De brujas y hechiceros

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Hisa 17:45

—Thalia, Luriel no me contesta. Y no sé a quién más contarle esto.

Thalia 17:45
—¿Qué pasó Pato?

Hisa 17:45
—Estoy encerrada en ni cuarto desde las 16:00, a las niñas les pareció gracioso, el tema es que no me hacen caso, ya avisé a la rectora, a la profe guía, a Griselda de servicio, nadie me atiende.

Thalia 17:45
—¿Nadie te atiende? ¿Probaste llamar?

Hisa 17:46
—Thalia, no tengo 10 años, obviamente lo primero que hice fue llamar, por cierto, mamá tampoco me contesta, ni papá.

Thalia 17:46
—Aguarda, voy en camino.

Me pongo de pié de golpe, y esa fue una mala elección, me mareo en el instante en que lo hago, y cuando estoy por caer, los brazos de Cariem me toman rápidamente ¿ En qué momento entró a la habitación?

—Más despacio Thalia... —susurra y mi cuerpo entero se estremece recordando todo lo que hice con este hombre.

Pero me apresuro a separarme de él, la preocupación gana a la calentura.

—Debo ir al bloque hexagonal... —digo en lo que me apresuro a sentarme en una silla e intentar ponerme los Zapatos, pero ni agacharme puedo.

Cariem vuelve a acercarse, toma mi Zapatos y con delicadeza me lo coloca, yo muero de la vergüenza al verlo a los ojos, porque no lo esperaba, aunque me gusta verlo de rodillas delante de mi.

—¿Por qué quieres ir al bloque hexagonal? —pregunta mientras se pone de pie.

—Hisa, me dijo que la encerraron en su habitación, que ha intentado comunicarse con los guías, pero nadie la atiende.

—Eso si es raro... —Cariem me ayuda a ponerme de pie y va hasta su armario en busca de un chaleco y se lo coloca.

—¿Qué haces? —pregunto confundida mientras doy algunos pasos hacia la puerta.

—Voy al bloque hexagonal y tú te quedas a dormir. Es una orden —dice apuntandome en lo que se adelanta.

—No estamos en la cama Cariem. —hablo enojada y él me mira con sorpresa, sus ojos se encendieron de sorpresa a causa de mi desafío y da unos pasos hacia mi, yo retrocedo, y trago fuerte al verlo —. Es mi hermana la que me escribió y no me voy a quedar aquí.

—Eres terca, definitivamente... —se acerca a mi oído y yo tiemblo al sentir el calor de su cuerpo —. Pero ni bien te recuperes y si sigues cerca mío, voy a tener que darte un castigo por hablarme así. Tienes suerte de estar frágil, conejita. 

¿Cómo explicar que me hizo sentir cada parte de mi cuerpo con su voz? Mi mente explotó con su tono de voz, y la imagen de todo lo que sé puede hacer sentirme con su cuerpo. 

Lo miro a los ojos, y no sé que decir, pero si sé que no voy a retroceder y que coy a ir al bloque hexagonal, sea como sea, estoy por decirlo, aún en esa corta distancia, pero me interrumpe la puerta de la habitación abriéndose en el preciso momento en que Anastasia queda mirándonos más con deseo que con sorpresa. 

—¡Ufff! ¿Cómo le explico a mis hormonas que ustedes dos sólo están hablando y aún así se ve todo muy sexy y caliente?

Los secretos de La Colmena  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora