—Bien, escuchamos.
Digo mientras Thalia entra a mi cuarto, cierro la puerta y veo de reojo pasar a Sabrina con la cabeza gacha, pero ahora, no es prioridad hablar con ella, si Mirena tiene algo que decir imagino que debe ser realmente importante.
Iracema está aún con los cachetes rojos, pero Thalia no le presta atención, al parecer no es que le moleste que esté encerrado con mi novia, lo que realmente le molesta es que haya puesto a Sabrina por sobre su voluntad de tratarla como una sirvienta. Mensaje recibido, pero no significa que quedará sin respuesta.
—¿Pasó algo malo? —pregunta Iracema con preocupación, yo niego y encojo mis hombros pues no tengo idea, pero al ver a Thalia tirarse a mi cama deduzco que sea lo que sea, urgente no es.
—No Ira, no es malo, pero sí, algo que Luriel debe saber y decidir.
Levanto una ceja y me cruzo de brazos, qué se supone que debo decidir yo, y por qué. Ira ya se pone a mi lado también con los brazos cruzados intentando anticipar lo que sea que Thalia nos quiere decir.
—Bien, —dice al fin mi hermana —. Anastasia se ha estado especializando en materializar espíritus últimamente, y antes de que pregunten, sí, lo hizo a escondidas de Orkias y Cariem, pero ese no es el punto. Como decía: Se ha especializado en materializar espíritus...
—¿Quieren materializar a Mirena? eso ya lo hago yo —digo en un tono casi de fastidio.
—No, no queremos materializar a Mirena, queremos convertirla en un espíritu de combate, quitarle el grillete de que solo puede quedarse en el internado.
En el momento en que escuché las palabras de mi hermana mi enojo se disipó, si ellos realmente son capaces de hacer eso, darían a Mirena un respiro, y la oportunidad de ver el mundo más allá del internado, podría acompañarme en las salidas, y ni que decir, podría recorrer el mundo astral... pero.
—¿Cuáles son los riesgos? —pregunto pisando tierra al fin, pues es obvio, lo que Thalia está proponiendo no suena a nada sencillo, y lo que he aprendido que todo lo bueno y mágico trae un <<Pero>> Bien grande siempre.
Thalia hace un gesto, y lo reconozco, es el que pone cuando intenta suavizar una noticia. Yo no dudo en ofrecerle una mirada amenazadora pues no quiero mentiras blancas, quiero la verdad, estamos hablando del Alma de Mirena.
—Como sabes, los espíritus de combate tienen una forma material, en su mayoría de animales o plantas, y la otra su forma humana, pues, ese es el riesgo, puede que no contraiga su forma humana nunca más y viva eternamente como un animal o planta.
—No... —me apresuro a responder, pensando en que el riesgo no lo vale, imaginar a Mirena de nuevo enclaustrada en el cuerpo de un animal, luego de vivir décadas en La Colmena, Orkias no me lo perdonaría, yo no lo haría.
—Sé lo que estás pensando —dice mi hermana.
—No tienes idea Thalia... no me lees la mente.
—Luri... —susurra Iracema tomando mi brazo al darse cuenta que he levantado el tono de mi voz.
—No hace falta que amanses al gatito Ira —recalca Thalia levantándose de mi cama y mirándome fijamente —. Y no leo tu mente, pero reconozco tu lenguaje corporal, sé que piensas en Orkias, en Mirena... pero ya hablamos con ella, y cree que la ganancia vale el riesgo.
—No debieron hablar con Mierena sin mi consentimiento...
—Ella no es un objeto.
—Exacto, ella no es un objeto. Es mi espíritu... mi amiga, un ser existente, no una rata de laboratorio con la que se pueden poner a experimentar.
—Nadie dice que vamos a experimentar con ella Luriel, ya se hizo...
—¿Y cómo salió? ¿Lograron sacar al alma en pena?
Thalia calla, traga fuerte y esta vez mira a Iracema, mi novia no hace ni un solo gesto, sabe que esta conversación es mía, no de ella.
—Deberías aunque sea, pensarlo antes de decir un no... no puedes coartar la decisión de Mirena.
—Es verdad no puedo, pero sí puedo tener una conversación con ella, y al final decidir juntos, no voy a dejar que hagan lo que se les plazca, como si ella no importara, no estoy dispuesto a eso, y si me vienes a preguntar, es por que sabes que mi opinión pesa y vale en este asunto.
—Lo hago por amabilidad de hecho...
Su respuesta hizo hervir mi sangre, ya tuve suficiente de su arrogancia, de un tiempo a esta parte no entiendo qué es lo que le pasó a mi dulce hermana mayor, no sé si fueron sus poderes, su casamiento loco, o el simple hecho de que papá le cedió parte de su poder sobre sus bienes luego de que se casara, pero sea cuál sea la causa, no me importa, nada es justificación para que su altanería intente socavarme.
Me solté de Iracema con delicadeza y caminé hasta Thalia, apenas y me doy cuenta que tenemos la misma estatura.
—No, lo haces por respeto, porque te guste o no, soy el maldito Cario y Mirena es mi espíritu guía, si intentas hacer algo fuera de mi saber Thalia, juro que voy a ir hasta junto a la misma reina Gaia para pedir que te destierren por desacato a mi autoridad.
>>Te puedo tolerar tus estupideces con respecto a quién puede llamarme con mi nombre y uién no, no por que seas una bruja Auris, no porque seas una señora y estés entre el consejo, si no, porque eres mi hermana mayor, y por ello, te debo escuchar, esta es tu casa, como la de papá, Hisa y mía, no son mis leyes únicas bajo este techo... pero ojo con lo que tenga que ver con la colmena. Por si tengas una laguna mental, te recuerdo tu posición. Reina originaria, Princesa Originaria, Princesa guerrera, Cario, Jefe del consejo, Recto, Vicerector... todo el puto consejo de La Colmena... y luego estás tú: Thalia... me importa tres cominos que seas poderosa, que hayas vencido a la muerte... o lo que sea, no tienes autoridad sobre esto y que te quede claro... hermana.
Thalia se estaba mordiendo el interior de la mejilla, lo sé por la forma de su rostro, reconozco su mirada de furia, y disconformidad, pero también sé que es el momento en que saca sus garras.
—Imagina que me trata a mí así, siendo su hermana. ¿Cómo será que te va a tratar a ti, Iracema?
Ella se retiró del cuarto, al fin pude soltar el aire retenido en mis pulmones, pero mi sangre recorre mi cuerpo con tanta velocidad a causa de sus últimas palabras, las cuáles comenzaron a taladrar mi cerebro.
—Luri, no, no es verdad —dice Ira viniendo abrazarme —. Lo dice por enojo, no la trataste mal, solo pusiste las cosas en claro, yo hubiese hecho lo mismo con Irina, no quiero que le des importancia.
—¿Y si tiene razón? ¿Si esa no era la forma de responder?
—¡Estás loco! Estaba desafiando tu jerarquía, y jugando con l existencia de Mirena, Luriel , yo te entiendo. No fuiste malo, y tus palabras...
—No sé cómo sentirme ahora Iracema... nunca había peleado tanto con ella.
—Por que no la veías más de tres veces al año, no te hagas drama, amor, en serio, lo hiciste bien.
—Prométeme que si algún día...
—Si me llegas a hablar así, lo único que sabré es que he fallado... pero si osas gritarme y maltrarme de verdad, quiero que tengas por seguro que te voy a colgar de las bolas en el mástil del colegio.
—Woow... eso está muy bien registrado en mi cabeza, procuraré no olvidarlo jamás en la vida.
—No lo harás.
Mi novia me da un abrazo y yo me hundo en ella, de nuevo, me siento vacío, pero al menos seguro con Iracema, quizás las cosas no sean como yo quiero, o no resulten tan mágicas, pero al fin y al cabo, nada lo es. Ahora, me toca hacer lo que sea, para cuidar de mi y de los míos, le duela a quién duela, incluso si esa persona es familia.
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Los secretos de La Colmena [Libro 2]
FantasyHan pasado 7 meses desde el ataque al panal, muchas cosas cambiaron en el internado, por sobre todo la seguridad y el accesos. Luriel Gianti e Iracema Asturia se van a encontrar con mil desafíos más. ¿Serán capaces nuestra Guerrera y el Cario de co...