Capitulo 21

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  Era un nuevo día y, como siempre, Hinata se levantó temprano, incluso más temprano que el Uchiha. Su estado de ánimo no era el mejor, estaba muy mal, pero tenía que ser fuerte. Decidió, hacer el desayuno para todos, en modo de agradecimiento y para distraerse. Mas no había mucho con lo que pudiera trabajar, por lo que se dispuso a salir del departamento en busca de algún mercadito y comprar lo necesario y después haría unas compras "a lo grande".

Una vez encontró uno a unas cuadras se puso a buscar lo que necesitaba. Quizás parecía que estaba muy tranquila buscando precios, pero nada podía estar más alejado de la realidad, si bien si buscaba precios más baratos, también su interior estaba hecho un lío de emociones, todo por pensar en todo lo sucedido el día anterior y es que había sido un día horrible. Ayer todas sus dudas se aclararon y la verdad salió a la luz; todavía estaba algo confundida, todo había pasado de golpe, tal vez y no había caído en cuenta del todo, pero aún así su corazón estaba destrozado y el deseo de un divorcio también. Cuando vio aquella escena, toda su vida parecía una farsa. Ella lo había amado desde que tenía memoria, él la había salvado y se convirtió en su luz, ella seguía día a día gracias a él, y cuando al fin la vio, su vida entera se volvió luz, y ni hablar de cuando nació Boruto, ahí podía decir, sin dudas, que era la persona más feliz del mundo; pero ahora, todo por lo que luchó se había derrumbado, todo se había vuelto nada, una nada que solía, se sentía tan poca cosa ¿Acaso lo era? Quizás, quizás era demasiado poca cosa, tal vez ni valía la pena. Sus ojos empezaron a pestañear más seguido, tratando que así las lágrimas no salgan de estos.

  Con todo lo necesario para un desayuno, volvió al departamento, sin dejar de observar el barrio, este era muy pintoresco y le daba aires de calidez, que eran de mucha ayuda en estos momentos, también habían pocas personas en las calles. Siguió su camino, y una vez llegó al departamento se topó con un Uchiha que caminaba en círculos notablemente preocupado. Cuando iba a decir algo, justo el azabache se dió la vuelta quedando mirada con mirada.

La mirada de preocupación y enojo de Sasuke era tanta que hasta había preocupado a Hinata.

_¿Estás bien? ¿Pasó algo?

El Uchiha camino hacia donde estaba ella, la agarró de los hombros y la miró directamente a los ojos.

_¿Dónde estabas?

_Fui a comprar algunas cosas, para el desayuno

  Levanta el brazo donde tenía la bolsa con la compras.

  Sasuke suspiró con notable alivio,  se alejó y la miró. Así se quedan uno segundos donde simplemente se observaban, pero fue en ese momento que el Uchiha pudo distinguir como aparecía un sentimiento de tristeza en sus ojos. Hinata pareció entenderlo, ya que el ceño del azabache se arrugó, así que trato de huir de la situación incómoda, ya que no quería hablar de ese tema, al menos no ahora.

_Ire a hacer el desayuno

Dicho esto se alejó del Uchiha, él solo miró como ella casi que huía de él.

  Hinata comenzó a acomodar las cosas para cocinar, mientras Sasuke se acercó a una mesada que estaba en la cocina, se sentó, y observo como ella empezaba a sacar  las cosas de la bolsa. Cada quien estaba en su mundo. Sasuke volvió a estar preocupado y quería preguntarle a la ojiluna, pero era notable que ella no quería hablar sobre aquello. Suspiró. Se había preocupado al despertar y no verla. Un mar de emociones se habían acumulado en su pecho, que casi no lo habían dejado reaccionar y cuando lo hizo, pudo ver que Hinata ya estaba de vuelta, dándole alivio, un alivio que desapareció al mismo tiempo que aparecía la mirada triste de ella. Él quería cuidarla y lo iba a hacer, aunque ella se negara, él lo iba a hacer, simplemente porque su corazón no quería volver a ver esas miradas tristes o esas lágrimas en sus ojos, que desde que las vio se había prometido en silencio que nunca dejaría que volvieran... Por su lado, Hinata estaba evitando cualquier pensamiento respecto a lo sucedido el día anterior, y fue entonces que le llegó otro recuerdo, este era la calidez de los brazos del azabache. Se sonrojo, ya que justo este había suspirado. Decidió directamente no pensar, porque o sino recordaría que no había visto al ojinegro por 2 semanas ya que había empezado a dudar de sus sentimientos... Ella no decía maldiciones, pero tal vez era un buen momento para comenzar a hacerlo.

La Familia del Otro ˢᵃˢᵘʰⁱⁿᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora