Victoria con sabor a derrota

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Los cuerpos de los enemigos se hacían cenizas en los aires, el sonido que producían era similar a los juegos artificiales

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Los cuerpos de los enemigos se hacían cenizas en los aires, el sonido que producían era similar a los juegos artificiales. Mi hermana resplandecía en el cielo, y sus acompañantes formaban una especie de red bajo ella, en donde atrapaba a los espíritus robados del Tapekué y los purificaban.

Al darme cuenta de ello no dudé en ir por Yvytú y arrojarla hacia ellos, Mainó se encargó de atraparla y llevarla a red.

Itajasy no se da por vencida y llama a más de su ejército. Pero esto no representa dificultad para Thalia, Araresá y yo nos miramos, y decidimos atacar directamente a la mujer. Vamos hasta ella, pero el hombre encapuchado nos arroja lejos con tan solo mover sus manos.

—Son demasiado fuertes Cario, ellos están a la altura de los Dioses —menciona Araresá —. Thalia podrá alivianar la noche, pero la única manera de deshacernos de ella es invocando luz. Y ya no veo a Cenit por ningún lado.

—¡Mierda! Ellas debían pedir el favor al 4to.

Veo a Jaguareté correr con cuerpos de brujas en su ocico arrojándolas, intento buscar con la mirada a Yara o a Cenit, pero la muralla de enemigos tapa mi visual.

—Voy a buscarlas.

—¡Estás loco! —me grita Araresá —, solo las vas a poner en la mira de Itajasy, y no queremos eso. Quizás y deberíamos intentar llamar al 7mo. Pero estoy segura que ella tiene algún tipo de bloqueo contra él.

—¡Mierda! Debimos traer a Iracema.

—Ni nunca, así como quieren la sangre de los Ario, Iracema para Itajasy es la piedra que necesita para llegar al Areguá y destruir a los 7.

—¿A qué te refieres? —preguntó con miedo, por primera vez, llega a mi mente la posibilidad de que quieren herir a Ira.

—Iracema, no solo es la princesa guerrera, Luriel, es la llave de todo lo que haga referencia al poder de las estrellas, lo que quiere decir que tiene el poder de Porãsy, al ser ese el caso, si una semi diosa como Itajasy consigue los poderes de Ira... estaremos perdidos, no hay mata abeja, que pueda comprarse con el poder de destrucción que eso implicaría.

Mi respiración se hace agitada, y el miedo me tomo de prisionero, en tan solo imaginar que me quitan a mi Ira, mi cuerpo tiembla. Con la cabeza nublada, invoco el fuego en Makaguá y en mi, para ir de lleno a atacar a Itajasy, pero de nuevo, soy expulsado por el hombre con capucha.

Me doy cuenta que ahora mismo, yo no soy prioridad para ella, pues está pendiente en llamar a su ejército con el fin de atacar a los Ario, pero mi hermana no me está dando chance en el campo de batalla.

—Bien, no quería hacer esto —dice Araresá —. Porque no traje a mi meztina, y porque estoy incompleta, pero no me queda de otra. Voy a distraer a Itajasy.

—No podemos ni acercarnos — exclamo.

—No, pero... puedo hacerlo... mientras la distraigo, haz lo que ibas a hacer.

Los secretos de La Colmena  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora