fuerte por su cuenta, podría enfrentarse a esas reuniones sin su presencia. Estaba muy equivocada.

Por lo menos durante esos días, Kara tuvo la oportunidad de entablar más conversaciones con las personas del grupo. Volviéndose cercana a James y a un chico nuevo en las reuniones: Winn Schott, ambos hombres habían tenido una infancia difícil, de alguna forma nunca hablar de ello y guardarlo tan dentro de sí mismos los había llevado por un camino incorrecto. Por un lado, el padre de Winn había perdido la cabeza, implantando bombas y asesinando a muchas personas, ahora cumplía una cadena perpetua, él era sólo un niño cuando presenció todo eso e inevitablemente afectó a su familia.

Por otro lado, James había perdido a su padre a temprana edad y nunca había podido superarlo, después de todo era su modelo a seguir, quien lo motivó a convertirse en fotógrafo. En los últimos años, esa pérdida había vuelto a la superficie y las emociones enterradas se hicieron insoportables.

Era martes y la sesión había acabado, aunque aún quedaban personas conversando en la habitación, Kara revisó su teléfono, esperando tener un mensaje de Lena, decepcionándose al ver su buzón de notificaciones vacío. Suspira, guardando su celular y maldiciendo de todas las formas posibles (hasta en kriptoniano) a Morgan Edge. Al otro lado de la habitación estaba Winn, con cara de frustración mirando su celular. La rubia se acerca para charlar con él.

—¿Todo bien, Winslow? —Dice Kara, sonriéndole con burla, él odia ser llamado así, pero ella le cae lo suficientemente bien y si no fuera tan cobarde, le pediría una cita (aunque nunca la obtendría).

—He mandado mi curriculum a cinco trabajos diferentes y nadie me ha respondido —Dice él, abatido, Kara frunce el ceño, pensando en cómo ayudarlo y obteniendo una idea casi al instante.

—¿Y si lo mandas a CatCo? —Pregunta ella, emocionada.

—¿Bromeas? Ni siquiera la pizzería me ha respondido, CatCo es imposible —Responde sin fe, obtiene un bufido de parte de su amiga. Quien sabe cuán inteligente es Winn, es básicamente un nerd tecnológico y apuesta a que Cat necesita más seguridad.

—Hazme algo de caso, seguro Cat necesita de alguien quien cuide sus correos insultando a Lois Lane y tú pareces el indicado —Le arquea una ceja—Eres un gran programador, no tienes nada para perder ¿no? Seremos compañeros —Dice ella golpeándole levemente el brazo y ganándose una sonrisa de su amigo.

—De acuerdo, Kara, lo haré, gracias —Responde él, ahora más animado.

Ella vuelve a su apartamento con una leve sonrisa, imaginado cómo sería trabajar con Winn, él es un gran chico, amable y gracioso. Se detiene de golpe al ver a la última persona imaginable en su puerta: Sam Arias, quien la mira con una sonrisa y una botella en la mano. Mierda piensa Kara, no ha estado cerca de nada con contenido alcohólico desde que empezó a ir las reuniones. Traga saliva con esfuerzo, sintiendo la boca seca de repente.