CAPITULO II.

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Betty creía que estaba soñando, ¿Seria eso? Su jefe le acababa de decir que viajaba con el, y eso claro estaba que era una orden, por supuesto que ella quería ir, pero la iba tener difícil sabiendo cómo es Don Hermes, aún peor si se entera que su niña se irá de viaje con dos hombres, pero Betty sabía de sobra que ella no era vista con otros ojos por los mencionados, ella sabía que eso no podía pasar porque los caballeros gozaban de un paladar muy exquisito y sofisticado, pero eso su papá no lo entendería, para ella siempre será su niña linda.

-Doctor, ¿Usted está seguro de eso? Mire, yo no quiero más problemas Don armando, Doña Marcela ya me tiene en la mira desde hace tiempo, y que usted me lleve al viaje hará que me termine de odiar por completo, no quiero que se meta en problemas por mi culpa Doctor, ya no más, no lo pienso permitir.

Y allí está nuevamente su angelito, poniéndolo antes que ella, Armando no recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan importante para una persona, claro, para sus padres lo era, pero esto era diferente, era tan genuino y dulce que no sabía lo que era sentirse así para alguien distinto a su familia, ni siquiera con Marcela se sentía así, hace mucho tiempo no sentía nada por Marcela, pero allí estaba Betty, lo hacía sentirse hasta orgulloso de que esta chica indefensa velara tanto por él, y él aunque no quisiera verlo siempre de alguna manera lo hacía por ella.

Armando sonriéndole y tomándola del mentón-Beatriz, soy su jefe ¿No? Las órdenes acá las doy yo, no se debe de preocupar por lo que los demás van a pensar ¿ah? Usted preocúpese por decirle a su papá que se irá unos días de viaje... de viaje de negocios claro.

-Doctor, usted sabe cómo es mi papá, yo, claro que estoy dispuesta a acompañarlo Doctor para ayudarlo en lo que ordene -Betty se queda muy pensativa, pero por primera vez en su vida reúne todo el valor que tiene, será hora de enfrentar a su padre, ella no es más una niña, tenía que cambiar por su bien mental y profesional, además, sabía que no podía perder la oportunidad de oro que le estaba dando la vida, viajar con el hombre de sus sueños, algo tenia que hacer o decirle a su padre, pero ella iría a ese viaje, así que firmemente le contesto a su jefe - y... no se preocupe Doctor, lo voy a acompañar, no lo voy a dejar solo.

-Así me gusta picarona -Armando sonríe aliviado de la respuesta que le dio Beatriz- bueno, ya nos cogio la noche Betty, váyase almorzar y cuando regresemos hablamos a los bancos y vemos cuándo sería ideal salir a Panamá, yo creo que la próxima semana sería lo mejor, pero bueno, después hablamos, provecho Betty.

-¡Que le vaya bien Doctor!

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-¿¡Así que la niña ya se manda sola y se va a ir de viaje disque de negocios con su jefe!?

-Papá déjeme explicarle por favor...

La tarde en Ecomoda transcurrió normal, llegaron al acuerdo que en una semana se haría el viaje a Panamá. En vista de que Betty los acompañaría, Mario Calderon estaba empeñado en intentar zafarse de ese plan, no porque no quisiera la compañía de Betty, claro que no, a pesar de que Mario se burlaba de ella a sus espaldas tiene bien en cuenta que ella es una buena persona y que está dispuesta a ayudarlos en cualquier cosa que hagan, así que, antes de que compraran los tickets de vuelo inventaría una excusa para no viajar, Mario quería muchísimo a su mejor amigo, y no es que quisiera emparejar al presidente con su asistente, pero el sabía perfectamente la situación con Marcela y darle un respiro a su mejor amigo se le hacía excelente idea, además sabía de sobra que últimamente con Betty la relación era muy de amigos, y bueno, el morbo de Mario Calderón de que Armando le contara como es que se desenvolvía su monstrete en otro hábitat su le ganaba.

Usted es la mujer que yo necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora