Malabares

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—Entonces

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—Entonces ... ¿Los Tupí Guaraní se colocaban el tembetá luego de beber mucha chicha de maíz, porque usaban eso como anestésico? —Gustavo hacia la pregunta mientras comia una hamburguesa y con la mano libre hacia los gráficos en su tableta.

Juanjo y yo hojeabamos el libro de de Alucinógenos y venenos del pueblo Guaraní, buscando más información sobre el artilugio que no dieron para investigar.

—¿Por qué dejamos de hacerlo? O sea, no hablo lo de la cosa esa de maíz —continúa Gustavo —. Hablo del tembetá, se ve cool, a parte, según esto servia de protección a los guerreros.

—Según el libro —agrego bebiendo de mi Coca Cola —. El Tembetá significa protección contra la invocaciones negativas de los "dueños de la naturaleza"; y es también el adorno ritual de las "almas que viajan hacia la tierra del más allá...

>>No suena tan protector Gustavo —Continuo con mi resumen en la tableta, Juanjo sigue subrayando su libro, realtando cosas y haciendo anotaciones —. Aunque, el texto agrega... que <<Los miembros adultos rezaban mientras duraba la ceremonia que el tembetá protegiera a su dueño de la muerte. Este era un amuleto muy importante para ellos más que un adorno. Por ello se colocaba cerca de la boca, lugar que consideraban los guaranies, era la  entrada de las fuerzas maléficas>>

—Suema fascinante —Juanjo ni levanta la vista al decir esto, continúa con los suyo —. El problema con ese amuleto, es que solo lo pueden "Bendecir " brujas o chamanes, y lo peor, es que es horrible, ¿vieron esas imágenes? Yo no quiero un agujero así.

—Perdón estrellita...—Gustavo se burla y yo me río de ellos, cuando levanto la vista y veo a Iracema hablando con Ndusú.

—¡Ay, no! —Juanjo dice esto con una sonrisa burlona dibujada en el rostro y no hace falta que voltee a verlo para saberlo —. ¡Entramos al modo novio tóxico en 3... 2.... 1...!

—¡Cállate Juanjo! —susurro al ver que Ira se despide del chico con una sonrisa y viene hacia nosotros con la tableta en brazos.

—¡Hola chicos! —saluda al estar cerca, se pone a lado mío y reposa una mano sobre mi hombro —¿Cómo están con la tarea de Alucinógenos y venenos?

—Bien... —contesta Gustavo, yo sigo mirando a Ndusú quién se va alejando.

—Estamos por terminar... pero Luriel entró en estado de... celos.

—¡Te odio! —Suelto las palabras a mi amigo quien no deja de reír.

Iracema solo me desordena el cabello, y eso me gusta, puedo estar celoso, pero su cariño me basta para disipar la furia.

Ella se acerca sutilmente a mi oído y me susurra.

—¿Mi no Novio quiere que el nuevo se aleje de mi?

—No quieres que responda a esa pregunta...

—Es verdad —Se aleja y baja su tableta sobre la mesa me estira el libro y comienza a leer.

Los secretos de La Colmena  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora