CAPITULO XXI

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Había pasado ya un mes desde el ingreso de Nicolás Mora a a Ecomoda y las cosas no podrían ir mejor, con el tema de las franquicias tenían casi todo para echarlo a andar, esta misma tarde se convocaría la reunión para infórmale a la junta directa el nuevo modelo de negocios, Don Roberto y su esposa Margarita asistirán a la reunión, además se quedaban para el próximo lanzamiento de la colección que sería en una semana, así como una María Beatriz desaparecida que no regresaba a Colombia desde hace un par de meses. Todo estaba casi listo, respecto a las inversiones Nicolás había realizado un trabajo estupendo, el portafolio de inversiones que le construyó a Armando para era sólido, y a pesar de ser arriesgado porque necesitaban la liquidez el mejor amigo de Betty sabía lo que hacía en la bolsa y se había hecho de dinero rápido que había estado ayudando a Ecomoda a desahogarse en pequeña manera, algo es algo se decía Armando cada vez que Nicolás le pasaba los reportes del cierre de bolsa.

Después de esa junta secreta que tuvieron Armando, Beatriz, Mario y Nicolás sobre los nuevos planes de Ecomoda se seguían reuniendo una vez por semana y se quedaban trabajando hasta entrada la noche, tenían que ir trabajando sobre los números que iban arrojando las ventas que tenían, además, se venían la próxima colección, Catalina Ángel ya tenia todo montado y el cuarteto recortaba y ajustaba gastos para que el lanzamiento quedara de primer nivel y las ventas fueran excelentes, de esta colección dependía en parte la pronta recuperación de la empresa.

-¿Si Patricia? - Decía Armando por el teléfono de presidencia.

-Ya llegaron tus papás Armando, Daniel y María Beatriz para la junta -Decía Patricia mientas les sonreía a los presentes.

-Pásalos a la sala de juntas Patricia, en un momento me anunció.

Armando se levantó y cerró la puerta principal y la que conectaba a la sala de juntas con llave, había aprendido que tenía que hacer eso antes de hablar algo muy importante con sus cómplices o para besar a Beatriz... Ahh Betty, mi Betty pensó, la extrañaba tanto, había estado envuelto en tanto trabajo que sus encuentros habían sido muy escasos y con sólo caricias que lo dejaban ardiendo, después de esta junta tendrían un poco de tiempo, quizás me la pueda llevar conmigo se dijo, salió de ese pensamiento rápido que tuvo y entró a la oficina de ella, estaba concentrada terminando de componer las carpetas, está totalmente bellísima, su cabello sujeto en una coleta, vestía con un sastre rojo de pantalón que se marcaba justamente donde debería, totalmente pulcra y oliendo delicioso, se acercó a ella y se sentó en el escritorio mirándola.

-Hoy se mira divinamente, mi vida -Armando sonreía como un bobo.

Betty comienza a reír y termina de organizar la última carpeta - Y a usted ya le he dicho que el negro le sienta divinamente también, mi amor.

-No, me morí, ¡Me morí! Adoro cuando me habla así- Se acerca a ella y deja un beso dulce en sus labios - vea mi doctora, que le parece si hoy vamos y cenamos por allí ¿Ah? Mire que me muero por ir a algún lugar con usted, la extraño muchísimo - se levanta y la abraza de manera mimosa, Beatriz gozosa disfruta el abrazo.

-¡Ay mi vida, yo también lo extraño muchísimo! Me encantaría salir con usted esta noche, ya sabe, solo tengo que avisar a mi casa -ríe- ¿A donde iremos doctor? - Le dice mientas acaricia su rostro.

Armando se deja acariciar por su novia -No lo sé mi vida, abrieron un nuevo restaurante hacia las afueras, quizás podríamos ir, pero la verdad lo único que me importa es que esté conmigo -La toma del cuello y la mira fijamente para dejarle un beso tierno en la frente y a pesar de que fue de esa manera Beatriz estaba que se derretía de ternura -Betty ya llegaron todos los de la junta, ¿Vamos?

Usted es la mujer que yo necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora