Salvarnos

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Hoy decidí llevar a Ndusú, Mónica y Amarú al bosque para entrenar, Zunú me dejó a cargo de los nuevos, y a decir verdad me siento presionado por la nueva responsabilidad. Mientras voy en busca de ellos mis ojos se cruzan con Iracema y mi corazón da un brinco terrible. Ha pasado más de un año desde que salimos, y aún así no la supero. Hay noches enteras que aún recuerdo sus besos y los bellos momentos que pasamos juntos, pero imagino que para ella no significó nada más que una aventura. 

Sabía que le gustaba Luriel, o al menos que intentaba superar lo que sentía por él desde el momento uno, pero fui terco, la quería conquistar, y cometí el error de pensar que la podía hacer mía y de nadie más. <<Iluso>>

Llego junto a mis estudiantes, solo para percatarme que Ndusú y Amarú también están viendo a la princesa guerrera con la boca abierta.  ¿Quién no? al fin y al cabo es hermosa, inteligente, amable, única. Luriel es un maldito suertudo. 

Bueno, es sólo una forma de decir, sé que el chico no está pasando por el mejor momento de su vida en este instante.

—Muchachos —digo al grupo que me está esperando—, es hora de ir a entrenar. 

Los tres se ponen de pie y me siguen. Mónica se alza en cabello en una coleta, mientras masca un chicle, a continuación saca su celular y comienza a escribir. Me molesta un poco que no suelte el teléfono, pero aún no entrenamos, así que no puedo reclamar nada aún. 

—Supieron que los hijos de Orkias ya nacieron —dice en lo que guarda su celular de nuevo—. Juanjo me lo acaba de contar, parece que al fin hay buenas noticias después de tantas malas. 

—Genial —responde Ndusú—, a ver si con eso se le quita el protagonismo a Gianti, imagino que descendientes de Eirú son más importantes que el arrogante del Cario. 

—¡Más respeto! —no dudo en hablar, los tres me miran con curiosidad y sorpresa—. Luriel no es santo de mi devoción, pero al fin y al cabo es el Cario, le duela a quién le duela. Pueden odiar a la persona, pero no pueden faltar al respeto el nombre del Cario. 

—Lo siento —responde Ndusú—. Tienes razón, es solo que... ushhh odio su arrogancia. 

—A mi me cae bien —Amarú habla con un tono despreocupado. 

—¿Odias su arrogancia? —pregunta Mónica— ¿U odias el hecho de que te puso una pared bien alta para que no te acerques a Iracema?

Me freno de golpe y paro a los 3, porque llegamos al bosque donde vamos a entrenar, pero también por que la declaración de Mónica me llama la atención. 

—¿Qué dices? A mi nadie me pone topes —Ndusú habla incómodo. 

—¿Pasó algo que yo no me haya enterado? —pregunto mientras me coloco los guantes y me ato el cabello. 

—Que Ndusú —dice mónica con tono altanero—, intentó aprovechar una vez cuando Luriel salió del internado, pero el Cario le puso un alto al chico... y ¿Cómo lo sé? da la casualidad de que estaba pasando por allí... fue épico.

El rostro de Ndusú refleja su enojo y vergüenza al escuchar la burla de Mónica, Amarú solo sonríe, y la verdad si me parece un acto del que también me burlaría, pero hoy soy el guía, y más que gracia, me provoca enojo. Ndusú intentó aprovecharse de Iracema... sí claro, ¿Cómo si pudiera?

—El tanteo es libre... —responde

—De nuevo —lo interrumpo—. Más respeto a la princesa guerrera. 

—Lo siento...

<<Idiota>> 

—Será mejor que comencemos, hoy les voy a enseñar a cómo realizar una invocación del tipo elemental —hablo elevando mi voz—. Si estuvieron atentos a su clase de constelaciones garanies sabrán que depende de la época del año para que en el cielo tengamos regencias. Lo que en otras palabras significa que tengamos dominancia de alguna constelación. 

>>En este caso, resulta que estamos en una transición, estamos terminando la regencia de Orion y pasamos a la de Escorpio en el cielo, lo que significa que se avecinan cambios en el Tapekué, los espíritus están más susceptibles, pero también es más difícil mantenerlos e este plano. 

>>Como nosotros no somos El Cario, La princesa Guerrera o La ninfa, no es tan fácil para nosotros mantener una invocación de espíritu fuera del plano astral por mucho tiempo. Y es por ello que es más fácil que usemos una invocación elemental para defendernos o atacar. Así mismo, es un poco desfavorable para los no marcados por el 7mo, como Ndusú y yo, pues no contamos al 100% con la ayuda del primero. La ventaja de ustedes es que el 7mo nunca los abandona. 

La mano de Mónica se levanta y sé que viene una lluvia de preguntas ahora. Así que solo le hago un gesto para que comience a hablar.

—¿Cómo llamamos al 7mo?

—Si aún no se te presentó es por algo... —respondo—. Por lo general es que tienes a otro protegido cerca que te va a ayudar, o el peligro no era tan significativo.

—Casi me matan... pero, cierto Juanjo me salvó... segunda pregunta ¿Por qué no podemos tener la protección de nuestras otras marcas todo el año?

—Por que nos regimos por las estrellas Mónica, no es que alguien lo haya decidido así... —respondo. 

—De hecho —escucho una voz que proviene de los matorrales, me volteo y veo al profesor Franco salir del bosque—. Sí, alguien lo decidió así —miro con intriga al profesor, no lo comprendo.

—¿Quién? —pregunto

—Gaia... la madre de Araresá...  es nuestra reina Originaria quien regula el periodo de regencia de lo 7, sí es verdad que dependemos de las constelaciones  porque allí son más fuertes los hijos malditos... pero resulta que su permanencia en esta parte del mundo dependen de la energía que tenga el Areguá para proporcionar su permanencia, dicen que las otras reinas morian rápido porque dejaban abierta la puerta del Jasuka para los 7, y eso las consumía, así que Gaia decidió regular su permanencia. 

—Eso si que no lo sabía... —digo cruzándome de brazos. 

—Suena injusto... —habla Ndusú—no tener acceso a los 7 todo el año... ¿Por qué no busca la reina otra forma de mantenerlos aquí sin que use su vitalidad?

—Quizás lo hace —digo—, y nosotros estamos juzgando sin saber. 

—Claro, no creo que la Reina no se preocupe por sus abejas —la voz de Asturia se distorsiona por un segundo, porque fue opacada por el sonido de una explosión. 

Los gritos se hacen fuertes y veo al templo derrumbarse desde aquí, ¡Maldita sea! ¡Iracema y Josefina están allá! 

Veo correr a las personas algunas, alejarse del templo, otras acercándose a él. 

—¡Vayan a un lugar seguro! —ordena Asturia, mientras corre hacia el siniestro, mis compañeros se intercambian miradas y no saben que hacer. 

—Hagan caso a Asturia —digo—, yo voy a ir a ver en qué puedo ser útil. 

—Vamos contigo —dice Amarú, cuando niego. 

—No, no voy a poder salvarnos a todos, ya no estoy bajo la regencia del primero, y sin el Cario aquí no lo podré invocar en materia... ¡Váyanse! y refúgiense en un lugar seguro. 

Los tres se adentran al bosque en estos casos saben que deben ir hacia el centro del predio, allí se van a encontrar con guías que los mantendrán a salvo... ahora. ¡Mierda! aquí no hay días tranquilos, nunca. 

—Eju, Tatatí —invoco a mi espíritu, quien se aparece en su forma humana, ella es una mujer hecha de cenizas brazas, por lo que siempre que aparece la brisa se lleva sus partículas en el aire. 

—Igualdad y Respeto, Katú...

—En cuerpo y alma... Tatatí, necesito que vayas junto a el Cario, y le avises de estas situación, luego a algún profesor adulto que esté con él ¿En tendido?

—Sí, Katu, regreso en breve. 

Con eso mi espíritu desaparece y yo quedo en medio de la intriga de si huir como ordenó Franco o ir a ayudar... Por supuesto que voy a ayudar, estábamos casi los 400 estudiantes allí, y a juzgar por las llamar y los sonidos... alguien está atacando con odio a nuestro enjambre. 

Los secretos de La Colmena  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora